Atienden consultas oftalmológicas por teléfono para evitar salidas del hogar

La Asociación Uruguaya de Oftalmólogos dispuso de un servicio gratuito de atención telefónica donde se evalúa la gravedad –o no– del potencial paciente, y si es necesario que vaya a una consulta presencial con un profesional. Quienes tengan consultas, pueden llamar gratuitamente al teléfono 29246017.
La médica oftalmóloga Andrea Merrone, presidenta de la Asociación, explicó a EL TELEGRAFO los detalles de este servicio que continuará hasta que sea superada la emergencia sanitaria.
“El call center funciona diariamente de 8 a 18 horas y la llamada es gratuita, y la idea es mantenerlo mientras dure la emergencia sanitaria. El paciente llama, responde una contestadora que le da las condiciones en el marco médico legal de la consulta. Si el paciente está de acuerdo lo atiende una persona que lo deriva a uno de los oftalmólogos que están de guardia telefónica, que en principio pensábamos en 10 colegas, pero el viernes, por ejemplo, fuimos 20 de Montevideo y del interior por tantas llamadas registradas. El profesional atiende la llamada, y al hablar con el paciente le preguntamos el nombre, la edad, el número de cédula y a que prestador pertenece. Luego de hablar con la persona se clasifican si debe o no ir a ver un oftalmólogo en su prestador de salud”. En el caso del aporte de oftalmólogos del Interior, Merrone dijo que, por ejemplo, en Paysandú “la doctora Claudia Álvarez está trabajando con nosotros y puede haber más colegas” y que “en todo el país hay más de 130 médicos que estamos trabajando”.

PARA QUE NO CORRAN RIESGOS

Consultada en qué se basan para hacer la clasificación, dijo que “tenemos una clasificación de lo que son las verdaderas urgencias según el tipo de consulta. Si bien hay cosas que no van a dejar de ser derivadas a los prestadores, pero hay cosas simples como la repetición de medicación en pacientes crónicos y otros que podemos orientarlos por la sintomatología que tienen. Pero en casos que no podemos evaluar la gravedad de su situación, se lo deriva al prestador”. Destacó que “muchas veces se trata de pacientes mayores que no requieren salir de su casa para solucionar su problema, y que además constituyen el grupo de riesgo”.
Manejando algunos ejemplos, la doctora Merroni dijo que “si una persona tiene dificultades para leer desde hace tiempo, no es una urgencia y puede esperar a que pase la emergencia sanitaria, pero si dice que le bajó de golpe la visión en un ojo o que le duele mucho o que ve luces –que puede ser un desprendimiento de retina–, sí debe ir al prestador”.
En otros casos, como por ejemplo “si tiene los ojos un poco pegados, puede empezar probando con compresas de malva o con hielo, y si en 48 horas no está bien, llama de nuevo porque puede ser una conjuntivitis, y esta enfermedad es una forma de presentación del COVID-19”.
Otro caso de urgencia es “si la persona es miope y rompió los lentes, en ese caso va urgente porque no puede vivir. Pero no es una urgencia si tiene que hacerse lentes nuevos y le pasa desde hace meses”. También puede haber casos para atención inmediata “por traumatismos, quemaduras con cal o con ácido”. Explicó que haciendo las preguntas apropiadas “tenemos todos los elementos que nos orientan sobre la gravedad de la situación. Pero es claro que la llamada telefónica no sustituye la consulta presencial”.

OFTOLMÓLOGO DE GUARDIA EN EL PRESTADOR

Sobre si el paciente, cuando es derivado al prestador por un problema real, es atendido directamente por un oftalmólogo o debe pasar por el médico de cabecera, dijo que “en el caso de Paysandú no se cómo están trabajando, pero en Montevideo cambiamos el sistema de funcionamiento, y la mayoría de los prestadores le hace un triage respiratorio, si tiene fiebre o tos, para circular dentro del edificio, y en ese caso va directamente al oftalmólogo de guardia. Ésto se hace también en el Hospital de Ojos de ASSE”.
Una de las resoluciones tomadas por los prestadores de salud públicos y privados, es que ahora “hay repetición automática de la medicación. Por ejemplo un paciente con glaucoma, que tiene que ponerse gotas todos los días y se le terminó su receta, como ya está registrado el prestador, se le va a seguir dando sin necesidad de presentar otra receta”.
Consultada sobre cómo fueron las dos primeras jornadas, dijo que “nos asombró lo lindo y efectivo que fue, porque pudimos solucionar muchas cosas por teléfono”.