Cambios en los hábitos para “dormir bien, vivir mejor”

“El sueño es una de las funciones humanas fundamentales para descansar física y mentalmente, pero también es el encargado de regular funciones orgánicas necesarias para mantener una vida saludable. Resulta entonces muy importante cuidar y mantener un sueño que sea suficiente en cantidad y satisfactorio en calidad”, destaca la Lic. en Gerontopsicomotricidad Soledad Vázquez, integrante del proyecto “Soluciones Mayores”.
En el trabajo elaborado para Pasividades, la profesional explica que “al enfrentarnos a dificultades en el sueño, ya sea en su conciliación o en el mantenimiento del mismo, podemos realizar algunos cambios en nuestros hábitos cotidianos, que pueden ayudar a superar este problema”.
La especialista aclaró que se trata de las denominadas “pautas de higiene de sueño”. En tal sentido enumeró diez de ellas:
– Ordenar horarios: Al llegar a mayores, es común que las actividades no sean tan dependientes de un horario. Ya no suena el despertador para ir a trabajar y se tienen mayores libertades en el manejo del tiempo. Esto sin dudas es una ganancia si se utiliza a favor, aunque si de alguna manera esto estuviera influyendo en un mal descanso, entonces habrá que ponerse uno mismo ciertos horarios. Por ejemplo, tratar de acostarse a dormir a la misma hora y lo mismo para despertar. Aunque al principio haya que usar algún despertador y pueda no ser agradable, esta acción irá generando un patrón repetitivo a lo largo de los días constituyéndose en un hábito de sueño más saludable.
– Evitar el consumo de estimulantes: Ciertos alimentos y bebidas, así también como la nicotina, sobre todo desde la tardecita en adelante, producen una potente excitación del sistema nervioso central.
– Actividad física: No caben dudas de que el ejercicio que es algo muy beneficioso, aunque lo aconsejable es realizarlo preferentemente en las primeras horas de la mañana y evitarlo luego de las cinco de la tarde, ya que la actividad física genera un estado de excitación que podría dificultar la conciliación del sueño.
– Luz solar: Se aconseja optimizar el uso de la luz solar en la primera mitad del día y dejar para la noche el máximo de oscuridad, teniendo en cuenta siempre alguna iluminación indirecta, que nos permitirá visualizar con claridad el camino hacia el baño para eventuales despertares nocturnos. Hacer uso del ritmo natural de luz y oscuridad le permitirá a nuestro cerebro comprender la señal de que ha llegado el momento de dormir.
– Relajación: Buscar actividades relajantes para el final del día, pudiendo ser desde una ducha tibia, ejercicios de respiración, o cualquier actividad que resulte relajante.
– Alimentación: Con respecto a la alimentación, es bueno intentar no acostarse con sensación de hambre, pero tampoco realizar cenas copiosas, ya que no solo dificultará la conciliación del sueño, sino que puede provocar varios despertares durante la noche.
– Siestas cortas: Durante el día, la siesta es muy disfrutable, generalmente luego del almuerzo, en donde se presenta una cierta sensación de somnolencia. Es bueno que esas siestas no se prolonguen más de 20 o 30 minutos.
– Ir a la cama con sueño: Se aconseja irse a la cama cuando ya se esté dispuesto a dormir y no utilizar el dormitorio para realizar actividades mentales como pueden ser leer, mirar la televisión, usar una tablet o un celular, sino ir a dormir cuando ya haya hecho todas las actividades y realmente tenga sueño.
– La habitación: La habitación debería ser un área que tenga una temperatura y ventilación adecuada, en definitiva que sea un espacio confortable de descanso cómodo.
– Medicación: Por último y no menos importante es revisar la medicación, que siempre debe ser administrada por un médico, siendo crucial no automedicarse”.
Vázquez aconseja que “si a pesar de haber generado estos cambios en los hábitos, llamados de higiene de sueño, de todos modos persiste el insomnio, o la sensación de no obtener un descanso reparador, no deje de consultar a su médico”.