Ejercicio intenso es el mejor para el corazón

Practicar actividad física de forma regular es un hábito notablemente beneficioso para el organismo todo, y principalmente, para el corazón.
Pero, para mantener alejadas las enfermedades cardiovasculares, ¿qué tipo de ejercicio físico es más efectivo?
Si bien un mínimo de movimiento corporal es positivo frente al sedentarismo, un estudio noruego ha confirmado que, para prevenir problemas coronarios, lo más útil es el ejercicio intenso.

Para conocer cuál es límite que determina si una actividad es más o menos beneficiosa para el corazón, los investigadores evaluaron a 3 grupos de personas. Uno de ellos realizó series de carrera en cinta con previo calentamiento 3 veces por semana, lo cual se considero un programa intenso de ejercitación.
Un segundo grupo realizó, con la misma frecuencia, caminata en cinta y el tercer grupo fue inactivo físicamente.
Si bien el grupo de actividad moderada mostró mejoras en su presión arterial y en el peso corporal, quienes realizaron ejercicio intenso también vieron efectos positivos en la sensibilidad a la insulina, la capacidad aeróbica, la función endotelial y otros factores involucrados en el síndrome metabólico.
Es decir, la actividad física en general redunda en beneficios para la salud y puede prevenir enfermedades cardíacas, pero aún más positiva es la respuesta del organismo ante la ejercitación intensa.

Ya saben, practicar actividad física regularmente es indispensable para vivir con salud, y si bien con la intensidad del ejercicio pueden variar los resultados, siempre es mejor “hacer algo” que “hacer nada”.
Además, no olvidemos que la actividad que realicemos debe ser acorde a nuestro estado físico, con el objetivo de no sobrecargar el organismo y caer en consecuencias indeseadas.

Los detalles

Otro estudio realizado en la Clínica de la Universidad de Navarra convino en que, para el corazón es mejor correr que nadar, aunque es mejor la piscina que caminar. O sea, la misma conclusión, el ejercicio es mejor para el corazón si es intenso. Yendo al detalle, lo que exactamente han demostrado es que, para la población estudiada (más de 10.000 adultos), el riesgo de sufrir lo que se conoce como síndrome metabólico es un 37% menor entre quienes realizan un ejercicio vigoroso o intenso frente a los que lo hacen ligero. Para el subgrupo de los mayores de 55, el beneficio llega al 90%. Lo que los investigadores, entre los que se encuentra el médico del trabajo Alejandro Fernández Montero, han medido es la relación entre el denominado síndrome metabólico y el nivel del ejercicio. Se dice que una persona tiene ese síndrome cuando sufre tres de las cinco siguientes condiciones: glucosa o tensión alta, colesterol bueno (HDL) bajo, triglicéridos alto u obesidad (medida por el perímetro de la cintura). Este conjunto de situaciones es un determinante claro de riesgo cardiovascular y de diabetes tipo II (la que no es congénita), explica Fernandez-Montero.

La Organización Mundial de la Salud divide el ejercicio en leve (un consumo de menos de 3 met a la hora), moderado (de 3 a 6) e intenso (más de 6 met). Como no se suele llevar a mano un medidor de mets, el especialista da algunas ideas de a lo que se refiere: caminar a paso muy rápido supone unos 4,5 mets como máximo; hacerlo suave, 2,5. La natación (40 minutos) se traduce en unos 6 mets, jugar un partido de fútbol 7 mets, trotar (a 8 kilómetros por hora, lo que supone 7,5 minutos el kilómetro) 8 mets y el atletismo, como por ejemplo, correr a 5 minutos el kilómetro, alrededor de 12 mets. El met es el gasto energético que consume un adulto de 70 kilos sin moverse.