En los campos del litoral, la disponibilidad de forraje es muy variable a causa de las lluvias

Prácticamente finalizado el primer mes de 2018, la situación forrajera en los departamentos del litoral del país es muy variable. Mientras en algunas zonas del departamento de Paysandú las lluvias superaron los 200 milímetros, y los campos están verdes y con buena pasturas, hay zonas de Salto y Artigas que están pelados o con pasto amarillo a causa de la escasez de precipitaciones.
“Hay una gran variabilidad entre zonas en los departamentos de la región, pero también dentro de Paysandú mismo, fundamentalmente en cuanto al régimen de lluvias”, manifestó a EL TELEGRAFO, el ingeniero agrónomo Rómulo Cesar, técnico en Paysandú del Instituto Plan Agropecuario.
De acuerdo con datos aportados por la Estación de Meteorología de Paysandú, ubicada en el Aeropuerto Chalkling, en diciembre llovió 120 milímetros, cuando el promedio del mes es 115. La particularidad –que se apreció en todo el departamento y la región– es que, entre el 23 de diciembre y el 13 de enero, las lluvias fueron insignificantes y hubo altas temperaturas.
El 23 de diciembre llovió 30 milímetros. Pasaron 22 días para que volviera a llover en forma significativa y cayeron 134 milímetros entre el 13 y 15 de enero. En esos días, en varias zonas de Salto y Artigas no llovió, lo que acentuó la situación de déficit hídrico que hasta hoy persiste. En Paysandú, hasta este domingo y según Meteorología, las lluvias de enero totalizan 195 milímetros.
Una de las zonas complicadas del departamento es el Este, “donde las lluvias han sido bastante menores que las registradas en el ejido de la ciudad y zonas como Quebracho, Guaviyú y Santa Blanca, que se han visto más favorecidas con las lluvias verificadas a partir del 13 de enero. No es tan así el panorama cuando uno se aleja un poco”, aclaró el profesional. “Para marcar un límite geográfico bien arbitrario”, señaló que a partir “aproximadamente del kilómetro 120 de ruta 26, ha llovido bastante menos, lo que coincide con los suelos superficiales de basalto”.
Cesar explicó que la situación “es bastante heterogénea con relación al color de los campos y el amarillamiento que se aprecia al norte del departamento de Salto, comparado con lo que es la zona norte de Paysandú, y va de la mano con lo que es la disponibilidad de forraje, que es un elemento clave en los campos”.
Similar a esa situación de la ruta 26, “pasa para la zona de Merinos, Cuchilla del Fuego”, explicó. Precisamente el pasado jueves visitó un campo entre Piñera y Merinos, en donde las precipitaciones de enero no alcanzan a los 20 milímetros, que es buena referencia para entender la situación, ya que hay varias zonas más cercanas a la ciudad de Paysandú, en donde superado los 220 a 230 milímetros en el acumulado del mes”.
“A eso le debemos agregar”, indica el técnico del Plan Agropecuario, que la variabilidad “entre predios ha existido siempre, porque hay zonas en donde ha llovido 120 milímetros, tienen campos con más pasto y otros con menos, situación similar para aquellos que recibieron entre 20 y 30 mm”. Y agregó que en zonas “donde ha llovido entre 30 o 40 mm. pasa lo mismo. “A pesar de que llovió poco y están con carga ajustada, si bien falta bastante el agua, la condición general de los animales y las pasturas sigue siendo aceptable”.
Manifestó que hay otras situaciones “en las que no es tan así y la disponibilidad de pasto es menor, con animales que están comenzando a sentir esa situación”. A esto se le debe sumar el panorama de las aguadas naturales, especialmente en las denominadas cañadas falsas, “que en muchos lugares de esas zonas del departamento se siente fuertemente, porque entre diciembre y enero llovió por debajo del promedio”.
TOMAR DECISIONES
El técnico del Plan Agropecuario sostiene que en estos momentos se debe tener muy en cuenta el rodeo de cría y, al período actual de época de servicio, “que es cuando se deben tomar decisiones importantes y los resultados esperables mejoran”.
Reconoció que “este verano ha sido más complejo que años anteriores. A esta misma época, pero de años anteriores, estábamos con muy buen régimen hídrico y el crecimiento de las pasturas siempre estuvo por encima del promedio”.
Comentó que visitó el jueves un establecimiento que aplicaba la herramienta de destete no precoz. “Es un destete temprano a partir de los 100 kilos de los terneros”, señaló. “Pero nos consta que en otras situaciones se está haciendo el destete precoz y también en rodeos con el ternero al pie de la madre”, dijo.
MEDIR EL PASTO
Para el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín, algo sencillo y práctico, pero además clave y que los productores pueden implementar “es evaluar el crecimiento del pasto y el estado del campo natural, midiendo la altura del pasto”. El coordinador de la Regional Litoral Norte del Plan Agropecuario, que comprende los departamentos de Paysandú, Salto y Artigas, y presidente de la Mesa de Campo Natural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, expresó que los productores “pueden medir con una regla la altura del pasto” y recoger un dato que establece “el resultado de la carga que utilizamos”.
Entiende que algo “tan simple como medir la altura del pasto –la disponibilidad del forraje– es un dato muy importante y es una variable que cambia a lo largo del tiempo que nos dice muchísimas cosas; el desempeño del ganado va en función a la altura del pasto. El ganado funciona bastante bien con alturas mayores a cinco centímetros y funciona bastante mal con alturas menores”, precisó.
Explicó que en donde se está trabajando con “cargas ajustadas, si bien esos predios están complicados, aún tienen bastante margen de acción, porque la disponibilidad de pasto es muy baja –en torno de tres centímetros– y todavía hay reservas de forraje”. En donde se trabaja con “carga ajustada, estos pueden ir tomando decisiones ahora que tienen mayor margen y oxígeno”. Recomendó que una buena decisión es “salir de las categorías de refugo y comenzar a justar la carga”.