Descentralizar el impulso

La Ley N.º 19.820, de setiembre de 2019, estableció en su Artículo 1º la declaración de interés nacional del “fomento de los emprendimientos a través de la consolidación de un ecosistema emprendedor en el país, el desarrollo y la difusión de la cultura emprendedora, y la promoción y el desarrollo de los emprendimientos y los emprendedores”.

En los pocos años que lleva en vigencia esta ley se han logrado avances significativos, aunque todavía está muy lejos el Uruguay, por diversas razones, de aprovechar todo su potencial. Entre estas razones podemos enumerar las estructurales, como lo acotado de su mercado interno, lo que hace que los emprendimientos nazcan con un techo demasiado bajo y que los más ambiciosos deban pensar demasiado pronto en un proceso de internacionalización, con todo lo que ello implica. Pero también hay factores culturales que hacen pensar que el emprendedurismo es para unos pocos privilegiados que tienen tras de sí un buen respaldo económico familiar. Mucho de eso hay, por cierto. Pero tampoco es que no se puede llevar adelante un emprendimiento innovador partiendo de cero, o casi que de cero. Hay instrumentos que están a disposición de quienes quieran llevar adelante sus ideas, a veces no se conocen o no se sabe dónde acudir para saber cómo acceder a ellos. Y no es que no se difunda, es que da la impresión que la información al respecto queda encerrada en una burbuja a la que acceden solo quienes ya están inmersos en determinados circuitos vinculados al mundo emprendedor. De alguna manera el sistema se retroalimenta y se encierra en un ámbito en el que se repiten las mismas caras que dialogan en un dialecto poco accesible a quienes llegan desde afuera. Y ni hablar si, además de todo esto, se trata de emprendedores que están lejos de la metrópolis, donde se toman las decisiones, e incluso más aun si se ubican por fuera de otros centros urbanos como las capitales departamentales del Interior. Hasta allí, hasta esa barrera, llega la promesa del acceso al mundo. Y es que el mundo está ahí afuera, a un click de distancia, y está la conexión, y acá están las ideas y hasta están los recursos a veces, y también están las personas capacitadas, pero falta algo en el medio que haga que todo se conecte.

La Red Uruguay Emprendedor está integrada por más de 60 instituciones, públicas y privadas. Hace muy pocos días se reunieron en el Club del Emprendedor, en el LATU, para hacer un cierre anual en el que compartieron diferentes actividades, entre las cuales se trabajó sobre el proyecto de una nueva ley de emprendimientos, en la que está trabajando en Parlamento. Al respecto hubo un intercambio con el diputado Rodrigo Goñi, quien preside la comisión que tiene a estudio el proyecto de normativa. Anteriormente había anticipado que los desafíos asociados a la digitalización tendrán una buena cuota de protagonismo en la discusión hacia esta nueva ley. “Vivimos en un contexto de cambios acelerados, profundos y permanentes, que además tienen en la digitalización un fenómeno que ha impactado en todos los niveles de la sociedad, y especialmente en el emprendimiento, porque este fenómeno creciente de digitalización exige nuevas herramientas”, dijo. Se hace necesario contar con un nuevo marco legal, es imperioso construir políticas de mediano y largo plazo, que trasciendan los períodos de gobierno. “Dentro de las demandas que se plantearon van desde nuevas formas contractuales, hasta rediseños institucionales que el gobierno está encarando, también todo lo que tiene que ver con recursos presupuestales, donde es el Parlamento el que tiene la última palabra”, enumeró.

En un encuentro previo, desde la Red de emprendedores se había transmitido al legislador que se requiere “más formación y financiamiento para emprendimientos; y medición de indicadores para las instituciones, de manera de seguir mejorando”. También se le solicitó tener una participación activa en el proceso de elaboración de la nueva ley. Es, según Rosana Fernández, integrante del Ejecutivo de la Red Uruguay Emprendedor, “trascendental poder participar de estas instancias donde se busca recabar las necesidades, inquietudes y realidades del ecosistema con el objetivo de continuar ajustando y mejorando su marco legal, con la finalidad de darle herramientas para potenciar aún más el desempeño de los diversos actores que lo conforman”.

Más allá de la validez de todo esto, también sería oportuno que a esta discusión se sumaran voces del Interior, para que la discusión refleje las diferentes realidades de los emprendedores de todo el Uruguay y en esa futura ley se incorporen instrumentos que favorezcan que el sistema emprendedor sea realmente uruguayo y no metropolitano con derivaciones.
Sin dejar de reconocer el trabajo que realizan instituciones como la Agencia de Desarrollo, los Centros PYME, y otros actores del ámbito privado, vinculados al Ecosistema Emprendedor Oeste, es necesario seguir fortaleciendo el entramado de apoyo al emprendedurismo. Sobre todo es necesario hacerlo en un momento en el que el territorio ha logrado, después de muchas décadas de reclamarlo, que sea una realidad la descentralización educativa y que Paysandú y la región tengan una oferta de formación superior como en ningún otro momento de la historia. Fomentar el emprendimiento es fortalecer la vía por la cual esa formación se traducirá en un impacto real de desarrollo. De lo contrario seguiremos viendo a nuestros jóvenes más capaces y mejor formados –eso sí– yéndose por la Ruta 3.