Entre el legado industrial, las actividades náuticas y una rica historia, así vive Casa Blanca el presente

Son pocos los lugares en el Uruguay en donde la belleza natural y la riqueza histórica se combinan para generar un entorno particularmente atractivo. En Paysandú se puede decir que Casa Blanca es uno de esos lugares en los que tanto sus pobladores como sus visitantes quedan atrapados por la magia del lugar. El pueblo, cuya actividad cotidiana está fuertemente asociada a la industria frigorífica, concentra en su pequeña extensión historias de la época revolucionaria que se mezclan con el encanto de sus costas.
Es precisamente sobre las orillas del río Uruguay que se encuentra ubicado el Club Náutico de Casa Blanca, cuya oferta quizá no tan conocida le agrega un atractivo más al lugar. Al frente del club se encuentra, desde 2013, José Manuel Galván, quien además es director de Turismo en la actual administración departamental. En el predio ubicado al sur del frigorífico se encuentra esta “guardería privada con servicios”, como la describió el propio presidente de la institución.

El club crece de a poco y actualmente unas 60 embarcaciones tienen acceso. “Calculo que por la cantidad de embarcaciones de los socios y teniendo en cuenta que muchos vienen con sus familias, son unas 240 personas las que disfrutan de las actividades aquí” afirmó Galván en diálogo con EL TELEGRAFO. Galván está al frente de este club desde el año 2013, pero ya venía vinculado a Casa Blanca y sus actividades desde 2011, cuando se radicó en Paysandú.

En el lugar, ubicado en un predio perteneciente al frigorífico, es posible practicar la pesca artesanal y, de hecho, el buen “pique” que hay en las costas del pueblo es aprovechado a diario por pescadores de la zona. En 2019, el club concretó el anhelo de llevar adelante la 1ª Regata Colón-Casa Blanca, en la que participaron 12 embarcaciones. “En la medida de las posibilidades queremos continuar con ese tipo de actividades. Sería lindo tener alguna fecha en donde la actividad náutica se combine con la visita al pueblo, algo más turístico. Sin duda que el desafío deportivo es interesantísimo, porque las aguas del río Uruguay en esa zona son lindas de navegar; pero a su vez también creo que, en el caso de la regata a Casa Blanca de 2019, quedó demostrado que había un interés por la visita al pueblo en sí. Tuvimos la posibilidad en aquella ocasión de organizar un tercer tiempo luego de la regata, un momento para confraternizar y mostrarle las cosas lindas del pueblo a los participantes de la competición. Esas son cosas que enriquecen y complementan muy bien lo que es la actividad deportiva. Luego de esa instancia de 2019 hemos tenido otras en las que han llegado embarcaciones al club, con motivos que también estaban vinculados a visitas turísticas al pueblo. Por ejemplo, cuando se realizó el Campeonato Nacional de Motonáutica, vino una delegación de lanchas y motos de agua por río. Se les hizo un recorrido dentro del club con un relato histórico sobre el pueblo y en ese caso la conexión fue netamente fluvial, llegaron por agua y se fueron por agua. Tiene una magia distinta llegar al pueblo por ese eje que es el río Uruguay, que ha conectado a Casa Blanca con otras localidades ribereñas desde sus orígenes. Después vino la pandemia y hemos estado en contacto con el Yacht Club Paysandú, pero el año pasado el calendario de regatas venía medio colmado. Retomar y potenciar ese tipo de actividades sería importante, no sólo para el club, sino también para el pueblo” subrayó el presidente. El club, además, está por incorporar parrilleros.

Los más chicos disfrutan del cine y las cabalgatas

“Este es un lugar con una energía importante”, dice Galván al tiempo que sale desde la entrada del pueblo una de las excursiones a caballo de fin de semana, algo que queda como un legado del desaparecido Eugenio Schneider, que tuvo la iniciativa de fomentar las cabalgatas por la zona; hoy en día, las cabalgatas son coordinadas por Analía Ledesma, funcionaria del frigorífico, que, además, también está encargada de algunas funciones de cine para niños. “Los sábados tenemos actividad ecuestre durante la mañana, con recorridos de una hora. Es abierto a todo público y viene mucha gente de Paysandú. Muchos niños vienen a hacer equinoterapia, porque es sabido que hay patologías en las que el trabajo con los caballos puede tener una incidencia muy positiva. Esto se intensificó porque empezamos a convocar gente que no era de acá, armando un grupo de guías que conocen este tipo de actividades y hacen que la experiencia sea muy linda. La idea era hacerlo un poco más público, difundir a través de las redes. Entre niños y adultos son más de 60 personas en actividad. Vienen familias enteras en algunos casos. Los grupos son reducidos por una cuestión de seguridad, porque a veces los caballos pueden asustarse por diferentes motivos y eso hace que sea más propicio tener grupos chicos, pero seguros y que te garanticen el disfrute de la actividad” comenta Ledesma al tiempo que agrega que “se paga una cuota de 300 pesos por mes para las cabalgatas y se recorren algunos campos en los alrededores de Casa Blanca o incluso al costado de la ruta, para ir variando un poco los recorridos y que no se haga muy monótono”.

Cine, gimnasia, pulpería e historia

Los sábados son días “movidos” en el pueblo porque ahora, además de las cabalgatas, volvió el cine. “Comenzamos con cine para niños, pero también van madres que no conocían un cine, que jamás habían entrado a una función. Hay 35 asientos solamente y vamos amoldándonos a los horarios que encontramos disponibles. Hace tres años que vivo acá y además de trabajar en el frigorífico soy guía turística. Hacemos una vueltita por el pueblo si la gente llama y coordina. El cine empezó el sábado 11 de junio, ahora con énfasis en los niños. Llevamos apenas dos funciones y ha sido un éxito”, asegura.

Recorriendo el pueblo y algunos de sus lugares característicos, se puede apreciar el lugar donde se encontraba el Bistró, que hoy no funciona, pero donde se están brindando clases de gimnasia para adultos, en lo que ha sido una propuesta muy bien recibida por la población local. La intendencia brinda un apoyo al sumar a una profesora para las clases de gimnasia, en una iniciativa que es totalmente gratuita. Además de la Pulpería, ahora abierta, pero bajo concesión, otro de los puntos centrales en la vida del pueblo es la capilla Santa Ana, que, contrariamente a lo que pueda suponerse, no está en manos de la Iglesia Católica, sino que es privada.

Comprada por Eugenio Schneider, quien le propuso la compra al obispo de la Diócesis de Salto, la capilla cuenta con una comisión que coordina misas y otras actividades propias de la congregación. “Santa Ana” es el nombre en homenaje a Ana Laserre de Libarós, esposa del saladerista Carmelo Libarós, figura clave en la Casa Blanca de mediados del siglo XIX. El pueblo tiene, sin lugar a dudas, un atractivo histórico innegable y, según Galván, queda aún más por explorar: “Cerca de acá, hacia el sur, está la batería de cañones de Santa Bárbara, un lugar que mucha gente no conoce y que allá por 1825 fue protagonista de las luchas independentistas; además sería importante que comencemos a reivindicar la Conspiración de Casa Blanca, que fue el primer alzamiento revolucionario en nuestro suelo, días antes incluso que el propio Grito de Asencio. Por eso digo que queda mucho más por descubrir del este lugar”.