Un sorprendente Juventud Unida, descendido, le aguó la fiesta a Bella Vista al vencerlo por 3-2 en un partido cambiante, intenso y dramático, que dejó a los papales sin la posibilidad de jugar una finalísima por el Torneo Clausura. La Juve hizo un gran primer tiempo, en el que sacó dos goles de ventaja, bajó su rendimiento en el segundo tiempo y, con el empate alcanzado por el papal y con un hombre de menos, encontró la victoria en una de las últimas jugadas del encuentro.
Apenas pasaban diez minutos del desafío y Juventud Unida ya ganaba 2-0: cuando Bella Vista pretendía imponer su ritmo, el local en dos jugadas rápidas encontró los dos goles. En primera instancia, Carlos Alegre definió de primera en el área chica una pelota que le bajó Diego Peláez; y poco más tarde, desde un córner Peláez conectó un gran cabezazo que dejó sin asunto a toda la defensa papal. Nervioso y sin norte, Bella Vista jamás le encontró la vuelta al partido en ese primer capítulo, más allá de un tiro en el palo. Juventud Unida, bien abroquelado en defensa, jugaba al ritmo de un gran Brian Díaz. Las contras de la Juve siempre parecían terminar en gol.
Por jerarquía y plantel, estaba claro que la visita iba a probar otros mecanismos para mejorar lo hecho hasta el momento. Con cambios ofensivos, Bella Vista salió de otra forma a jugar el complemento y forzó los peores momentos de Juventud Unida. Descuento de Bruno Sampayo, que ingresó en el segundo tiempo, en el minuto 63, y dos más tarde, expulsión por doble amarilla de Pablo Antúnez en Juventud. A partir de ahí, el papal fue una tromba que concluyó con la igualdad a través de un penal rematado por Mauro Caratte en el 83.
De cualquier modo, Juventud Unida, que conservaba el buen trato de pelota pese a la inferioridad numérica, continuó animándose a atacar. Es así que en el minuto 90 tuvo un tiro libre al borde del área que Bryan Fort facturó al palo del arquero para locura de la parcialidad verdolaga.
