Costos logísticos en constante ascenso

Un reciente informe de la Cámara Uruguaya de Logística indica que Uruguay sigue posicionado en el poco honroso puesto de ser el más caro en logística de la región, con el agregado de que en el año recientemente finalizado los costos del sector aumentaron un 42,7 por ciento más que la inflación.
Precisamente la cámara da cuenta que mientras en 2019 la inflación fue del 8,8 por ciento, los costos logísticos se incrementaron un 12,5 durante el mismo período, con lo que continúa en proceso el desfasaje, con el consecuente encarecimiento en términos reales.
Más de la mitad de los costos, un 52 por ciento, están vinculados al rubro pago de salarios, en tanto este desfasaje es seriamente perjudicial para el sector, habida cuenta de que las empresas se ven enfrentadas a problemas de rentabilidad, con márgenes de ganancia decrecientes, aspecto este que también se dio durante 2018, con la consecuente acumulación durante por lo menos dos años de saldos negativos.
Mientras tanto, la desventaja con Argentina se acentúa, ya que en el vecino país los costos logísticos en dólares cayeron un 30 por ciento, lo que se traduce en una pérdida de competitividad con nuestros vecinos, lo que por supuesto es tenido en cuenta por los operadores internacionales a la hora de elegir la cadena logística.
En resumen, en los últimos doce meses la logística sido afectada por una racha adversa que ha significado el repliegue de empresas vinculadas a la temática, retracción de inversiones, costos en dólares que han sido crecientes y caída de la productividad laboral.
En 2018, a su vez, con una inflación del 8 por ciento, el costo en la cadena logística tuvo un crecimiento del 12,56 por ciento, es decir un 57 por ciento más que la inflación, y los motivos fueron similares a los del año pasado, por lo que los desequilibrios ya están instalados en Uruguay, pese a que se han detectado con precisión a partir de las mediciones que sen han realizado específicamente.
Debe tenerse presente que el presupuesto en logística incide en toda la cadena de valor y resulta fundamental para la competitividad de los respectivos países. Las mediciones realizadas por el Observatorio Regional del BID muestran que en América Latina y el Caribe el costo de la logística como porcentaje del PBI es entre un 50% y un 100% mayor que en los países de la OCDE (Organización Internacional de Comercio).
Dado los elevados costos logísticos de la región, decidió medirlos y evaluar su evolución a lo largo del tiempo. En el cierre del primer año completo desde la creación del Indice de Costos Logísticos Calog en nuestro país se realizó un análisis cuantitativo de su evolución anual del índice que refleja los costos relacionados con el almacenamiento. Se comparó dicha evolución con datos relevantes en el área dentro del país y con índices similares en la región.
La actualización del índice de costos logísticos Calog comenzó en junio de 2017, desarrollado por el Centro de Innovación en Organización Industrial (CinoiI) de la Universidad de Montevideo en conjunto con la Cámara Uruguaya de Logística (Calog), con el objetivo de construir una paramétrica que permita cuantificar los costos de almacenamiento en el país, y así elaborar un índice representativo de la realidad nacional a partir de la paramétrica con su actualización periódica. El índice es actualizado y publicado trimestralmente por el Cinoi, que se encarga de recabar toda la información necesaria para su actualización, que incluye los costos de insumos logísticos, salarios y variables económicas.
Estos índices en 2018 y 2019 precisamente son los que han indicado que los costos del sector en el Uruguay sigue creciendo por encima de la inflación, y consecuentemente los costos reales siguen creciendo y afectando sustancialmente la cadena.
Notoriamente el crecimiento del índice de Calog se desacompasa de la inflación nacional. Esto muestra que los costos de almacenamiento aumentaron más que los costos de los productos de consumo. Los insumos para las operaciones logísticas se están volviendo más costosos, a un ritmo mayor que el esperado y este desfasaje es perjudicial para las empresas del rubro, que se ven enfrentadas a problemas de rentabilidad debido a márgenes de ganancia decrecientes.
Naturalmente, los problemas del sector no son ajenos a los que padecen prácticamente las empresas de todas las áreas de actividad del país, que se sintetizan en que somos un país caro en la comparativa internacional, con costos elevados en dólares que afectan las posibilidades de competir, con caída en la actividad y/o estancamiento, y debilidades en infraestructura que no han sido abordados con decisión y sobre todo con recursos, porque en la década de bonanza desde el gobierno no se aprovechó los ingresos adicionales para generar sustentabilidad.
En este contexto, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), a través de su Dirección Nacional de Planificación y Logística (Dinaplo), ha fijado como objetivo el desarrollo de un Plan Estratégico de Transporte, Logística e Infraestructura al año 2030. Los grandes lineamientos se han esbozado y se requieren recursos por unos 12.400 millones de dólares para realmente generar el impacto que se busca, dentro de un plazo razonable.
La tarea necesariamente debe estar asociada a las definiciones que el país ha asumido y asuma en materia de desarrollo productivo e inserción internacional, de tal manera que se facilite la concreción de dichos objetivos generales, a través de los fines y estrategias específicas a llevar adelante en transporte y logística.
Sobre todo, tener en cuenta que la logística involucra variados aspectos de carácter estructural y coyuntural, pero sobre todo la infraestructura perdurable y en desarrollo, que no se genera de un día para el otro, porque requiere proyectos de carácter integral y fuentes de financiación para ejecutarlos. Pero además deben trascender un período de gobierno o un escenario coyuntural, apostando a escenarios sustentables y en expectativa y posibilidades de futuro.
En materia de logística, es impensable que en un solo período de gobierno se pueda desarrollar un proyecto auténticamente removedor y mucho menos aparecer con la varita mágica de las soluciones, pero sí es posible potenciar los consensos respecto a los puntos clave que es preciso atacar para revertir la tendencia negativa en la comparativa de costos, de forma de ir desarrollando respuestas en el menor tiempo posible.
Pero no es posible desasociar la problemática del escenario general de la economía y situación de las empresas, del mercado, de los costos de producir. Por lo tanto, es fundamental inscribir la tarea en un marco de cambio de pisada en la política económica, sobre lo que en los últimos años el gobierno ha estado con piloto automático, con la expectativa ingenua y cómoda de que las cosas se irían arreglando solas.