Poco aumento de clientes en los almacenes, con precios más altos

La mayoría de los almacenes evita la aglomeración de gente en los salones, dejando entrar de a pocas personas.

Adriana atiende desde el portón. Optó por cerrar la reja, y prefiere caminar varios metros más a lo largo de la jornada que arriesgarse a un posible contagio. En el almacén ubicado en Andresito y Carlos Albo, la gente espera afuera a que la dueña le acerque la mercadería solicitada. “El número de clientes aumentó, por esto de que recomiendan hacer las compras en los negocios cercanos”, reconoció, pero como contrapartida comentó que “esta semana comenzaron a subir todos los precios”, lo que la llevará a evaluar los números para ajustar la venta al público.
Los pequeños comerciantes, los dueños de esos almacenes de barrio que le siguen dando pelea a los supermercados, pintan de igual manera la situación. Para la mayoría de los consultados, el número de clientes ha aumentado teniendo en cuenta dos aspectos: la recomendación de comprar en negocios cercanos a casa, y el hecho de que el trasiego de mercaderías desde Colón fue cortado abruptamente por el cierre de la frontera. Pero como contrapartida, los precios han subido de manera importante, al punto que en una semana pueden constatarse dos subas. Otro aspecto diferente a lo habitual pasa por los recaudos que toman a la hora de controlar la cantidad de gente que ingresa al salón al mismo tiempo, intentando evitar aquello que era normal, es decir la aglomeración.
Manuel está detrás del mostrador de su negocio, en Bolívar y Setembrino Pereda. Reconoce que, en su caso, “ahora a fin de mes no ha habido más movimiento, aunque esperemos que mejore por estos días, cuando la gente empieza a cobrar”. Igual, comenta que “algunos que se habían perdido han vuelto. Se había perdido mucha gente que iba a gastar a Colón”.
Pero también afirma que “los precios vienen subiendo” fuerte, al punto que hay algunos proveedores que “traen dos precios en una semana”, destacando que “harina y aceite suben porque se factura en dólares”, por ejemplo. También hizo referencia a los recaudos que se han tomado en estos momentos de coronavirus. “Dejamos entrar de a dos personas, y se traba la puerta. Y de noche atendemos con rejas”, remarcó.
A unas cuantas cuadras de allí, Mariela asegura que en su almacén de Francisco Bicudo entre Dr. De Herrera y Zorrilla no se ha notado un aumento de clientela. “En nuestro caso hemos trabajado lo normal: no aumentó ni bajó”, dijo, para también lamentar que “los precios han subido muchísimo, y entre los que más han aumentado están los fiambres”.
Destacó la actitud de los vecinos: “la misma gente espera afuera y entran de a uno o de a dos. No se puso cartel ninguno, pero la gente misma se cuida”.
Nancy también tomó medidas apuntando a disminuir la cantidad de gente que ingresa al mismo tiempo a su almacén, sito en Artigas y Baltasar Brum. Detrás del mostrador abre la puerta, y aclara que primero se dejó entrar de a tres personas y luego de a dos. “Soy asmática y no estoy como para tomar riesgo”, dijo en primera instancia, siguiendo los consejos de su médico.
“Estoy trabajando solo de mañana, por lo que en realidad no noto mucha diferencia con respecto a la gente que viene y las ventas. En lo personal, los productos de primera necesidad se venden muy bien, pero digamos que bajaron las extras. Por ejemplo, la Coca Cola se vende una cada tanto, y gente que antes compraba ahora viene a buscar jugo. Con los alfajores, que se vendían en cantidad, pasó lo mismo”, remarcó.
Y coincidió con Mariela en cuanto a los precios de los fiambres. “Es una locura: ya habían aumentado a fines de febrero, cuando empezó a subir el dólar, y este mes ya me trajeron dos listas de precios”.
El almacén está vacío hasta que el timbre vuelve a sonar. Y el trabajo continúa.