La calidez del piso flotante en tu casa, en pocos pasos

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¿A quién no le gusta la calidez de la madera? Más en esta época invernal porque nos permite andar descalzos por la habitación sin enfriarnos los pies. Si además lo acompañamos con medias, pantuflas y un té junto a la estufa ¡golazo de media cancha!
Aunque el mercado aún ofrece pisos de madera maciza, la gran mayoría de las personas prefieren sustituirlos por piso flotante ya que es igual de cálido, tiene varios diseños símil madera, es bastante más económico y es muy fácil de colocar. Eso no quiere decir que para su colocación podamos prescindir de un profesional. No, siempre es mejor llamar a los que saben. Sin embargo, a continuación te dejamos las instrucciones de armado así sabés de qué va la cosa. Quizá hasta te animes a dar una mano.

¿Qué es el piso flotante?

Bueno, normalmente lo asociamos a un piso de MDF o HDF. Sin embargo, es un tipo de instalación: el piso, sea del material que sea, está diseñado para ser colocado sin necesidad de pegar, atornillar, ni clavar. Las tablas se van uniendo por un sistema de juntas. La estructura del piso se compone, así, de cuatro capas que lo hacen muy resistente al tráfico y la abrasión.
Ahora que ya sabés lo que es, vamos al paso a paso. Antes que nada, tenés que saber los metros cuadrados de piso que vas a necesitar –lo sacás multiplicando largo por ancho del lugar a revestir–, y también es necesario saber el uso que vas a darle a esa habitación. Con esos datos en la cabeza, pasá por el Salón de Baños & Cocinas de Barraca Sanitaria Paysandú a elegir el modelo que más te guste. También vas a necesitar zócalos y una manta niveladora que, además, aísle las tablas de la humedad del suelo. Si tenés dudas, Fiorella y Luciana están ahí para ayudarte y asesorarte en lo que necesites.
Una vez que tengas el piso, toca preparar la superficie. Se pueden colocar las tablas sobre un piso ya revestido con cerámico o porcelanato, pero si tiene moquete u otro tipo de alfombras las tenés que sacar porque, al ser blandas, evitan que el piso quede firme. La base para la instalación debe ser pareja y libre de imperfecciones ya que las tablas las copian. ¿Te acordás que más arriba nombramos la manta niveladora? Ayuda a emparejar algunas pequeñas imperfecciones en la carpeta pero no es mágica, así que no debés saltearte este paso. También es importante retirar zócalos existentes de las paredes.
Cuando la superficie esté pronta y las paredes estén libres, hay que colocar primero la manta. Como viene en rollo, conviene superponer las uniones unos 20 centímetros y pegarlas con cinta para que actúe como una sola membrana. Esta membrana debe subir unos centímetros por la pared para quedar detrás de los zócalos.
Ahora sí, ¡a las tablas! Se sugiere colocarlas en paralelo a la parte más larga de la habitación, para tener menos recortes pero, al final de cuentas, es más que nada una decisión estética. Conviene comenzar a colocar las tablas en la pared opuesta a la entrada del lugar, y dejar unos 8mm entre la tabla y la pared para que absorba la contracción y dilatación típica del material. Si ese espacio no se dejara, la tabla podría levantarse, partirse o agrietarse.
Las tablas se van encastrando unas con otras, sin pegamentos, con un sistema de ranuras y lengüetas. Los laterales se deslizan uno en otro a 45º y quedan trabados al bajar y dejar en forma plana. Es recomendable alternar las uniones cortas de madera, para que coincidan tabla de por medio. Esto no solo queda mejor estéticamente, sino que también ayuda a darle una mayor resistencia al piso.
Por último, coloca los zócalos en la pared, de modo que tapen la separación existente entre esta y las tablas. Ahora sí ¡el piso quedó pronto! Solo queda disfrutar de tu casa con quienes más quieras.
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