Preocupa alta mortalidad de terneros a causa de enfermedades en la primera semana de vida

Un estudio publicado en el último número de la revista INIA correspondiente a junio, sostiene que “la incidencia de enfermedades e incluso la muerte de terneros durante las primeras semanas de vida alcanza valores significativos en establecimientos de nuestro país”. Para responder a esa problemática “existe una serie de medidas de manejo disponibles que pueden impactar positivamente en el bienestar animal y la dinámica de los rodeos”, afirma.
El artículo escrito por los médicos veterinarios Carlos Omar Schild, Franklin Riet-Correa, Federico Giannitti y Rubén Darío Caffarena, observa que en Uruguay “la tasa de mortalidad de terneros” es del 15,8 % lo que consideran “alta” y “supone para Uruguay una pérdida de 41.000 terneros anualmente entre el parto y el desleche”. Pero “es posible para los productores uruguayos disminuir la mortalidad de terneros. A nivel nacional, una reducción de estas tasas al 5 % implicaría un ingreso adicional de 17.000 terneros al sistema lechero”.
La supervivencia de los terneros “depende de muchos factores tales como las prácticas de manejo, el personal, la higiene y el ambiente, la nutrición, el estado inmunitario, y la presencia de patógenos, entre otros”, aseguran.
Lo concreto es que a corto plazo muchas de estas enfermedades culminan con la muerte de animales, y los terneros que enferman y no mueren suelen padecer un retraso en el crecimiento, con mayor permanencia en las guacheras y, por ende, mayores gastos en insumos necesarios para deslecharlos.
A largo plazo, las terneras que cursaron alguna enfermedad en la crianza suelen llegar más tarde a su primer servicio y tener una menor producción en su vida adulta, principalmente en la primera lactancia. Además, la muerte de terneros tiene una implicancia directa en el crecimiento de los rodeos, ya que afecta la tasa de reposición propia, con impactos negativos en el bienestar animal.
La supervivencia de las terneras y, por ende, gran parte del éxito en la crianza depende de muchos factores tales como las prácticas de manejo, el personal, la higiene y el ambiente, la nutrición, el estado inmunitario, y la presencia de patógenos, entre otros.
En un estudio representativo del rodeo lechero nacional realizado entre 2015 y 2016 por veterinarios de la Plataforma de Investigación en Salud Animal de INIA, con la ayuda de más de 50 veterinarios locales, en 225 tambos uruguayos ubicados en los departamentos de Florida, San José, Colonia, Río Negro, Canelones y Paysandú, se evaluaron indicadores de mortalidad de terneros desde el nacimiento hasta el desleche y varios aspectos relacionados a la crianza.

LOS DATOS
La tasa de mortalidad total promedio desde el nacimiento hasta el desleche en el período julio 2013 a junio 2014 fue de 15,8 %, con un mínimo de 2,4 % y un máximo de 55,6 %. Esto incluye, por un lado la mortalidad perinatal, que son las muertes que ocurren alrededor del parto, durante el mismo y en las primeras 48 horas de vida.
Y por otro lado, la mortalidad en la crianza, representada por las muertes que ocurren posteriormente, desde el tercer día de vida inclusive hasta el desleche, que en este estudio fue en promedio a los 73 días. Sin embargo, creemos que estos valores están subestimados, ya que un 18% de los productores encuestados no llevaba este tipo de registros, y solo el 30 % tenía registros completos de la información.
Otro dato interesante de la encuesta es que en el 89 % de los establecimientos las muertes ocurrieron principalmente durante las primeras tres semanas de vida, siendo los principales síntomas clínicos manifestados por los animales enfermos: diarreas en el 95 % de los establecimientos, tos, o dificultad para respirar en el 58 % e inflamación del ombligo (onfalitis) y de las articulaciones (artritis) en el 18 % de los establecimientos.
En otros dos estudios también llevados a cabo en INIA en el mismo período que incluyeron 271 terneros lecheros con diarrea de aproximadamente 30 establecimientos, los agentes encontrados con mayor frecuencia y distribución fueron cryptosporidium, y rotavirus, con participación de salmonella enterica, escherichia coli y coronavirus bovino en algunos predios. Muchas prácticas de manejo relacionadas a los cuidados peri y neonatales y a la cría de terneros se realizaban incorrectamente en una alta proporción de los tambos encuestados, entre las principales se encuentran: la cantidad de recorridas diarias en el preparto, el método de calostrado, la limpieza y desinfección de los elementos usados para alimentar y/o alojar a los terneros, la cantidad de leche o sustituto lácteo ofrecido a los terneros diariamente y el manejo de los animales enfermos, los cuales permanecían en el mismo ambiente junto con los sanos, entre otras.

PÉRDIDA DE 41.000 TERNEROS
La tasa de mortalidad total de terneros registrada fue alta (15,8 %), la cual, hipotéticamente, supone para Uruguay una pérdida de 41.000 terneros anualmente entre el parto y el desleche.
Valores de mortalidad de terneros del nacimiento al desleche (perinatal y durante la crianza) menores o iguales al 5 % son consideradas bajas y en nuestro estudio un 20 % de los establecimientos tenía tasas en ese rango. Esto significa que es posible para los productores uruguayos disminuir la mortalidad de terneros. A nivel nacional, una reducción de estas tasas al 5% implicaría un ingreso adicional de 17.000 terneros al sistema lechero.

PRÁCTICAS DE MANEJO
Para lograr disminuir las tasas de mortalidad deberíamos, principalmente, enfocarnos en el uso de buenas prácticas de manejo como: a) aumentar la frecuencia de vigilancia de los partos y cuidados del neonato, b) realizar un correcto calostrado, lo que implica administrar al menos cuatro litros de calostro de buena calidad (concentración >50 g/L de IgG o más de 22° Brix) lo antes posible luego del parto (idealmente antes de las seis horas de vida) sistemáticamente a todos los terneros, c) vacunar a las madres con dos dosis (al secado y en el preparto) de vacunas para prevenir las diarreas neonatales y neumonías en terneros a través del calostro, ya que son los síndromes más observados asociados a muertes de terneros, d) contar con personal capacitado y motivado que dedique el tiempo necesario para cuidar y criar a los terneros, e) asegurar una nutrición adecuada y balanceada, tanto líquida como sólida, durante toda la crianza, y f) extremar la higiene limpiando y desinfectando diariamente los alimentadores y otros utensilios en contacto con los terneros.
De esta manera estaríamos fortaleciendo el eslabón más débil en la cadena de la producción láctea: la cría de terneros saludables; la mejor herramienta para mantener o aumentar el stock ganadero propio y/o generar superávit de terneras/os para la venta.