Solicitada

DÁNDOLE CONTENIDO
POSITIVO A LA PROTESTA
DEL CAMPO Y LA CIUDAD
El 2018 comenzó con fuertes reclamos desde el campo uruguayo. Se pide a gritos que baje la presión fiscal, que se ha hecho asfixiante, que se bajen los costos operativos y se estimule la producción nacional, para que no siga cayendo el número de pequeñas y medianas empresas uruguayas, mientras en su lugar crecen grandes corporaciones extranjeras. Ya hubo algunas movilizaciones y es probable que pronto se articule una gran movida nacional para presionar al gobierno a tomar medidas que contemplen estas demandas, incluso después de la del martes.
Sería ingenuo descartar intereses políticos partidarios subyacentes o paralelos en estos reclamos, que se levantan como una ola de rebeldía ciudadana, va tomando forma y pretende ir más allá del rubro rural, sumando apoyos en empresarios y trabajadores en general. Esto es porque, en nuestro país, nuestro sistema democrático está basado en los partidos políticos, el voto es obligatorio y cualquier solución momentánea o de largo alcance necesita de la voluntad política para poder concretarse.
No compartimos el discurso de crítica al gobierno como si se tratara de una administración que estuviera conduciendo al país con políticas de izquierda. El desmesurado aumento del gasto público, las buenas relaciones con el PIT-CNT y el pasado guerrillero de algunas figuras de gobierno salen a relucir como pruebas de que el país está en manos de gente con ideología marxista, etcétera, que se empecina en cerrarse a los TLC y los horizontes hacia donde apuntan los países desarrollados.
Que eso es un error conceptual queda a la vista cuando observamos los mismos problemas de competitividad y falta de rentabilidad afectando a los pequeños y medianos productores de Brasil y Argentina, donde hay gobiernos que nadie calificaría como de izquierda. La verdad, por muy dura que nos parezca, es que Macri, Temer y Vázquez aplican las mismas políticas que benefician al gran capital. En los tres países crecen los latifundios de grandes multinacionales que expulsan a la familia rural. Los tres compiten para captar “inversiones” ofreciendo a extranjeros ventajas que niegan al empresario local. En resumen, el modelo económico es el mismo y los resultados son los mismos.
También en esta movida estamos uruguayos que fuimos productores en el pasado y por los mismos problemas hoy ya no lo somos, productores en actividad, obreros de la industria, obreros del campo, maestros, profesionales, agrónomos y desocupados. Todos, afectados y preocupados por este modelo económico que se aplica en el país desde muchos años atrás, pensamos que para que esta lucha no camine renga, se necesita un cambio del modelo económico neoliberal en curso. Es en este sentido que planteamos el siguiente punteo de soluciones viables y ambientalmente sustentables a estos crónicos problemas que llevan años sin solución.
1) La mayor parte de las reivindicaciones son correctas y las compartimos. En estos planteos hay soluciones que pueden ser inmediatas, a mediano y largo plazo; esto depende de la voluntad política que se logre.
2) No compartimos que los trabajadores sean parte del ajuste. Por el contrario, los trabajadores son sus principales aliados en esta lucha.
3) El problema económico no es el mismo para los medianos y pequeños que para los grandes productores. Por lo tanto, sus reivindicaciones tienen que reflejar esas distintas realidades. Lo mismo para las soluciones que proponemos u otras que, producto del diálogo, se encuentren.
4) Los problemas de endeudamiento privado no pueden socializarse, estatizarse o, lo que es lo mismo, no pueden pasarse esos endeudamientos privados a la deuda pública del país. Que el sistema financiero –tanto el público como el privado–, como corresponde, se hagan cargo de las deudas. Refinanciándolas a los grandes y medianos sin intereses o con un interés simbólico para cubrir gastos –pero no para ganar dinero–, en un plazo negociado con los productores. A los pequeños, condonar sus deudas y planificar un mecanismo de ayuda solidaria del país, para que puedan dejar de ser pequeños. Desarrollar un nuevo mecanismo de pago de las deudas que esté relacionado con los resultados de la producción para, entre otras cosas, ayudarlos a defenderse del clima.
5) El paquete de reivindicaciones tiene que plantear la modificación de la ley de inversiones extranjeras, para equiparar en exenciones e impuestos (por lo menos) a los nacionales con los extranjeros. Hoy este tema está totalmente desequilibrado a favor de los extranjeros. Esto genera que unos paguen mucho y otros muy poco.
6) La producción agrícola tiene que luchar con el clima, que juega un papel trascendental en el éxito o el fracaso. Por lo tanto, los impuestos a la producción agrícola tienen que estar atados a la producción y ganancia.
7) Crear un régimen de seguro al productor agrícola, de carácter solidario, es decir, financiado por todos. Que sea eficiente en la defensa ante una calamidad climática u otros factores fuera de control del productor. Por ejemplo, a quienes se queden sin ingreso, que le asegure un ingreso mínimo, que puede ser calculado basado en un promedio, por ejemplo, de los últimos cinco años.
8) Crear, a nivel estatal, un ente autónomo que garantice el mercado y los precios, para la producción y distribución, y la prestación de servicios de maquinaria de mediano y gran porte. Este ente deberá ser económicamente sustentable pero sin ganancias, para evitar que afecte negativamente los costos de producción. Tendrá también el cometido de reunir un equipo multidisciplinario de científicos, productores y otros actores, para plantearse un paquete tecnológico soberano y agroecológico –que nos permita superar el actual–, basado mayormente en la agricultura de los transgénicos contaminantes y dependiente del extranjero. Un solo ejemplo: cuánto incide en los costos y en nuestra soberanía agrícola el paquete tecnológico extranjero.
9) Recuperar la función social y de apoyo a la producción de los entes autónomos ya existentes (hoy mal llamadas empresas del Estado). Esto no es un juego de palabras, nuestros entes no pueden generar ganancias (impuestos escondidos) que, como sabemos, tienen un alta incidencia en los costos de producción y distribución. Sus objetivos hoy están totalmente tergiversados por las políticas neoliberales, de ahora y de antes.
10) Deuda externa: es injusto que tengamos que hacernos responsables de una deuda ilegítima. Para esto necesitamos encarar un mecanismo de auditar la deuda, para determinar su parte legítima. No podemos aceptar que la actual deuda del estado uruguayo, de más de 50. 000 millones de dólares, sea totalmente legítima. Pensamos que una parte importante se mal utilizó u ocurrieron otros fenómenos. Determinar esta cuestión –en qué se utilizó y cómo– será responsabilidad de la auditoría que planteamos. Mientras tanto, declarar al país en moratoria temporal de pagos, para dar tiempo a que la auditoria se concrete.
11) Encarar una reestructura del Estado, coordinada con los trabajadores, con el objetivo de elevar su eficacia y reducir sus costos. ¡A juntar fuerzas, campo y ciudad, ciudad y campo! Dialoguemos nuestros problemas e inquietudes, aunemos nuestros criterios para encarar sin beligerancia, pero con firmeza y democráticamente, las alternativas de soluciones y lograr el necesario y equilibrado desarrollo de nuestro país.
Gilberto José Cora –
empresarioNelson Eduardo Gutiérrez – exproductor granjero,
obrero jubiladoMarceliano Raúl Ramírez Hernández – Jubilado ruralLincoln Leonel Ramírez – Comerciante Gustavo Baglivo Molinelli – exproductor apícola y
horticultor orgánico.Aníbal Jaén –
jubilado bancario