Presentaron Memorias del Errante, de Raúl Pezzatti

Raul Pezzatti, junto a Marita Coria y Luigi Lemes.

En Casa de Arte, el espacio de la familia Colombo situado en avenida Brasil y Gutiérrez Ruiz, tuvo lugar la presentación del libro Memorias del Errante, del sanducero Raúl Pezzatti. Ante un numeroso público, el autor presentó su obra acompañado de la periodista Marita Coria y el músico y docente Luigi Lemes, quien participó en la edición del libro como diagramador y corrector. Sobre el final se sumaron Danilo Pandolfo y Christian Morencio, dramatizando uno de los cuentos del libro, “La Cosa”.
La actividad fue oportuna para apreciar las obras del arte de uno de los artistas anfitriones, Ignacio Colombo. A partir de juguetes de plásticos reciclados, ha creado un conjunto de esculturas que conforman un universo propio tan bello y sorprendente como inquietante. Y que también forman parte del libro, a través de fotografías tomadas por él mismo.

Fronteras borrosas

Memorias del Errante consta de dos partes. La primera contiene cuentos y la segunda una novela breve. Casi todos los textos se sitúan en el terreno de la literatura fantástica, dijo Lemes al comentar el libro, diferenciando a este género narrativo de la ciencia ficción. Para definirlo, recurrió a palabras de Jorge Luis Borges, que lo consideraba el más antiguo que existe. “Sé que bajo cualquier latitud, la cosmogonía y la mitología son anteriores a la novela de costumbres”, decía en 1945 el célebre escritor argentino. Pocos años más tarde, en 1949, citado por Emir Rodriguez Monegal, Borges encontraba en la literatura fantástica cuatro grandes procedimientos: “la obra de arte dentro de la misma obra, la contaminación por la realidad en el sueño, el viaje en el tiempo, y el doble”. Años después, en una conferencia de 1967, al diferenciar a la literatura fantástica de la realista, decía que no tiene otro límite que las posibilidades de la imaginación. Decía, sin embargo, que sus temas no son ilimitados. Y los enumeraba: la transformación, la confusión de lo onírico con lo real; el tema del hombre invisible; los juegos con el tiempo; la presencia entre la gente de seres que trascienden el orden natural, y –otra vez–, el tema del doble.
Todos estos elementos observados por Borges aparecen claramente en el libro de Pezzatti, cuyas historias “ocurren en calles conocidas, en casas que podrían ser la nuestra, en territorios habituales para cualquier habitante de una ciudad pequeña del Interior de un país pequeño”. Y, más precisamente, en Paysandú y su entorno. Esa incorporación de la realidad circundante en el texto literario no se da solamente en el paisaje y las cosas que nos rodean, sino incluso en las personas (muchos de los personajes resultan reconocibles, tienen su correlato en la vida real). Pero así como estas narraciones mostrarán al lector cosas cotidianas, familiares, también lo sumergirán en otras “inexplicables, terribles y fatalmente inevitables, donde lo onírico juega un papel central”. Seis de los ocho cuentos de la primera parte “transitan por estas aristas. Los otros dos podrían ser considerados más realistas, aunque no están exentos de su correspondiente cuota de horror, dolor y hasta de humor”. Con su presencia, señaló, ese humor aliviana bastante el tono general del libro.
El conjunto es “una invitación a caminar por la frontera borrosa que separa la (supuesta) realidad palpable, accesible, de otras intangibles, misteriosas, ocultas, que se esconden en milenarias tradiciones, antiguos pactos, antiquísimas alianzas, pero también –y acaso con la fuerza y el peso de todo aquello– en los mundos que se construyen en los sueños cotidianos”, expresó Lemes, citando el prólogo del libro. Al cierre de su intervención, anunció que Memorias del Errante es “el primer paso de muchos que queremos dar” con un emprendimiento editorial sanducero, llamado Río de Letras. Por ahora, dijo, “rellena sus cimientos, pero pretende crecer y alzar vuelo, como decía Martín Fierro, ‘no para mal de ninguno, sino para bien de todos’”.

La construcción y la literatura

Sobre el final, Pezzatti agradeció a todos quienes lo han apoyado en su trayectoria literaria y respondió algunas preguntas. Aunque el libro es su primera publicación, no es el primero que escribe. Conocido como trabajador de la industria de la construcción, no se identifica a sí mismo como escritor sino como “un peludo que escribe”. Consultado al respecto, dijo que esto no significa renegar de su trabajo en la construcción, del que se siente orgulloso. “No puedo decir que soy escritor porque yo vivo de la construcción, de lo que hago con mis manos. Escribir, escribo desde que me acuerdo”. Resumiendo lo que muchos piensan, señaló Luigi Lemes: “Algunos creemos que no hay contradicción entre ambos oficios, que se abrazan en la raíz creativa y que florecen en el arte. Raúl seguirá –así lo anhelamos– escribiendo edificios en el papel urbano y construyendo historias con realidades cercanas y sueños ancestrales”.