Un verano bajo cero

Una vista diferente de la toma de agua de la ex Norteña.

El paterno volvió a sorprendernos con una bajante que, si bien no es “histórica”, está entre las más grandes de los últimos años. Y en este clima loco que vivimos es la segunda vez que se muestra así en menos de un año, tras décadas sin llegar a estos niveles. La vez anterior más cercana fue el 23 de abril de 2021 y, al igual que el viernes, estuvo en 28 centímetros por debajo del cero del puerto de Paysandú. Anteriormente, el 15 de marzo de 2020 había estado en -20 centímetros. En pocas palabras, en los últimos tres años vamos viendo tres bajantes “extremas” frente a Paysandú.

Quizás por eso la marca del viernes resultó llamativa y hasta algunos dijeron que jamás lo habían visto tan bajo, pero para la mayoría no fue tan sorprendente. Además desde hace meses se viene advirtiendo sobre la sequía que habría este verano y que ya se ha instalado con toda su dureza, que por otra parte no solo afectaría nuestro territorio sino toda la cuenca del río Uruguay y del Paraná.

Y que ambos ríos que mueren en un mismo punto, formando así al Río de la Plata, tengan caudales tan bajos es lo que se conjuga para que el bajo río Uruguay alcance niveles tan extraordinariamente bajos, tanto que en algunas oportunidades se aprecia que corre hacia el norte, porque las mareas y los vientos le “ganan” al ínfimo caudal que llega de arriba, mientras que apenas baja unos centímetros en la desembocadura, se refleja directamente frente a Paysandú.

Caudales

El agua que vemos pasar frente a nuestras playas podría decirse que siempre es la que turbinó Salto Grande 24 horas antes. Los aportes aguas abajo de la represa no son significativos para la altura del río, y menos en una seca como esta en la que afluentes importantes como el Queguay apenas son un hilo de agua que corre.
Por eso podemos inferir que el caudal del viernes era los 655 metros cúbicos por segundo que dejaba pasar la represa el jueves más lo poco que recibió de aportes entre Salto y Paysandú. Es un caudal bajo, pero como decimos influye más que el Paraná esté inusualmente bajo en su desembocadura.

Respecto a las perspectivas para las próximas horas, siempre dependerá de la operativa de Salto Grande, pero nada indica que habrán grandes cambios porque al norte de la represa tampoco hay agua y el aporte que recibe está muy estable entre 570 y 620 metros cúbicos por segundo, y como el lago está bajo –cota 32,8 metros— no hay mucho margen de maniobra para desperdiciar demasiada agua.

Por lo pronto, algo ya repuntó, en gran medida por el fuerte viento sur de la víspera y anoche estaba en 48 centímetros sobre el cero.

Mientras tanto este es un buen momento para aprender más de nuestro río, memorizar dónde están las piedras y otros obstáculos para la navegación, y disfrutar de un paisaje que no siempre se puede ver.

Pero eso sí: a los navegantes, ¡mucho cuidado! En lo posible navegar sobre la canal y no salirse demasiado, porque las piedras afloran donde menos lo imaginamos y un golpe en el casco o la pata del motor puede generarnos un mal momento, como ya ocurrió días pasados en que una embarcación de pequeño porte terminó siendo remolcada semihundida por esa causa.