Uso residencial de leña es responsable del 60% de las emisiones perjudiciales

Cuadro ilustrativo sobre la eficiencia de equipos empleados para calefacción a leña.

El Ministerio de Ambiente dio a conocer una serie de recomendaciones compiladas en un manual, acerca de la leña como recurso renovable, a efectos de promover su uso de forma eficiente, saludable y segura. A través de este compilado se acerca a los usuarios de leña “consejos prácticos sobre su uso en estufas y calderas, a fin de optimizar su eficiencia y minimizar las emisiones producto de combustión”. De acuerdo con la publicación oficial, la leña es el segundo energético más consumido en los hogares (detrás de la electricidad), y se usa básicamente para calefacción y cocción de alimentos. En el 56% de los hogares hay por lo menos una parrilla, un medio tanque, un horno a leña, que se usan de 3 a 4 veces por mes en el verano, mientras que el 54% utiliza estufas a leña, “quematuti” o calderas de leña en invierno.

En 2019, el consumo de leña a nivel residencial fue el 55% del consumo final en todo el país, aproximadamente un millón de toneladas de leña anual.
La leña más vendida en nuestro país es la de eucalipto en sus variedades globulus, grandis y colorado, aunque también se vende leña de bosque nativo (coronilla, espinillo, tala, etcétera) cuyo corte, tránsito, tenencia y comercialización, está reglamentada por la ley forestal N° 15.939 y el decreto N° 330/93.

La ley en su artículo 24° prohíbe la corta y cualquier operación que atente contra la supervivencia del bosque nativo con dos excepciones: la primera, “cuando el producto de la corta se destine al uso del establecimiento y alambrado del mismo”, y la segunda “cuando el propietario del bosque presente un plan de manejo y sea aprobado por la Dirección General Forestal del MGAP”.

Mal uso

El uso de estufas ineficientes a leña, así como de leña húmeda o verde, puede producir altos niveles de contaminación, tanto fuera como dentro de las viviendas, generando impactos negativos en la salud de las personas y en el ambiente.

El Ministerio estima que el uso de la leña a nivel residencial “es el responsable de la emisión de aproximadamente 16.000 toneladas de material particulado total por año”, y que esto representa “un 36% de emisiones de material particulado total que se emite anualmente en Uruguay”, sin considerar las emisiones por erosión eólica y por rodadura.

A su vez, el uso residencial de la leña es el responsable de aproximadamente el 60% de las emisiones de diámetro menor a 10 micras, las de mayor incidencia en afecciones a la salud, seguido por el uso industrial, con un 25%.

Cuando el combustible no se quema correctamente, se produce una combustión incompleta que libera pequeñas partículas que son nocivas para la salud. Entre los factores que provocan esto se encuentran el uso de leña húmeda, la utilización de estufas abiertas, el uso de estufas defectuosas o sin mantenimiento, la quema de plásticos, el encendido con combustibles líquidos, la falta de limpieza del ducto/chimenea y la regulación inadecuada de la circulación de aire. Muchas veces ocurren simultáneamente.

LEÑA SECA

El manual recuerda que cuando la leña está verde o recién cortada puede contener más de un 50% de agua y gran parte de la energía que genere, se perderá en la evaporación de esa agua, por lo que se necesitará más leña para entregar la misma cantidad de energía al ambiente interior.
Mientras más humedad tenga la leña, mayor presencia de contaminantes habrá en el aire luego de su combustión.

El poder calorífico varía según cada especie, pero es el porcentaje de humedad la variable que más influye en la cantidad de calor que entrega. La leña con menor contenido de humedad garantiza un mayor poder calorífico, y por lo tanto, un menor consumo para alcanzar los mismos niveles de confort. El manual se puede consultar online o descargar desde la página del Ministerio de Ambiente.