Alineamientos “cantados”, pero que menosprecian otras opiniones

En el marco de una postura inequívoca de alineamiento político-ideológico, la dirigencia del Pit Cnt, pese a la opinión en contrario de algunos sindicatos que no quisieron participar, decidió realizar un acto de “agradecimiento” al presidente saliente Tabaré Vázquez, en el que entre otros sindicalistas el secretario general de la central, Marcelo Abdala, enumeró las “conquistas lideradas e impulsadas” por el presidente y dijo que este homenaje “para nada empaña ni la independencia de clase, ni la autonomía, ni la autarquía”.
Esta última cita precisamente, que pretende oficiar como una aclaración, opera en realidad como una confesión, que naturalmente no puede ser sorpresiva, porque la central sindical ha sido históricamente y lo ha confirmado en los quince años de gobierno del Frente Amplio, un apéndice o un aliado de la coalición de izquierdas, incluso con dirigentes actuando como parlamentarios o integrando el Poder Ejecutivo.
En fin, ha sumado a las definiciones ideológicas una participación activa confirmando este alineamiento, con el agregado de que aún con las cartas a la vista y rompiendo los ojos, se pretende exponer esta toma de posición como democrática y de independencia, cuando se pasa por arriba de la opinión de gran parte de los trabajadores, que no simpatizan ni han votado a la izquierda, cosa que poco importa a los dirigentes que sí están ideológicamente abrazados a esta ideología desde siempre.
En este caso Marcelo Abdala, secretario general del Pit Cnt, fue quien tomó la palabra en representación de la central de trabajadores, y dijo que este era “más que un reconocimiento: El doctor Vázquez al frente de todo un equipo asumió un primero de marzo de 2005, cuando en la vida de la república reinaba la crisis, la falta de trabajo, desregulación de las condiciones de trabajo; en fin, en un contexto de neoliberalismo extremo”.
El gobierno de Vázquez, añadió, significó un “enorme cambio cualitativo” para la clase trabajadora y “vastos sectores populares”, a la vez de pasar a enumerar algunas de las “conquistas impulsadas” por Vázquez, a la vez de reflexionar respecto a que “un día en la Historia serán reconocidas las conquistas laborales que impulsó el compañero Tabaré con la misma admiración con la que hoy miramos las reformas de don José Batlle y Ordoñez”.
Por supuesto, agregó, “esto no empaña para nada la independencia de clase, ni la autonomía, ni la autarquía con que se resuelve y lucha nuestra clase trabajadora”, lo que significa abrir el paraguas cuando ya se caminó varios kilómetros bajo el chaparrón.
Lamentablemente, en este alineamiento político- ideológico de organizaciones sociales el Pit Cnt no está solo, sino que como regla general dirigentes activistas de izquierda se entronizan en forma militante en las cúpulas de dirección de una serie de organizaciones representativas y adoptan decisiones que van en línea con su pensamiento, pero que no necesariamente es lo que opinan ni sienten sus afiliados o representados, y sobre todo se manifiestan en opiniones políticas e ideológicas sobre temas que nada tienen que ver con el área en la que se desenvuelven.
Otro ejemplo claro en este concepto es la federación de cooperativas de vivienda por ayuda mutua Fucvam, una organización que históricamente ha actuado dentro del movimiento cooperativo del sector en reivindicación de un tema fundamental como es el acceso a una vivienda propia por familias con dificultades de ingresos.
Durante todos los gobiernos la federación ha formulado planteos respecto a necesidades y reclamos del sector, no siempre con éxito, centrados en facilitar el camino a la vivienda de interés social por este mecanismo. Como es notorio, dentro del movimiento se encuentran ciudadanos de todos los partidos e ideologías, unidos en el objetivo de asociarse y actuar en forma solidaria para entre todos encontrar caminos de solución hacia la ansiada meta.
El punto es que si bien no es fácil representar a un grupo heterogéneo, no es tan difícil cuando ello se centra en luchar por el objetivo común, en donde hay más coincidencias que desavenencias, porque la idea es actuar en forma corporativa defendiendo sus intereses.
La dificultad –y el error– aparece cuando los dirigentes asumen que se sienten dueños de la verdad y en nombre del movimiento, de todos sus integrantes, asumen posturas político- ideológicas sin importarles que hay sin dudas un número importante de afiliados que no están en sintonía con este “verticalazo” que se impone como si hubiera un pensamiento único y monolítico.
Como postura ideológica tenemos el ejemplo de una reciente declaración de Fucvam contra una ley que ni siquiera ha sido redactada como tal, sino que está en borrador, y a la que se le buscan pelos y señales para rechazarla.
La dirección del movimiento expresa que la Ley de Urgente Consideración que aprobará en uno de sus primeros actos el gobierno de Luis Lacalle no solo es un ataque a Fucvam, sino “a la clase trabajadora y sus diferentes organizaciones representativas”.
Los dirigentes del movimiento aseguran que la iniciativa “es la expresión de los sectores poderosos” de Uruguay, que actúan “en defensa de sus intereses y en detrimento del resto de la sociedad”, repitiendo “medidas ya conocidas”, sin tener en cuenta y por supuesto, menos aún importarle, que se trata de un gobierno electo que contó con la adhesión del voto de la mayoría de los uruguayos, –que no son los sectores “poderosos”– en elecciones democráticas y que por lo tanto pasa legítimamente a gobernar por mandato popular, mediante leyes, sea esta como cualquier otra, que es una de las herramientas con la que apunta a cumplir con el programa de gobierno que contó con el respaldo ciudadano en las urnas.
Sin embargo este pequeño “detalle” no tiene ninguna significación para los que se autoerigen como únicos representantes de la voluntad popular y se ponen desde el vamos en la vereda de enfrente.
Consideran así que “los uruguayos nos hemos expresado en contra de ese modelo y esas propuestas neoliberales, que solamente favorecen a la consolidación de una sociedad injusta y a las clases poderosas y sus eternos lacayos”, según indican, encerrados en su actitud mesiánica, al igual que en el caso de la dirigencia de la central sindical, –aunque no son las únicas– en esta postura de representantes de ciudadanos a los que consideran poco menos que a un rebaño que no tiene individualidad ni derecho a pensar libremente.