Chau Mundial

¿Quién no se había hecho ilusión? Todos de alguna manera nos habíamos hecho la película de un Uruguay campeón del mundo en Rusia, viendo a Diego Godín levantando la copa en lo más alto. Pero no. No podrá ser, no por ahora
Francia nos despertó del sueño y lo hizo utilizando la receta uruguaya: con un gol de pelota quieta y otro aprovechando un error. Un 2-0 a favor de los galos justificado, que les permitirá ahora jugar las semifinales de la Copa del Mundo.
Desde la victoria ante Portugal, por 2-1 en los octavos de final, estaba la expectativa de que el delantero Edinson Cavani –lesionado en ese cotejo– llegara para este duelo. Con el correr de los días, quedó descartado para ingresar como titular y en su lugar se anunció a Cristhian Stuani. Y, cuando todo lo daban para al menos estar en el banco, ni siquiera eso. Y la baja del salteño, en definitiva, se sintió.
Uruguay fue maniatado por un rival que tuvo más la pelota, que manejó los tiempos y que copó todos los sectores de la cancha, aunque tampoco resultó ser una fuerza abrumadora. La Celeste nunca se encontró a gusto y jamás entró en partido. Las variantes en el segundo tiempo no surtieron efecto y el equipo languideció en los últimos instantes, a sabiendas de que ya nada podía hacerse.
Dentro de un marco de paridad, Uruguay se apostó en su sector defensivo, muy cuidadoso de la velocidad de Kylian Mbappe, cerrando bien los caminos hacia su arco.
Rodrigo Bentancur tuvo un buen arranque y por él pasaba el fútbol de un equipo celeste que tuvo alguna interesante incursión ofensiva. Siempre quedó la sensación de que si Uruguay atacaba más, se hubiera estado más cerca de seguir de largo. Stuani se desgastó en bajar –no es Cavani, queda claro– y Luis Suárez siempre estuvo muy solo y poco pudo hacer.
La apertura del marcador arribó cerca del final del primer tiempo. Primero, error de Bentancur en querer jugar una pelota de espaldas y no reventarla cuando tenía marcas detrás. Al perderla, hizo falta. Antoine Griezmann la colocó con maestría en el área y Raphael Varane, libre de marca, conectó de cabeza para vencer a Fernando Muslera. Un gol de pelota quieta, a lo Uruguay. Antes del descanso, los celestes estuvieron cerca del empate –la ocasión más clara en todo el encuentro– con un cabezazo de Martín Cáceres, que sacó en gran forma el arquero Hugo Lloris.
Herido, Uruguay se animó a adelantarse un poco en la cancha en el complemento, pero con el freno de mano puesto: Mbappe y la velocidad de otros franceses hacían temer una contra letal. Pero no fue necesario.
Poco después de que Tabárez mandara sus primeros dos cambios –el sanducero Maxi Gómez y el “Cebolla” Rodríguez–, Muslera se comió un gol que terminó de sepultar las aspiraciones uruguayas. Un remate al medio del arco de Griezmann se le escurrió de las manos al golero celeste. Iban 61 minutos.
Demasiado para un conjunto que remó en dulce de leche durante todo el partido y que jamás estuvo cerca de descontar. La mayor virtud de Francia estuvo en la posesión, bien utilizada para mantener la diferencia.
Los celestes apelaron a los centros pero tampoco: los galos, fuertes también en esa variable, no se dejaron sorprender.
El llanto de Josema Giménez poco antes del pitazo final ejemplificó la desazón de una selección que estaba en Rusia para más. Para llegar a lo más alto. Pero no, no por ahora.