Camila Cabrera hace historia como referee de rugby

Unos días antes de cumplir 23 años, Camila Cabrera dio un paso importante en su carrera como árbitro de rugby, al dirigir un encuentro oficial en M19 entre Círculo de Tenis y Old Christians. Luego de iniciarse en el referato en duelos de femenino y de juveniles, ahora esta hija de sanducero sabe con certeza que se encuentra por el buen camino.
En un país en el que el rugby femenino recién está tomando forma, lo de Camila es un hito al convertirse en la primera mujer en comandar un partido de esa categoría en varones y ya pensando en seguir de largo hasta llegar a la Primera División.
Su amor por este deporte se despertó cuando acudía a los partidos que su padre –Orgelio Cabrera– jugaba en Trébol como wing. Él le enseñó las reglas y la técnica del pase con la pelota. “Lo hacía con una pelota de fútbol americano” relató, y explicó que era así porque se trataba de un balón más pequeño y más manipulable para una niña. “Siempre me interesó (el rugby), por más que a veces de chica no entendía nada”.
Camila recién pudo jugar al rugby a partir de 2015 cuando ingresó a la Facultad de Veterinaria y se sumó al equipo femenino de ese centro de estudios. “Resulta que un día los del equipo masculino fueron a reclutar jugadores y se encontraron con que muchas gurisas estaban interesadas en jugar. Ahí arranqué; fui una de las fundadoras de Veterinaria. Con ellas estuve hasta fines de 2016, y luego por un tema del grupo el equipo se dividió. Las que nos fuimos volvimos a rearmar Champagnat, que fue el primer club en tener femenino y que se había disuelto. Se volvió a formar con nosotras en 2017”.
Pero antes, en el inicio de 2016, Camila se rompió la rodilla en un torneo y se le “prendió la lamparita del arbitraje”. “En el momento no me interesaba como ahora y lo veía como una forma de mantenerme dentro de una cancha. La cuestión fue que me di cuenta que me gustaba más arbitrar que jugar” contó la referee aún sorprendida por ese hallazgo de vida. Cuando ya estaba en Champagnat y se había recuperado, se “suponía” que tenía que seguir detrás de la ovalada; sin embargo, se sintió mucho más “contenta” en el centro de la cancha arbitrando. “Y ahí quedé”.
El curso para iniciarse en el referato lo realizó en la Unión de Rugby del Uruguay (URU) justo en un momento que se abría dos cupos para el rugby femenino. Enseguida comenzó a arbitrar partidos entre mujeres –que suelen ser de seven– y ya al año siguiente estaba pitando compromisos de las divisiones juveniles masculinas. “Son mundos diferentes. Cambian muchas cosas”, comparó Camila entre el deporte jugado por uno y otro sexo. El rugby “es un deporte que si no lo conocés no entendés nada. Tiene muchas reglas, muchas subreglas, cosas chiquitas. Implica mucha atención y concentración para seguir la jugada, intentar siempre anticipar a lo que se va a venir”, analizó Camila respecto a la labor de comandar un partido.
“ME DIVERTÍ”
Camila, que cumplió 23 el pasado 21 de marzo, ya no hace veterinaria sino que ahora está dedicada a estudiar neurofisiología clínica. El sábado 16 lo recordará por siempre al ser convocada para arbitrar por primera vez un cotejo en M19, una categoría que ya se considera entre las mayores.
“Me enteré por un compañero (de la designación); no había visto las modificaciones. Era el primer partido que me tocaba del campeonato, recién arrancando el año y ya con un M19. No son inferiores pero tampoco Primera División, ya no son niños pero sí tienen un nivel de juego mayor (a los juveniles). Muchos jueces comparten que es la división con más cosas para arbitrar, donde pasan las situaciones más inauditas. Por la edad de los chicos”.
“Me sentí bien. El objetivo principal era mantener la concentración para hacer un buen partido. No ponerme en la tesitura de cobrar todo. Realmente me gustó y me divertí”, continuó la referee en relación a esa primera prueba en M19 entre los equipos de Círculo de Tenis y Old Christians.
Camila dijo que este suceso “tuvo muchas repercusiones por todos lados” pero que aún no “entiende” demasiado sobre lo que logró.
Sí reconoció que “sería genial” que esta nominación sirva para romper tabúes en el deporte local, al tiempo que espera que más clubes sumen el rugby femenino entre sus disciplinas. Y, por supuesto, “la idea es llegar algún día a Primera”.