Interés por el clima

En esa lucha constante que ha planteado el cambio climático, y que algunos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quieren negar, en la que por momentos no parecen haber avances, esta semana surgió la buena noticia de que la financiación climática para los países en desarrollo ha crecido hasta alcanzar la nada despreciable cifra de los 71.200 millones de dólares.
Así se desprendió del último informe divulgado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en base a datos de 2017: los aportes respecto al anterior, crecieron en un 21,5%. De esos 71.200 millones, más del 75% es financiación pública.
La ayuda financiera para los países menos ricos es una de las patas fundamentales de los acuerdos internacionales contra el calentamiento. Y el compromiso que adquirieron hace casi una década los Estados desarrollados era llegar a “movilizar” 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. En 2025, dentro del nuevo marco fijado por el Acuerdo de París, este objetivo se tendrá que revisar al alza.
Desde 2013, el primer año de la serie, el incremento de fondos públicos fue del 44 % hasta 2017 y del 13,3 % para los privados. El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, consideró en un comunicado que el objetivo de 100.000 millones de dólares (90.000 millones de euros) anuales para 2020 se puede alcanzar, pero “tenemos que aumentar urgentemente nuestros esfuerzos”. En 2017, un 73 % del dinero iba destinado a actividades que mitigan el cambio climático y el 19 % para acciones de adaptación.
Durante la reunión especial que se celebrará el próximo lunes 23 de setiembre en la sede de Naciones Unidas en Nueva York y en la cumbre anual del clima que se celebra este año en Santiago de Chile en diciembre los progresos en financiación climática serán uno de los puntos que se discutirán.
La OCDE lleva varios años realizando este tipo de informes de seguimiento de la financiación climática, un asunto siempre polémico. Los Estados desarrollados, que desencadenaron el problema del calentamiento global con el uso intensivo de los combustibles fósiles que emiten los gases de efecto invernadero, resaltan los esfuerzos que realizan para movilizar esos fondos. Mientras que los Estados en desarrollo se quejan de que no son suficientes. “Nuestras estimaciones para el periodo 2013-2017 muestran que los países desarrollados están progresando en la financiación climática y las señales son que esta tendencia al alza continuará”, indicó Gurría.
En tanto, el famoso Acuerdo de París resiste a Trump, que retiró a su país hace dos años por rechazar la existencia del cambio climático. No se ha producido una desbandada como muchos temían y más países han ratificado el pacto contra el calentamiento global.
La comunidad internacional sigue con el desarrollo de los reglamentos para que a partir de 2020 (cuando expirará el Protocolo de Kioto) las medidas de recorte de emisiones de todos los firmantes del pacto se empiecen a aplicar. El propósito es que los planes nacionales permitan que el aumento global de la temperatura no supere a finales de siglo el umbral de los dos grados respecto a los niveles preindustriales.
“Aunque fue una mala noticia para la comunidad internacional, la retirada de Estados Unidos no condujo a la destrucción del acuerdo”, señaló a El País de Madrid el economista Gianfranco Gianfrate, especialista en cambio climático. “Después del anuncio, China, Europa, Canadá y otros países reafirmaron su compromiso. Y China, el mayor emisor de CO2, pondrá en marcha un sistema de comercio de dióxido de carbono para reducir las emisiones en 2020”, señala Gianfrate.
“El Acuerdo de París continuará con o sin el compromiso formal de Estados Unidos. Y no hay ningún dato que indique que otras naciones también vayan a dejarlo”, añade Alexandre Strapasson, investigador del Imperial College de Londres. Brasil amagó con hacerlo pero finalmente desistió por “las presiones internas y externas”.
El riesgo de contagio era uno de los temores. Pero tras el anuncio de 2017 ha aumentado el número de países que han ratificado el pacto y nadie lo ha abandonado; en estos momentos son 185 los Estados que lo han ratificado y, de las grandes potencias, solo falta Rusia por hacerlo (aunque su presidente Vladimir Putin ha repetido en varias ocasiones que lo hará), analizó El País madrileño.
De cualquier modo, el cambio climático sigue haciendo de las suyas, repercutiendo en el desarrollo y economía de las regiones y países. Por ejemplo: los desastres relacionados con amenazas naturales generan daños en toda América Latina y el Caribe y el sector agrícola absorbe el 23 % de los impactos económicos. Así se desprendió de un evento realizado por la FAO el jueves en Guatemala en el que participaron representantes y técnicos de los países del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) con el objetivo de mejorar la medición de daños y pérdidas económicas en este sector.
Son todos indicativos de que el cambio climático es algo serio y no una invención como quiere hacernos creer el presidente Trump. Por suerte, hay una conciencia significativa a nivel mundial sobre el asunto, aunque muchas veces se vaya en contra de intereses económicos e industriales.