Alerta por invasión de especies exóticas en los montes nativos

El Ligustro (Ligustrum lucidum) tiene semillas muy buscadas por las aves, que son las encargadas de la dispersión de la especie.

La invasión de especies exóticas es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad de los montes nativos de nuestro país. En tal sentido, esta semana se publicó un trabajo realizado por REDD + (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación del Bosque nativo), a cargo de los investigadores Juan Marcos Olivera y María Eugenia Riaño, en el cual consta que en el territorio nacional hay 22.000 hectáreas altamente invadidas por especies exóticas invasoras.
Específicamente en el departamento de Paysandú hay varias de ellas presentes en los diversos ecosistemas, a saber: Espina de Cristo (Gleditsia triacanthos), Ligustro (Ligustrum lucidum), Ligustrina (Ligustrum sinense), Paraíso (Melia azedarach), Fresno (Fraxinus americana y F. excelsior), Crategus (Pyracantha coccinea), Toronja (Maclura pomifera) y Mora (Morus alba).
Según indicó a EL TELEGRAFO el técnico agropecuario Ignacio Sarli, del grupo Gensa Paysandú, las más invasoras son Ligustro y Espina de Cristo, en tanto en forma progresiva se están expandiendo en los ecosistemas el Paraíso, el Fresno y la Mora.
Aclaró que “el peor de todos es el Ligustro, una especie de crecimiento rápido, rústico, perenne, con alta producción de semillas. Es extensamente distribuido por las aves y al tener en sus hojas sustancias alelopáticas, debajo de él no crece nada. Es más frecuente encontrarlo en cursos de agua y alambrados”.
En segundo lugar encontramos la espina de Cristo. “También aparece en cursos de agua, pero se la ha observado invadir laderas altas. De crecimiento rápido, rústica, caduca, de alta producción de vainas que son apetecidas por el ganado. Precisamente luego de ser digeridas por los animales, en las heces quedan las semillas prontas para germinar. De esa forma va colonizando. Comentó que “se han visto establecimientos rurales y forestales que no tenían esta especie y al ingresar ganado de afuera trajeron las semillas”.
“Una especie que hace 10 o 15 años no presentaba problemas era la Mora, pero en la actualidad se observa un fuerte avance de esta especie. Un ejemplo es en las islas del Queguay, donde antes eran árboles aislados. Pero hoy la Mora está distribuida en toda la isla. Al ser caduca, compite menos, pero ya está generando zonas de alta población”.
El Paraíso no es tan agresivo en la invasión pero de a poco va colonizando y en nuestro departamento ya hay arroyos altamente invadidos por estas especies. Amplió que “el Paraíso es muy usado en los cascos de los establecimientos rurales para sombra y a través de las aves se lleva la semilla al monte y así comienza la invasión”.
“El Fresno presenta un comportamiento parecido al Paraíso en su avance invasor, la diferencia es que sus semillas viajan con el agua”, aclaró pero lamentó que “todas las semillas que se generan en las ciudades, a través del alcantarillado terminan en los cursos de agua”.
“El Crategus también invade los ecosistemas, principalmente cuando el monte es alterado. Su dispersión es a través de las aves que, al alimentarse de sus frutos, luego eliminan las semillas prontas para germinar. En la zona de la Meseta de Artigas es una especie que está generando problemas”, dijo.
Aclaró que “en nuestro país lamentablemente no hay legislación al respecto, en tanto en países conscientes del problema, la legislación y la educación en torno a esta problemática es muy buena”.
En relación a cuál sería la forma de lograr revertir esta preocupante situación, Sarli enfatizó en la necesidad de empezar por la educación: “La población tiene que saber lo que es una especie exótica invasora, de hecho en los patios de los centros educativos hay Ligustro. Tenemos que enseñar a las futuras generaciones la importancia de nuestra flora nativa”.
En cuanto a la legislación, dijo que una buena medida sería “prohibir la comercialización de estas especies, tanto en viveros como en las redes sociales; que los edificios públicos, centros educativos u organismos estatales no tengan estas especies dentro de sus límites; y prohibir que se planten. Tenemos un ejemplo en Paysandú, el Liceo Nº 8 recientemente inaugurado, pues ahí se plantaron ejemplares de Fresno y Crategus”.
Paralelamente, sería ideal “prohibirlos en el ornato y espacios públicos, retirar las especies exóticas y prohibir su plantación”.
“Tenemos un listado de especies nativas de alto valor ornamental que sustituyen con creces al Fresno. Hoy en nuestra ciudad se sigue plantando Fresno y también el Paraíso canadiense (Koelreuteria elegans) de origen asiático. En la actualidad no presenta problemas, pero es cuestión de tiempo, porque en otros países ya se la cataloga como especie invasora”, advirtió.
Por otra parte, Gensa considera conveniente “suspender la exoneración de la contribución inmobiliaria en caso que el monte inscripto en la Dirección Forestal presente especies exóticas invasoras y apoyar económicamente a aquel productor que realiza controles de las mismas”.
Y, como punto fundamental a tener en cuenta, se debería “promover la tala de estas especies exóticas y prohibir la tala de nuestra flora nativa”.
“Esperemos que las nuevas autoridades sean conscientes de la problemática y actúen en consecuencia”, puntualizó Sarli.