La elección del tapabocas y distancia física

Haciendo fila para ingresar a los circuitos que fueron instalados en el club Litoral. Una foto que hará historia, la primera elección en la que cada votante debió usar tapabocas y mantener la distancia física.

La jornada electoral de la víspera, cuando quedaron determinadas las autoridades departamentales y municipales que asumirán a fines de noviembre, fue muy diferente a todas las anteriores. Pero fue vivida también con la clásica concordia y tolerancia de los uruguayos.
La historia, como se sabe, cambió en marzo cuando en Uruguay aparecieron los primeros casos de COVID-19. No solamente obligaron a aplazar las elecciones departamentales y municipales, sino que a una nueva manera de interactuar. Con tapabocas y distancia física para minimizar riesgos.
Más allá de eso, ayer cada ciudadano (o la mayoría) concurrió a su circuito, ejerció su deber y derecho (las dos cosas) y luego siguió con su rutina. No obstante, la suma de los votos transformaron las expectativas y el futuro de los candidatos, divididos al final entre triunfadores y perdedores.
Desde antes de las 8 de la mañana –cuando se debía producir la apertura de los circuitos– había electores haciendo filas. No todos respetaban la distancia física necesaria y tampoco todos usaban tapabocas. Lo que se apreció en la recorrida realizada durante toda la jornada electoral es que muchos ciudadanos llevaban en la mano el tapabocas y se lo colocaban apenas un momento antes de ingresar a la sala donde estaban él o los circuitos, según los casos.
La Junta Electoral vivió “intensas” horas en las primeras horas, como dijo Laura Cruz, presidenta de la Junta Electoral. Es que, probablemente por la propia pandemia, fue importante –aunque aun no se determinó claramente porque “hay otras urgencias”– la cantidad de miembros que no se presentaron en sus circuitos. En muchos casos los suplentes cubrieron esas faltas, pero hubo también mesas donde faltaron titulares y suplentes. Eso llevó a la Junta Electoral a hacer uso de los suplentes “retén”, como se los denomina. Están en cada elección nacional a disposición durante todo el horario de la votación, previendo que algo ocurra y deban cubrir una inesperada vacante. Pero en esta oportunidad, directamente iniciaron el trabajo abriendo los circuitos y quedándose hasta el final. Finalmente, los 270 circuitos quedaron completos y pudieron iniciar la recepción de votos. En general en las sedes de circuitos había dos o tres. En la puerta se ubicó al cuarto miembro de la mesa –incorporado en esta elección– el facilitador. Permitía el paso de un votante por circuito y cuando éste ingresaba al cuarto secreto, podía entrar otro. Había alcohol en gel a disposición y los integrantes de la mesa no tomaban contacto con la credencial.
El día comenzó con un cielo encapotado que no se transformó en lluvia. Con el correr de las horas el celeste se hizo un lugar, aunque en un cielo nuboso.
Mientras con tranquilidad se hacía fila en los circuitos, los grupos políticos transportaban en vehículos a sus votantes, lo que provocó un tránsito intenso, en toda la ciudad, pero especialmente en el centro de la ciudad. Más aún durante toda la mañana.
Desde Argentina, como dijo el ministro del Interior Jorge Larrañaga, ingresaron 206 uruguayos para votar. Empero ese número no incluyó aquellos que lo hicieron por los puentes internacionales, ni por la frontera seca con Brasil, por lo que el número fue mayor. En el caso del Paysandú-Colón, entre viernes y domingo cruzaron 14 uruguayos, cumpliendo con el protocolo sanitario.
Como cualquier domingo (sin coronavirus se debe agregar), la zona costera tuvo la presencia de gran cantidad de sanduceros, seguramente tras haber votado, que parecían no tener en cuenta que el coronavirus aún ronda y que en cualquier momento puede provocar un brote, como ocurre en otras partes del país.