Reapertura en rebrote

Si bien había una gran insistencia por parte de los interesados para volver a escena, atendiendo a razones más que loables –todos quieren volver a trabajar–, genera cierta sorpresa la habilitación para que los teatros, museos y cines vuelvan a abrir las puertas a partir de la semana próxima.
En medio de un rebrote de los casos de coronavirus en el país, especialmente en Montevideo, queda a las claras que esta determinación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) apunta a tranquilizar un sector que venía presionando desde hacía semanas. Al parecer, no quedan márgenes para mantener inactivo a ciertos rubros de la economía.
El jueves por la mañana, cuando aún no se conocía en detalle el protocolo de acción para los teatros, museos y cines, se señaló desde las autoridades que el texto aprobado incluía a todos los espectáculos públicos (por el momento, no están habilitadas las discotecas). Por más tapabocas, alcohol en gel, distanciamiento social, aquí hay una realidad: se entiende que quieran volver a sus labores, pero se está asumiendo un riesgo. El tiempo dirá.
A su vez, cabe preguntarse por qué no habilitaron antes a los teatros, museos y cines, especialmente a mediados de junio cuando se registraron solo 12 casos activos de COVID-19 en todo el territorio nacional. ¿Si hubiera visto la luz verde entonces, este sector habría contribuido en el rebrote actual por su afluencia de público? Es una pregunta para hacerse, y es también actual. Veremos con el paso de los días.
Los deportes que se disputan en escenarios cerrados, como el básquetbol, el vóleibol o el handball, aún no tienen el visto bueno para volver al ruedo y están sin fecha de retorno. Esto por el riesgo que conlleva reunir en lugares no abiertos a varias personas en este contexto por la pandemia del coronavirus. Pero, a su vez, significa menos riesgo –si se compara– respecto a las salas de teatro o cine. Esos deportes, si volvieran, lo harían sin presencia del público.
“Lo que hay es una apertura general de salas de espectáculos que incluye cines, teatros y museos”, informó el jueves el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira. El jerarca precisó que el gobierno no prohíbe que salas de cierto tamaño abran, pero las condiciones de distanciamiento disminuyen la cantidad de personas que asisten a las salas. “Puede haber muchas butacas vacías, lo que representa una complicación mayor en salas chicas, desde el punto de vista de la viabilidad del espectáculo”, dijo.
En relación con las diferencias de opinión con algunos representantes del sector cultural, respondió que son normales y esperables. “Debemos entender todos que, así como los uruguayos tenemos tendencia a tener tres millones de técnicos de fútbol, estamos un poquito con la tendencia de tener tres millones de expertos en política sanitaria. La decisión de las aperturas está en manos del Ministerio de Salud Pública y del grupo de expertos de alto nivel que asesoran al gobierno. No es el MEC (Ministerio de Educación y Cultura) ni las salas los que dicen ‘ahora podemos abrir’”, subrayó.
“Si hoy lo hacemos, es porque las autoridades sanitarias entienden que la pandemia está bajo control y lo que habrá en los próximos días no será un agravamiento de la situación”, apuntó. Al mismo tiempo, Da Silveira recordó que el gobierno asistió económicamente al sector, con rebajas en las facturas de energía eléctrica, compra de entradas anticipadas y asistencia transitoria a trabajadores.
En el país, el primero en mover fichas para la vuelta a las tablas fue el teatro El Galpón de Montevideo, confeccionando un protocolo que elaboró junto a científicos del Instituto Pasteur. En Paysandú, se replicó esa movida e incluso se confeccionó un texto atendiendo la realidad de las salas de la ciudad, el cual también se llevó ante la Dirección Departamental de Salud.
El tema es que el teatro, el cine y los museos han sido uno de los rubros más castigados por el avance del coronavirus, porque ante la imposibilidad de abrir sus puertas, la ganancia es cero y las pérdidas son muchas. La situación de los artistas es peor, ya que muchos no tienen dependencia laboral ni cobertura social que les permita acceder al seguro de paro.
La interrogante se encuentra en que un teatro, un cine, pueda abrir prometiendo el tan mentado distanciamiento social. Porque, repetimos, se trata de lugares cerrados cuyos protocolos tienden ser muy exigentes, algo aplicable en salas grandes, pero no tanto en las más chicas.
El país necesita que los teatros, cines y museos vuelvan a funcionar; los ciudadanos necesitamos de la cultura, nutrirnos de ella. Y a su vez, que los trabajadores de estos sectores puedan mantener sus fuentes de trabajo, que se encuentren motivados para seguir generando ese vínculo tan necesario con el público.
Pero cabe decir que se trata de un riesgo. Una reapertura en pleno rebrote, con un número de casos que rememora al principio de la pandemia en Uruguay, en aquel 13 de marzo cuando se confirmaron los tres primeros enfermos por coronavirus.
Se aconseja prudencia, ser estricto, muy estricto, con los protocolos, ajustarse a las recomendaciones sanitarias. Y por sobre todas las cosas, mucha conducta ciudadana.