La doble ventaja del descarte de aceite de cocina: menos contaminación y más divisas

Con el sistema de recolección de aceite usado, los ciudadanos de Paysandú podrían desechar potencialmente unos 100.000 litros de aceite usado cada año. Esto representaría una significativa disminución de la contaminación del río Uruguay –porque allí van los descartes– y podría redundar en el ingreso de miles de dólares en divisas al país, mediante la exportación del biodiesel de aceite usado, que tiene un mayor valor comercial. La quinta parte de cada litro de aceite usado se convierte en un residuo que hasta ahora casi no tenía solución de reciclaje en el país. Ese residuo termina en el sistema de saneamiento, obstruye su funcionamiento y contamina el agua.
Pero con este programa comenzará a cambiar esa realidad. Así lo explicó a EL TELEGRAFO el gerente comercial de ALUR, Pablo Cabán, quien detalló además el proceso que lleva el aceite usado de cocina desde que el ciudadano lo descarta en alguna de las 22 máquinas –una de ellas instalada en el Mercado Municipal de Paysandú– hasta que se completa un tanque de 20.000 litros para exportar a Holanda.
UN SISTEMA “INTELIGENTE”
El proceso comienza con la entrega a los vecinos de un recipiente verde, de fibra de vidrio, con capacidad para almacenar un litro de aceite. Eso ya se está haciendo casa por casa en Paysandú, para que en cada hogar se acumula el aceite usado. Luego se lo deposita en la parte superior del contenedor y el recipiente funciona como llave para abrirlo y obtener otro igual, pero vacío.
Los contenedores son “inteligentes” y van enviando información de los recipientes. Cuando estén próximos a llenarse, ALUR realiza la recolección y reemplazo con recipientes vacíos para que el proceso continúe. El contenedor solo funciona con el recipiente que se distribuye a tales efectos; no sirve otro tipo de envase.
LA HORA DEL CAMBIO
“Cuando el contenedor de botellas con aceite está completo, se activa un chip que envía un aviso a la planta señalando que ya tiene todas las botellas que puede recibir y hay que hacer el recambio. Luego viene el camión recolector y cambia los envases llenos por vacíos. Eso se consolida y se lleva a la plata de biodiesel de ALUR en Montevideo, donde se procesa”, dijo el jerarca.
“Una vez en la planta, se hace un proceso de filtrado, se homogeneiza y se sacan los residuos sólidos de fritura que puedan quedar, porque la planta procesa líquidos. Luego se hace una reacción química con metanol, mediante un reactor se realiza un proceso de temperatura y aireación para unificar la masa. Tras el proceso, se transforma en biodiesel, que es enviado a Ancap o se exporta a Europa, particularmente a Holanda, donde se paga muy bien, porque lo consideran un combustible de segunda generación, ya que no hay que gastar tanta energía en hacer la primera parte del proceso. El aceite ya se gastó y ese es el ahorro energético que hay y es un plus medioambiental”.
MUCHAS VENTAJAS
Comparando con datos históricos, en 2015, se reciclaron 318.000 litros de aceite, evitando la contaminación de 318 millones de litros de agua (si se hubiese vertido al desagüe). La producción de biodiesel a base de aceite reciclado fue de 318.000 litros. Se redujo la cantidad de emisiones de gases contaminantes: 758.000 kilos de CO2 menos a la atmósfera. Esta cantidad equivale a las emisiones de 244 vehículos circulando durante un año o al crecimiento anual de 422.000 árboles.
Los beneficios de este emprendimiento serán varios. Particularmente, generar menos residuos y evitar la contaminación del agua, ya que un litro de aceite usado puede contaminar hasta mil litros. También producir energía menos contaminante. A partir del reciclaje del aceite se produce biodiesel que, al utilizarse en reemplazo del gasoil proveniente de combustibles fósiles, se reduce hasta el 80% la emisión de gases de efecto invernadero.

(Más información en edición impresa)