Solicitada

HORMIGONADO PARCIAL DE UNA CUADRA EN 2019
El 11 de febrero se vieron en la esquina de Ituzaingó y Dr. Luis A. de Herrera a los primeros obreros de la empresa hormigonadora de la ciudad, marcando con pintura las partes que iban a hacer de nuevo hasta 25 de mayo. El 18 de febrero empezaron a cortar el hormigón viejo en las marcas donde iban a hacer el nuevo. Y en eso estuvieron hasta el 25 de febrero. Día en que pusieron entre otros, un tacho de 200 litros en el medio de la calzada, justo enfrente a la puerta de mi garaje. Del 26 de febrero en adelante empezaron en la senda oeste a romper el hormigón dentro de las marcas con una punta de acero que oficiaba como martillo neumático puesta en la punta del brazo de un bobcat. Hasta que llegaron rompiendo a mi garaje, frente al cual fueron tirando parte del hormigón roto. Cuando empezaron a cargarlo en las volquetas, muchos de esos pedazos de hormigón viejo, cayeron sobre la entrada de mi garaje y rompieron parte de ella.
Las volquetas, una vez dejadas por el camión, las arrastraba el bobcat hasta empujarlas contra el cordón. De esos empujones resultaron rotos los cordones de vereda en múltiples lugares. Varios de ellos, justo frente a mi casa y la de mi vecino al norte. Ese día 26 dejaron frente a mi garaje cantidad de escombro. Y el 27 de febrero tenía ocupando la tercera parte de la salida del garaje, una excavación de 8 metros por 4 y unos 70 centímetros de hondo. Como no me avisaron que iban a hacer eso, me quedaron los autos secuestrados dentro del garaje.
Le avisé a la arquitecta de la Intendencia encargada de la obra e hice una nota en canal 4 y unos “cortocircuitos”. Entonces vinieron a poner unos pedazos de chapas de madera aglomerada sobre la punta del hueco para que pudiera sacar los autos. Pude sacar uno chico que pesa unos 600 kilos, pero el otro que pesa unos 1.400 kilos imposible, porque esas partes de chapones de compensado no iban a aguantar y se me iba a quedar una rueda del auto metida en ese tremendo hueco. De estas situaciones contra los vecinos, de la falta de compactación de la base de tosca de los huecos a hormigonar y de que tampoco vibraban el hormigón al volcarlo, di cuenta en mis audiciones de principios de marzo.
El 5 de marzo hormigonaron frente a mi casa, sin compactar la base y sin vibrar el hormigón, tal como venían haciendo lo anterior. Ese día 7 de marzo apareció por primera vez en la obra un vibrador de hormigón y un pisón neumático manual (pata-pata) para compactar.
Del 8 al 11 de marzo tenía frente a mi garaje un montón de tosca además de uno de los tachos de 200 litros con cintas amarillas de “pare”. El auto que había podido sacar quedó siempre afuera, pero el otro pesado seguía secuestrado en el garaje.
El 17 de marzo llovió y quedó a la vista y limpio todo el destrozo que habían hecho en el cordón de la vereda. El 22 de marzo apareció una máquina tipo “Caterpillar” con una punta para romper el hormigón. Máquina inapropiada para trabajar junto a casas de muros portantes por la vibración que producía. Llamé a la arquitecta encargada de la obra por la IDP y le di cuenta de lo que pasaba. Esa máquina fue sustituída. El 23 de marzo se vieron los destrozos que habían hecho en los árboles con las máquinas y las volquetas.
Alrededor del 27 de marzo empezaron a liberar las sendas. Pero quedó todo lleno de tierra, vivimos entre una nube de tosca volando. El 31 de marzo, viendo que nadie venía a barrer la mugre de la calle de tierra y hojas pegadas, me puse a limpiar yo con herramientas manuales. El 6 de abril me tuve que poner a lavar con la hidrolavadora. Agua y corriente mías. Hasta ahora, la mugre nos avanzaba. Nadie vino a limpiar.
Contra la tapa de saneamiento que hay en el cruce de Ituzaingó y Herrera hubo una baliza unos nueve meses marcando un pozo grande junto a una tapa. Durante todo este tiempo hicieron ¾ partes de la bocacalle con hormigón nuevo.
Pero se fueron de licencia la semana de turismo y dejaron balizas en el mismo lugar, pero además dos enormes zanjas que atraviesan calle Herrera y hacen saltar los vehículos que pasan con los peligros consecuentes.
En consecuencia: la contratista de las obras es la Intendencia y el contratado es la empresa. Las empresas tienen que obtener ganancia de sus trabajos. Lucro que le dicen. Y muchas veces se apuran mucho y se le quedan por el camino muchas exigencias elementales de los pliegos de condiciones de las licitaciones, si es que las hay. Pero la que tiene que vigilar y controlar que la empresa cumpla con los pliegos y ni que decir con las mínimas exigencias lógicas del tipo de obra que sea, es el contratista. En todos estos casos: la Intendencia. Dudamos que en los estudios de arquitectura esté la construcción de calles, caminos o carreteras. Pero limpiar la mugre lo sabe cualquiera. Seguimos esperando a las cooperativas del barrido.
Para hacer obras también hay que saber, además del tema que se trata, tratar bien a los vecinos causándoles las menores molestias posibles. Esta administración municipal está mostrando que esa materia la tiene pendiente. Ramón Appratto Lorenzo