Suba del 10 por ciento en el precio del pan

Ante el incesante incremento de costos, los empresarios nucleados en la Agrupación de Panaderos de Paysandú acordaron una suba del orden del 10 por ciento en los productos de panificación –que ya rige–, a la vez que reiteraron su reclamo de que se controle la competencia desleal por los organismos del Estado, por entender que se afecta severamente sus ventas ya en descenso por el declive en la actividad económica.
Rodolfo Thome, integrante del grupo, al dar cuenta de esta decisión, indicó a EL TELEGRAFO que tras celebrar reuniones respecto a su problemática, los panaderos acordaron recomendar a los empresarios del grupo una suba en el precio de sus productos del orden del 10 por ciento, y atribuyen esta decisión a la necesidad de financiar los incrementos en rubros fundamentales como la harina, la masa salarial –que tiene un reajuste desde julio– en tanto pese a que se ha debido introducir ajustes en los respectivos emprendimientos para hacer frente a los costos, consideró que los servicios públicos y la energía, como es el caso concreto de UTE, son cada vez de mayor peso en la ecuación económica, en tanto las ventas siguen deprimidas.
“Los impuestos a su vez son agobiantes, y cuesta una enormidad mantenerse en regla, pero el punto es que desde los organismos del Estado, caso de BPS, DGI, Intendencia Departamental, solo se controla a los que están inscriptos y se deja de lado cumplir con estos controles a decenas y decenas de panaderías que no cumplen con las reglas, no pagan tributos de ningún tipo y no cumplen con ninguna de las normas bromatológicas”, apuntó.
Observó que “cada una de nuestras panaderías, que nos esforzamos por cumplir con la normativa, estamos rodeados o tenemos cerca a hornos clandestinos, que incluso venden a los almacenes y tienen un costo muy por debajo del nuestro y nos afectan en las ventas. Tienen un precio prácticamente de la mitad de los nuestros porque no pagan nada, nadie controla nada”.
Señaló que la tributación que se les aplica “es muy pesada”, y que a la vez “somos perseguidos por los organismos recaudadores”, que a la vez ignoran a quienes a pocos metros “están trabajando en forma clandestina”.
Acotó que lamentablemente, ante esta situación y aún tras una serie de medidas para abatir costos, “en el sector se trabaja con el personal mínimo indispensable, porque se ha debido incluso prescindir de trabajadores, adecuar horarios y reducirlos, llegado el caso, además de tener gente en el Seguro por Desempleo”.
“Las inspecciones vienen siempre al que está afiliado, y no van a donde hay cantidad de hornos que nos hacen competencia desleal”, en tanto si bien hay personas que deben buscar su sustento como sea, en “realidad esta situación nos está afectando a todos, porque el que cumple con sus obligaciones termina descapitalizándose, los trabajadores pierden su empleo, el emprendimiento se va fundiendo. Así es imposible trabajar, mientras hay lugares que trabajan en forma clandestina que funcionan sobre mostradores de tablas, que no cumplen con ninguna norma de higiene y mucho menos aportan, y a nosotros nos exigen de todo cuando caen los inspectores de la Intendencia, por ejemplo, para poder trabajar”.
“Nosotros tratamos de tener todo lo mejor posible, pero cuando uno invierte para tener todo en regla y le venden con competencia desleal el pan a mitad de precio, es imposible trabajar. Se castiga al que trata de tener todo en regla”, advirtió Thome, al tiempo de señalar que cumpliendo con la normativa y los tributos “es imposible vender el pan francés por debajo de los 120 pesos del kilo, y hoy vemos que hay lugares en que está a la mitad”.