Morir buscando una vida mejor

En estos días dos tragedias deberían haber sacudido la opinión pública mundial. La primera, la muerte de más de 20 personas tratando de ingresar a territorio europeo desde Marruecos y la otra el hallazgo de otras al menos 50 personas muertas en el interior de un camión de carga abandonado en el estado de Texas, en los Estados Unidos. El vehículo, con matrícula de Estados Unidos, fue encontrado en una zona de poco tránsito, cerca de una vía de tren a unos 250 km de la frontera.
Comencemos por esta última. El hallazgo se produjo en cercanías de la ciudad de San Antonio, y el recuento de fallecidos habla de 22 procedentes de México, 7 de Guatemala, 2 de Honduras y otros 19 de los cuales todavía no había a la tarde de la víspera información sobre su nacionalidad.

Por supuesto que el hecho motivó investigaciones inmediatas a ambos lados de la frontera, y en Estados Unidos se había identificado tres personas, que ya se encontraban detenidas, presuntamente vinculadas a una organización ilegal dedicada al “contrabando” de inmigrantes, de acuerdo a las palabras de un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, citado por BBC. Del mismo modo se expresó el presidente estadounidense Joe Biden, quien dió sus condolencias en un comunicado en el que refería que “Los informes iniciales indican que esta tragedia fue causada por contrabandistas o traficantes de personas que no tienen en cuenta las vidas que ponen en peligro y los explotan para tener ganancias”.
El jefe de la Policía de San Antonio, William McManus, en una rueda de prensa, relató que quien lo encontró, un trabajador de las inmediaciones, escuchó un grito pidiendo ayuda. “Salió a investigar, encontró un remolque con las puertas entreabiertas, las abrió para mirar y encontró varias personas fallecidas adentro”.

Este hecho evidencia –una vez más– las tristes condiciones a las que se someten quienes pretenden ingresar al país norteamericano procedentes de Centroamérica, en busca de las oportunidades que no encuentran en sus países, ya sea por la pobreza o por la violencia. El jefe de Bomberos de San Antonio, Charles Hood, señaló que las personas murieron de agotamiento y exceso de calor dentro del camión, que no tenía aire acondicionado. El clima de San Antonio en esta época –verano boreal– es agobiante y ese día la temperatura alcanzaba casi los 40ºC. Los sobrevivientes no parecían tener acceso a agua y estaban demasiado débiles para salir del camión por su cuenta, agregan los relatos. Se trata del episodio más mortal protagonizado por personas que buscaban llegar ilegalmente a Estados Unidos.

Pero no es esta la única frontera mortal, ni la única en la que los traficantes hacen sus negocios a costa de las ilusiones de los inmigrantes ilegales. Apenas unos días antes fueron más de 20 –algunas fuentes hablan de hasta 37 y con posibilidad de incrementarse, dado la cantidad de heridos graves-– los que perdieron la vida en Nador, en el que ya se conoce como uno de los intentos de cruce terrestre más mortal a España desde Marruecos, es decir, entre África y la Unión Europea, a través de su única frontera seca.
El episodio fue protagonizado por más de 2.000 personas de origen subsahariano que pretendieron cruzar en “avalancha” la valla que rodea la ciudad de Melilla.
Organizaciones humanitarias consideran que la cifra real de fallecidos es mayor a la estimada, señalan que Marruecos pretende –literalmente– echar tierra encima sepultando rápidamente a los cadáveres y exigen una investigación inmediata para esclarecer las causas del suceso.

Las imágenes que se han difundido son tremendamente chocantes, muestran a los migrantes apilados, algunos sangrando, inmóviles en el piso.
Según los relatos de testigos muchos de los migrantes llegaron hasta la valla munidos de palos, cuchillos, piedras e instrumentos para cortar los barrotes de la frontera.
De los 2.000 que se aproximaban, unos 500 lograron acercarse realmente a la valla y protagonizaron la mortal avalancha. Muchas de las víctimas cayeron desde lo alto de la cerca fronteriza y otras fueron aplastadas en un momento de estampida. También hay testimonios e imágenes que dan cuenta de agresiones de agentes marroquíes contra los migrantes, a quienes intentaron frenar con bastones, gases lacrimógenos y pelotas de goma.

Hubo 133 migrantes que consiguieron su objetivo de cruzar a Europa, pero ahora afrontan a las autoridades españolas. Hay también decenas de personas heridas.
Organizaciones que velan por los derechos humanos advirtieron además por las condiciones de reclusión de las personas que fueron detenidas antes de intentar cruzar, denuncian el trato “violento y degradante” al que son sometidos.
Un video difundido por el presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMHD), Moussa Faki Mahamat, por medio de las redes sociales, mostraba decenas de migrantes apilados en el suelo. Los cuerpos yacían encima de otros y las marcas de sangre y trozos de ropa podían verse alrededor. Muchos parecían heridos y otros no mostraban signos de movimiento. La organización también difundió agentes marroquíes golpeando migrantes que no ofrecían resistencia.

Desde España se responsabilizó de lo ocurrido a las mafias que se dedican al tráfico de personas. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, calificó la llegada masiva de migrantes como un “violento asalto” contra la “integridad territorial” del país, además de –al igual que hizo Biden– lamentar la pérdida de vidas humanas y transmitir sus condolencias.
No serán sin embargo las últimas víctimas de un fenómeno que seguirá creciendo presionado por la pobreza, el cambio climático y la inseguridad, como enumeró en una reciente visita a Washington DC, Alejandro Giammattei, el presidente de Guatemala, quien abogó por “una migración segura, ordenada y regularizada”.