La palabra oficial, los árboles de la plaza y la libertad de prensa

En primer plano, uno de los árboles que se proponía talar, en "la entrada" a la dársena. Al fondo, contra el carro de comidas, el otro árbol era la segunda opción.

El Día Internacional de la Libertad de Prensa –que hoy se celebra– comenzó de una manera diferente, cuando en las primeras horas de la mañana el intendente departamental Nicolás Olivera expresó al periodista redactor y al director de EL TELEGRAFO que se había publicado una noticia “falsa”, la instalación de una parada de ómnibus en la dársena sobre Zorrilla de San Martín, en plaza Constitución.
El cronista había indicado que para ello sería necesario talar algunos históricos árboles. La Intendencia hace hincapié en que no dijo eso a “ningún periodista”. Tampoco envió comunicado, se agrega desde aquí.
Esto lleva directamente a la función del periodismo y de los periodistas. Y al origen de la información. Las instituciones públicas o privadas mal harían en caer en la creencia de que los periodistas deben limitarse a publicar comunicados o partes de prensa oficiales.
Es de esperar que la Intendencia de Paysandú no considere que sea así, que simplemente hay que convocar a la prensa para que los medios difundan el discurso oficial.
Que comprenda que además de ello, la prensa puede desarrollar su labor a partir de lo que es testigo, de obtener información de diversas maneras, para que el lector sepa lo que ocurre no solo por el discurso oficial, sino además –y especialmente– por la mirada independiente de los medios y los periodistas.
No tenemos razón para dudar de la versión de la Intendencia que sostiene que no se hará tal intervención urbana. Seguramente se presentará un diseño revolucionario que incluya a esos árboles. De todas maneras, es reconfortante como medio de prensa, haber contribuido a mantener el patrimonio histórico, que no debe ser sacrificado por imperio de las necesidades de la modernidad.

Extraoficial, pero cierto

La noticia publicada hoy, que indica que la nueva parada de ómnibus en la dársena de Zorrilla de San Martín, en plaza Constitución, necesita para su construcción de la tala de algunos históricos árboles fue negada por la Intendencia de Paysandú.
Un apresurado comunicado sostiene que “en ningún momento se dio a conocer una información de ese tenor a ningún periodista”.
Y en eso tiene razón el comunicado, pero EL TELEGRAFO no dice lo contrario. Si bien en el artículo se reproduce una entrevista al director de Tránsito, Lucas Facello, éste no dio esa información al periodista.
Pero eso no quiere decir que la información no sea veraz. El propio redactor presenció en plaza Constitución cuando (hace varios días) Facello –vestido con su tradicional chaleco color verde– y funcionarios de Copay, estaban en el lugar, considerando la longitud necesaria para la obra, cómo usar la vereda –que tiene un espacio donde faltan dos árboles– y qué hacer con otros dos ejemplares, uno al ingreso y otro a la salida de la parada que se pretende construir.
Lucas Facello no negó la existencia de esa reunión al ser consultado hace pocas horas por el periodista. Salvo en el hecho de que dijo que no consideró “cortar un árbol, hace años que trabajo en esto y jamás pensaría en una idea así”.
Empero, el periodista vio con claridad la preocupación que generaba la presencia de árboles en el acceso –especialmente– a la parada. Cuando se le recordó hasta los gestos que hacían –bastante claros, por cierto–, solo dijo que “puede haber sido algo genérico de ‘los cuidados’ a tener en cuenta”. Prometió además que “la idea es hacer algo lo más adecuado, ambiental y patrimonial posible”.
Ciertamente, tras la publicación de la noticia –que surgió por trabajo presencial del periodista y la posterior entrevista realizada a Facello– queda claro que la Intendencia no procederá a la tala de esos árboles. Eso no significa que la idea sí estaba en consideración, y de hecho era determinante para los planes que se tenían. Antes de llamar “falso” al trabajo del periodismo, hubiera resultado más sencillo difundir que la idea había sido desechada.
Cabe preguntarse qué hubiese sucedido si información no se hubiese hecho pública. Eso no lo podemos responder; lo que sí sabemos es que el proyecto original consideraba necesario cortar uno o dos árboles.
Era necesario que el lector conociera la producción de la noticia, para dejar en claro la actividad profesional que caracteriza desde 1910 a EL TELEGRAFO, sin tener que esperar el comunicado oficial de turno. Ese ha sido nuestro norte por más de 110 años y lo seguirá siendo.