Buzos de la Armada buscaron arma descartada en el Sacra

Un equipo de tres buzos de la Armada Nacional trabajó en la víspera en la búsqueda del arma de fuego con que los hermanos Mauricio Sebastián Dávila Cabrera y Marcos Michel Cabrera Ojeda hirieron de gravedad a un hombre en el barrio P-1. Al contarse con la confesión de ambos de que el arma fue descartada en el arroyo Sacra, a metros de la entrada al exzoológico sanducero, se dispuso un rastrillaje por la zona. Pese a la búsqueda, el arma no fue hallada.
La tarea fue liderada por el suboficial sanducero –con jerarquía de buzo de primera– Gastón Dávila, quien indicó a EL TELEGRAFO que se utilizó “un equipo que se llama AGA que es fullface, con toda la cara completa, para aguas contaminadas para bucear en el Miguelete o en el Sacra donde el aire viene suministrado de la superficie. Es decir yo, que estoy en superficie, le estoy manejando el aire al buzo continuamente y monitoreando. El buzo lleva igualmente un tanque chiquito de 7 u 8 litros en la espalda a modo de emergencia”.
“Lo que se hizo fue bucear con dos. Al llegar me interioricé de la situación, porque se debe hacer un trabajo de inteligencia, ya que te pueden decir ‘la tiré acá’ y no es tan así, y hablando con los policías pude enriquecer un poco la información. La idea era que llevarían al hombre que dijo que descartó el arma para que nos señale a nosotros el lugar, pero nos avisaron que se había ahorcado (por Dávila Cabrera) y el otro (Cabrera Ojeda) lo habían trasladado para Montevideo, entonces no había nadie que nos dijera. Nos basamos en lo que el hombre le dijo a la Policía de dónde la tiró, pero todos somos humanos y le podés errar en el cálculo. Porque lo que tiene el agua es que parece uno o dos metros pero después se va unos más allá”, precisó.
En tanto, el suboficial contó que “se peinó la zona en más de 15 metros desde el puente del parque hacia el oeste. Es decir del lugar que más o menos nos dijeron, extendimos la búsqueda tres o cuatro veces más”.
Si bien los buzos no encontraron demasiada corriente, “se siguió el cauce hacia el oeste. Lo que sí encontramos fue mucha mugre, cubiertas, mesas, balizas tiradas, hay de todo. Y mucha vegetación flotando, raíces de árboles, socavaciones y pozos; por eso es tan peligroso ese lugar que se conoce como el remolino del parque”, detalló.
En cuanto a la profundidad, Dávila dijo que varía. “La profundidad máxima donde estuvimos fue de unos 3,5 a 4 metros. Pero hay zonas de dos metros y una parte donde se andaba con el agua a la rodilla. Pero el lugar donde supuestamente tiró el arma es de unos 3 metros de profundidad”.
“El fondo es como un barro, entonces el buceo que hacemos es totalmente a oscuras, porque una vez que se remueve algo, ya no se ve más nada y debe ser todo a tacto. Arrancamos cerca de las 10 hasta las 15.30 y no encontramos el arma. Se buscó por todos lados, hasta se hizo una representación con una piedra hacia donde dijo que la lanzó, pero no dimos…”, comentó.