Solicitada

No soy una persona pesimista, pero las realidades del mundo actual parecen indicar que estamos arribando al fin de algo de la vida del planeta, o al fin de esta civilización.
Según se infiere estudiando la historia de las civilizaciones, cada vez que la sociedad llegaba a un punto extremo, de decadencia de sus costumbres, en especial de su moral, sucedía una catástrofe, como una invasión de los “bárbaros” u otra situación que aún no se explica actualmente, como la desaparición de la civilización maya.
Actualmente, todos los días sabemos de alguna situación espantosa, como los incendios de los distintos lugares del planeta, las hambrunas de millones de seres, las bombas tiradas sin ton ni son, los océanos llenos de plástico, la contaminación que campea en todas partes, las esclavitudes de niños y mujeres, las mutilaciones y torturas, la inseguridad que avanza.
La tecnología súper avanzada permite tener casas inteligentes, teléfonos inteligentes, robots, máquinas, todas inteligentes, y se corre el peligro de quedar dominados por la inteligencia artificial.
Pero con tanto avance de la ciencia por los seres humanos aún no han aprendido a comportarse como tales con sus semejantes. Y así tenemos médicos, por ejemplo, a quienes no les interesa en absoluto la salud de sus pacientes, los domina el poder del consumismo, y solo piensan en sus bolsillos. La humanidad se está deshumanizando, y las catástrofes se suceden. Volcán y terremoto en Alaska, derretimiento de los hielos polares, temperaturas extremas nunca experimentadas, inundaciones en lugares que nunca hubo, sismos en todo el planeta… y ainda mais…
En este paisito, la inseguridad aumenta y aumentan las discrepancias entre las ideologías. Se habla mucho de cualquier tema, cada uno da su opinión como si todos supieran todo de todo. Y la realidad es que campean la ignorancia y la ausencia de interés en hacer algo efectivo para solucionar los problemas, los cuales no se van a arreglar en corto tiempo, porque vienen de larga data.
Usando una expresión popular “estamos en el horno”, por distintas causas. Me da mucha pena ver que se continúa buscando los restos de los que fueron “desaparecidos” hace 40 años y no hay la misma preocupación por atender a las muertes totalmente injustas que ocurren muy a menudo y cuyos causantes son menores, que se escudan justamente en su minoridad. ¡No puede ser que no reciban un castigo duro! Por supuesto que hay que tener en cuenta la educación que han recibido, el ambiente en que se mueven, sus características personales. Pero es necesario que quien comete un delito, pague por ello. De alguna manera hay que poner orden, porque una sociedad no puede funcionar sin orden y sin autoridad. No se trata de ser fascista, como piensan algunos. Se trata de hacer leyes adecuadas y de hacerlas cumplir. Porque ya lo dijo Artigas, “es muy veleidosa la probidad de los hombres”.
Me pregunto ¿por qué no podemos ponernos de acuerdo por el bien de todos? ¿Por qué no dejamos de pensar sólo en nuestros intereses personales y de grupo?
Los que critican el neoliberalismo, ¿por qué no buscan otra alternativa nueva, en vez de proponer alternativas perimidas, que han fracasado en todo el mundo?
Se habla mucho del capitalismo salvaje, y del consumismo, que nació con el capitalismo, pero se da la paradoja de que los que critican furiosamente al capitalismo, son todos capitalistas, y son los principales consumidores. “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, aquí se aplica este refrán. ¿Por qué no llevan una vida sencilla y ayudan al prójimo necesitado, repartiendo lo que han recibido?
Gracias a Dios, aún queda gente que vive de esta manera, lo que nos da esperanzas por un mundo mejor.
Creo que me quedé corta hablando de realidades y calamidades que están ocurriendo en el caótico mundo en que vivimos.
Olvidé hablar de la corrupción de gobierno y gobernados, de ese flagelo que nos está atacando desde hace mucho tiempo. Pero que parece haberse agravado en estos últimos tiempos, de la mano del narcotráfico y de las ansias exageradas de placer, de riquezas y de poder, los tres elementos que convierten en esclavos a los humanos.
Asimismo, olvidé mencionar el desperdicio de alimentos y de recursos que algunos se dan el lujo de experimentar, frente a la miseria de muchos.
Me pregunto: ¿por qué en este país, no se recicla la basura o se la reutiliza para producir energía, como se hace en algunos países, desde hace años?
Se hablan ríos de palabras, pero se hace muy poco. Decimos pero no hacemos. Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no vemos la viga en el propio. Y esto va para los individuos y para la sociedad. Son muy pocas las personas y los grupos que son coherentes en pensamiento, palabra y acción.
Vivimos en un mundo donde todo vale, no importa si es útil o no, si es beneficioso o no, si se atropella las libertades ajenas.
Un mundo del ¡Llame ya!, del use y tire, donde “nada es para siempre”, donde todo fluye rápidamente y lo que hoy es considerado una maravilla, mañana será una porquería.
Hasta se habla de amor “líquido”, un amor desnaturalizado, que lleva a la disgregación de las familias, a los violentos conflictos, al vacío existencial de muchos, esos muchos que acaban en las drogas, los suicidios, los asesinatos, las violaciones.
Siempre recuerdo las palabras de Discépolo en el tango “Cambalache”. Hace muchos años que las escribió, pero son de una vigencia verdaderamente impresionante.
Es urgente una profunda conversión en las maneras de pensar y de obrar. Es necesario un gran cambio en nuestras actitudes con el prójimo y con el planeta. Tenemos que desarrollar nuestras capacidades de respeto, tolerancia, responsabilidad, comprensión. Tenemos que decir ¡basta! Antes que sea demasiado tarde.
Aún estamos a tiempo.
Sanducera