Día: 28 de octubre de 2022

Hace pocos días tuvo lugar la instalación oficial de la Comisión Honoraria de las Juventudes Rurales, en una reunión en la que participaron autoridades de las instituciones vinculadas a la juventud rural y jóvenes de las organizaciones que la integran, como es el caso del Instituto Nacional de la Juventud del Uruguay (INJU), Instituto Nacional de Colonización (INC), Comisión Nacional de Fomento Rural, Movimiento de la Juventud Agraria, Jóvenes de ARU y Federación Rural, Red de Semillas.

En el acto que se desarrolló en la Sala Schwedt del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) el adjunto del INJU, Aparicio Saravia, subrayó que “un hito como este nos marca la responsabilidad de llevar adelante un ámbito de participación, políticas y acciones que visibilicen las demandas y las necesidades de la juventud rural en todo el ámbito nacional”. En tanto aludió a la importancia de que las instituciones hayan respondido a esta convocatoria formulada a través de un decreto presidencial.

No es la primera vez que se trata de promover un espacio de trabajo constructivo, diverso, con participación de grupos representativos del medio rural y en este caso concreto nucleamientos de jóvenes que tengan un ámbito de expresión de inquietudes, propuestas y perspectivas de contar con canales directos de comunicación con autoridades con poder de decisión. La necesidad de cada determinado tiempo abordar la reformulación de estas iniciativas, indican que estas buenas intenciones han tenido el común denominador de naufragar en un mar de complejidades burocráticas, expectativas frustradas y una realidad cultural que no es fácil de cambiar o poder adecuarla a los tiempos.

En este aspecto se centraron los conceptos de Carlos Rydstrom, director de Desarrollo Rural, al señalar que “esto no comenzó hoy, ni tampoco en aquella tarde de agosto de 2020, cuando se volvió a lanzar este ámbito. Pero nos toca a nosotros ahora esta responsabilidad, por parte de la institucionalidad pública y de las organizaciones de la sociedad civil”, a la vez de destacar el trabajo conjunto de las instituciones que desde el gobierno trabajan aunadas en políticas públicas para las juventudes rurales, con el objetivo de fortalecer y apoyar ese sector de la ruralidad, invirtiendo trabajos y recursos para lograrlo.

Entre los cometidos de la Comisión Honoraria de las Juventudes Rurales, figura el generar espacio de diálogo y cooperación entre el Estado y las juventudes rurales, con el fin de promover y fortalecer políticas públicas que garanticen el pleno ejercicio de los derechos de los jóvenes vinculados al medio rural, incluyendo una agenda conjunta de trabajo y desarrollar acciones en clave territorial que apunten a mejorar la calidad de vida de las personas jóvenes que habitan el medio rural, mediante políticas de vivienda, educación, trabajo, acceso a la tierra, salud, producción, participación, cultura y género, entre otras.

En esta ultima enumeración seguramente tenemos la clave de la mayoría de las inquietudes y necesidades de los jóvenes de tierra adentro, que no son de ahora ni mucho menos, sino que vienen desde hace décadas, desde el fondo de los tiempos, diríamos, y que no han sido acompañadas por logros de la significación que se requiere para retener a los jóvenes en el medio rural y contener el pernicioso goteo de la emigración campo – ciudad.

Muchas de estas reivindicaciones las hemos escuchado a lo largo de los años por ejemplo en el marco de la celebración del Día de la Juventud Rural, cada 27 de agosto, señalando prioridades en los jóvenes que residen en vastas áreas del país, con estrecha vinculación con las actividades del agro, y que por ende forman parte de la diversidad de acciones que se dan en el país en las distintas comunidades urbanas y rurales.

Las reflexiones de representantes de las diversas entidades de jóvenes se enmarcan en contar con herramientas ante el constante desafío a que se ve enfrentado el joven ante el avance de la tecnología y las limitaciones del medio, incluyendo planteos respecto al estado de la caminería rural y la necesidad del acceso a la tierra por los jóvenes. Asimismo, frecuentemente la juventud rural plantea la necesidad de la capacitación para los jóvenes, que tienen ganas de quedarse en el campo y de trabajar, a la vez de requerir espacios en el medio rural más cercanos a las ciudades para poder generar vínculos y a la vez vender sus productos directamente.

Otros aspectos destacados son el contar con herramientas que tiendan a dignificar la vida en el campo, a través del acceso a la tierra, la educación y la recreación, mediante políticas públicas que apoyen a las juventudes rurales para que permanezcan en el campo, a la vez de señalar la necesidad de contar con apoyo una vez que accedan a la tierra.
Estos elementos formar parte importante de las acciones reclamadas a los gobernantes no solo por los jóvenes que viven en el medio rural, sino por actores de todas las edades en los sectores vinculados al agro, y por regla general por quienes desde diferentes ámbitos perciben el país como un todo, en la interacción e interdependencia campo-ciudad y no como una dicotomía, así como su proyección vital sobre la economía del país.

En esta reformulación de un ámbito de diálogo e interacción entre organismos del Estado e instituciones representativas del medio rural estamos ante un factor que debería resultar de impacto positivo para contribuir a retener a las familias en el campo, con políticas proactivas más que como una reacción puntual ante circunstancias que hacen que continúe sistemáticamente la migración campo-ciudad, en la que los jóvenes juegan un papel fundamental por falta de atractivos en su lugar de origen.

La falta de oportunidades laborales, de posibilidades de crecimiento en el propio medio rural, de escasos polos de desarrollo que empleen mano de obra en relación con la demanda existente en los rincones más alejados del país, conspiran contra un esquema de equilibrio en ventajas y desventajas comparativas de estar asentados en el campo y en localidades rurales.
Consecuentemente, es impensable que por mayor voluntad política y disposición que haya, en un solo período de gobierno o en un único partido puedan generarse condiciones determinantes para revertir este escenario.

Pero sí es posible, fundamental y necesario, dar pasos concretos en la dirección necesaria, en el marco de una política de continuidad y amplia participación de todos los actores, para trabajar en el diseño y la instrumentación de políticas que coordinen esfuerzos más allá de un período de gobierno para quebrar este círculo vicioso de pobreza-emigración desde el ámbito rural. → Leer más