La Basílica, la resistencia, y el orgullo de ser sanduceros

La presentación tuvo lugar en la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo, a la que el libro está dedicado.

En una velada que convocó a un numeroso público, se presentó el libro “Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo/ Símbolo de la resistencia por la soberanía de un pueblo”, escrito por José Rivero Horta con la colaboración de su esposa, Susana Gonçalves. La actividad –cumplida en la propia Basílica– se inició con el músico David González y su versión de la emblemática canción “Saludo a Paysandú”, de Gabino Ezeiza, que ayudó a crear el clima para lo que vino después. Antes de la presentación, a cargo del profesor José Estévez, dijo algunas palabras de bienvenida el párroco Daniel Silva, quien agradeció la donación del libro a la Basílica por parte de los autores. Destacó que se trata de un trabajo que tiene que ver “con la identidad de un pueblo, de una sociedad, de una comunidad”.
Se leyó un mensaje de salutación a los autores del ministro del Interior, Jorge Larrañaga, y luego Rivero Horta explicó los motivos que llevaron a que el libro fuera presentado el 13 de marzo. “Es el cumpleaños de Leandro Gómez”, dijo. “Nació el 13 de marzo de 1811 en Montevideo, una ciudad sitiada, y murió en Paysandú, también una ciudad sitiada”. También un 13 de marzo, pero de 2013, el argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido papa de la Iglesia católica. Si bien no parecen existir puntos de contacto entre ambas figuras, la coincidencia de ambos aniversarios cobró sentido cuando Susana Gonçalves leyó una carta de Leandro Gómez a Felipe Argentó –cuyo original Rivero conserva–, donde el héroe de la Defensa de Paysandú expresa claramente su amor por sus semejantes, mostrando una faceta distinta de su personalidad.

PATRIMONIO HISTÓRICO Y ARTÍSTICO

José Estévez comenzó destacando que la Basílica “tiene un valor patrimonial en sí misma, por sus características arquitectónicas y pictóricas”. Recordó que en 1997 fue declarada Monumento Histórico Nacional, tanto por su edificio, como por su órgano y por la campana misionera que puede verse en su exterior. Además, es un lugar de un valor muy especial por su vínculo con el proceso histórico de Paysandú, vínculo que se remonta a los orígenes de la ciudad. El templo y la ciudad han tenido una historia común desde que Paysandú era un pequeño poblado habitado por pueblos originarios, al que llegó el cristianismo desde las Misiones Jesuíticas. Ambos aspectos, el patrimonial y el histórico, están desglosados en los capítulos del libro, dijo Estévez. Además, los relatos están acompañados por documentos e ilustrados con imágenes en colores.
Recordó circunstancias históricas como el pedido de los vecinos al Obispo de Buenos Aires Benito Lue y Riega para la instalación de un curato. Mencionó el período artiguista, y el rol que cumplieron por entonces curas como Silverio Martinez o Solano García. También en la segunda mitad del siglo XIX el espacio de la iglesia fue un sitio referencial, y un símbolo de la resistencia, durante la Defensa de 1864-65.
Hubieron también referencias a los salesianos, muchos de cuyos integrantes marcaron presencia. En lo arquitectónico y artístico, se mencionó el aporte de los maestros Bernardo y Francisco Poncini, constructores del edificio, y Antonio Buscaglia, pintor italiano que tuvo a su cargo la decoración artística interior, en 1898. Otro momento significativo fue la adquisición del órgano Walcker, en 1906, para lo cual se contó con el aporte de los vecinos. En 1947 la iglesia fue consagrada, y en 1949, nombrada como basílica menor.
Estos y muchos otros son los datos que presenta el libro y que Estévez citó en su alocución. En el cierre, retomó el tema de la identidad para dejar algunas reflexiones. El vínculo de la Basílica con determinados sucesos de la historia sanducera, dijo, la hacen una parte inherente de la identidad local. En ese marco, el libro “es un aporte para todos nosotros, pero en particular es también un desafío para hacer ese vínculo entre la memoria del pasado y las nuevas generaciones, para que entre todos podamos conocer más los lugares que habitamos, y para que, de alguna forma, podamos también, en tiempos de globalización, consolidar algunas identidades”.

LEVANTARSE Y RECONSTRUIRSE

Tras una nueva intervención musical de David González –esta vez con “Río de los Pájaros”, de Aníbal Sampayo–, Susana Gonçalves desarrolló el contenido que sugiere el subtítulo del libro, “Símbolo de resistencia de la soberanía de un pueblo”. Y lo hizo a través de un detallado y apasionante recorrido por los muchos momentos históricos en que a los sanduceros, les tocó resistir. Desde sus inicios, cuando era un pueblo de guaraníes asediado por los charrúas, pasando por la participación de los curas en la gestas de la independencia y los tres sitios a la ciudad, Paysandú ha sido un pueblo que una y otra vez supo levantarse desde sus ruinas, dijo Susana, quien desde su condición de salteña un día empezó a pensar “en lo que ha sufrido este pueblo, sobre todo en el siglo XIX”. La resistencia a la que alude el libro no es una resistencia a través de las armas, aclaró, sino la capacidad “de volver a levantarse y a reconstruirse”.
En el cierre, José Rivero Horta volvió a exponer los fundamentos que lo llevaron a escribir este libro, que en su origen era un capítulo de otro publicado en 2017, titulado “Paysandú vuelve atrás la mirada: desde los orígenes hasta la gesta de Leandro Gómez”. A sus 78 años, el investigador y escritor agradece haber tenido una vida feliz, haber nacido en Paysandú. “y haber nacido a la fe en esta iglesia. Estas dos cosas, la iglesia y Paysandú, han marcado toda mi vida”, dijo. “Y como he sido muy feliz, y veo que hoy la gente no lo es, empecé a pensar: ¿Que puedo hacer yo para que la gente sea feliz? ¿Que teníamos nosotros que hoy no tienen? ¿Que era lo que nos hacía ser felices?”. La conclusión a la que llegó es que antes los sanduceros estaban orgullosos de serlo. “Teníamos el orgullo de estar en la capital de la industria, del cooperativismo… Todas esas cosas nos enorgullecían, y seguíamos adelante. Por todas esas cosas fue muy grande Paysandú, y volverá a serlo, si nosotros transmitimos a nuestros hijos ese sentimiento de orgullo, de familia, que tanto falta. Creo que por ahí viene la cosa”.