“Plan de viviendas de madera ahorran tiempo y dinero”

Moreira acompañada por el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, y los dirigentes sanduceros Nelson Gianoni y Duval Cabrera.

El Ministerio de Vivienda presentó a fines de mayo la “hoja de ruta” para la construcción de vivienda social en madera y la titular de la cartera, Irene Moreira, destacó la reducción de los costos y tiempos de construcción.

Reconoció las críticas sobre la durabilidad de la materia prima y aseguró que el ministerio está abierto a todos los sistemas constructivos no tradicionales. “Eso no significa que sean de mala categoría. Al contrario, basta con ir a muchos barrios privados de Canelones, donde más del 80 por ciento son construcciones no tradicionales. La madera, a pesar de usarse desde hace siglos en la construcción, aún podemos ver en Japón, Noruega o Finlandia, construcciones de larga data. En algunos casos del siglo XII que permanecen hasta hoy, pero se consideran no tradicionales”, dijo a EL TELEGRAFO.

Reconoció su apuesta desde el principio por este material. “Y no lo digo por lobby, sino porque realmente estoy convencida. Vemos hectáreas de plantaciones de pinos y eucaliptos. Alcanza con salir por las rutas 5 o 3 y es un camión tras otro con los rolos derecho al puerto de Montevideo. Tuve reuniones con dos empresas, una en Tacuarembó y otra aquí en Paysandú en la Caja Bancaria y ambas coincidieron en que el 95 por ciento de la madera va sin ningún tipo de valor agregado al puerto y de allí al mundo. Probablemente vuelva a Uruguay con un valor agregado y lo estemos pagando”.

Según la ministra, con esta construcción no tradicional “cubriremos tres caminos bien importantes. Uno es el objetivo principal de mi cartera que es la construcción de casas. La segunda es que la madera capta el CO2, mejora el ambiente, sobre todo el de las generaciones futuras. En tercer lugar, es una nueva fuente de trabajo porque hay que darle un valor agregado y son operarios que se van a tener que transformar para eso”.

PLAN PILOTO

El Plan Piloto sobre el programa fue presentado en Montevideo el año anterior. “Lo lanzamos el 5 de agosto y el ministerio de Vivienda, a través de su brazo ejecutor Mevir, conjuntamente con la Intendencia de Rivera que donó la tierra y empresas privadas que donaron madera”, detalló Moreira.

El 23 de diciembre, “a los cuatro meses los beneficiarios estaban entrando en las casas. Fue un verano muy especial de intenso calor y después intensas lluvias. Pasaron la prueba y a medida que fueron construyendo se fueron enamorando. Ellos fueron el mejor boca a boca que tuvo el programa y tan bueno fue, que estamos haciendo un nuevo programa en Las Flores, también en Rivera. Además, nos trasladamos a Estación Cuaró en Artigas”.
Explicó que los proyectos se instalaron al norte del país, “porque en América, sobre todo en Rio Grande do Sul, son muy conocidas las construcciones de casas de madera. Incluso, hacemos un acuerdo con Chile de intercambio de experiencias y con el sur de Argentina”.

Luego de la presentación en la “hoja de ruta”, un equipo de técnicos uruguayos y chilenos “empezaron a trabajar y ver lo que ellos denominaron como ‘barreras’. Más que barreras, yo diría miedos naturales de cualquier persona. Como al fuego o al mantenimiento”.

Moreira señaló que “los expertos en el tema dicen que la madera tiene un retardo al fuego mucho mayor que el acero, inclusive”. En cuanto al mantenimiento, aseguró que “es el de cualquier casa tradicional. La madera viene con un preparado y se puede instalar con distintas estructuras. Está la estructura de madera, como lo hicimos en Rivera, pero también el laminado. Hay un hotel de dos pisos en José Ignacio totalmente construido en madera. O el bloque de madera encastrada (BME) que se va armando, es decir, hay varios tipos en construcciones en madera. Hay una experiencia a construirse en la Ciudad Vieja, que será una torre de madera de varios pisos y un salón de usos múltiples”. Moreira aseguró que la materia prima existente en el país es suficiente para continuar con los proyectos. “Hay 160.000 hectáreas de montes, 53 millones de metros cúbicos y es material suficiente como para construir casas”.

El costo final de la casa comparada con otra de igual calidad bajo el sistema tradicional, “tiene dos ventajas. Una es el tiempo y nosotros jugamos contra el reloj porque construimos una casa en 4 meses. Se ahorra un 50% del tiempo y en precio, es alrededor de un 43% menor. Además, al construirse bajo techo, se bajan los aportes porque ya hicimos un trabajo con el BPS para que nos hiciera una escala específica con los casos de este sistema constructivo no tradicional”.