En Tarariras, una fiesta con tribunas seguras

TARARIRAS (enviado especial). La primera final de la Copa Nacional de OFI disputada en Tarariras tuvo el clima de fiesta que merecía. El escenario del Club Peñarol de esa ciudad del departamento de Colonia lució con todo esplendor: prolijo, agradable y con un campo de juego en perfectas condiciones.
Las dos tribunas prefabricadas colocadas sobre una esquina de la cancha para la parcialidad de Paysandú, no presentaron ninguna dificultad y echaron por tierra los temores de algunos respecto a la seguridad que brindaban. Los hinchas sanduceros coparon esas gradas y le pusieron todo el color: banderas blancas y de Paysandú, bombos, humo blanco y un trapo que rezaba: “Dueños del Interior”. Al final, festejaron ruidosamente: 500 que superaron en algarabía a los más de 1.500 locales.
Del otro lado, enfrente a las cabinas de transmisión, donde se ubican las tribunas de hormigón, los aficionados de Colonia coparon todos sus sectores y en los que predominó el rojo. Con bombos y gritos constantes, también desplegaron sus banderas, como la que decía “Al rojo vivo”, como para dejar en claro cuál era el color preferido por estos hinchas.
El público comenzó a llegar hasta dos horas antes del inicio del partido, también los ómnibus que arribaban desde Paysandú. El escenario de Peñarol tararirense ya se mostraba temprano con su mejor cara. Momentos antes del pitazo de arranque, llamaba la atención la cantidad de personas que había dentro de la cancha: personal del estadio, funcionarios de OFI, trabajadores de la televisión, de la radio, dirigentes, agentes de seguridad y quizá algún colado.
Unos fuegos artificiales marcaron el ingreso a la cancha de los equipos, que entraron juntos y formaron detrás de un arco al estilo de los torneos internacionales, con el trofeo de la Copa de OFI allí cerca, sobre un soporte, a la que nadie quería tocar y casi ni ver. Como para no mufar el destino.