Enfermedad cardiovascular en la mujer

Las enfermedades cardiovasculares representan el principal problema de salud de las mujeres en el mundo occidental, de acuerdo a la información brindada por los organismos nacionales e internacionales, siendo responsable de la muerte de casi 9 millones de mujeres en todo el mundo.
En Uruguay viene siendo responsable de más del 25% de las defunciones, seguida por los tumores, y patologías respiratorias, afectando en mayor medida a las mujeres en relación a los hombres.

De acuerdo a encuestas realizadas en Uruguay, el cáncer fue percibido por el 52% como el principal problema de salud y por el 62% como primera causa de muerte, la enfermedad cardiovascular lo fue en el 17% y 12%.

Las mujeres jóvenes tienden a invisibilizar el problema y a su vez reciben menos información desde el colectivo médico sobre el tema.
Muchas veces las mujeres no son diagnosticadas con enfermedad cardíaca con la misma rapidez que los hombres, y esto a pesar que: son más propensas a tener una enfermedad “silenciosa”, se pueden presentar con síntomas diferentes a los hombres, con más frecuencia tienen ciertos tipos de enfermedades cardíacas que pueden ser más difíciles de diagnosticar.

El retraso en el diagnóstico puede significar una demora en la asistencia que podría repercutir en las decisiones terapéuticas, la evolución y el pronóstico.
Las mujeres con mayor frecuencia tienen síntomas que no están relacionados con el dolor de pecho, que es el síntoma más frecuente en hombres, y se pueden presentar con molestias como: molestias en el cuello, la mandíbula, los hombros o la parte superior del abdomen, falta de aire, dolor en uno o ambos brazos, náuseas o vómitos, sudoración, aturdimiento o mareos, cansancio inusual, acidez estomacal (indigestión).
Muy importante es prestar atención a 2 momentos específicos de la vida de la mujer que pueden tener efectos importantes en la salud de la misma: el embarazo y la menopausia.

Durante el embarazo, la preeclampsia y la hipertensión gestacional provocan un riesgo de 3 a 6 veces mayor de sufrir hipertensión y un riesgo 2 veces mayor de padecer cardio y cerebrovascular.
Durante y después de la menopausia los niveles de estrógenos disminuyen y aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas.
A esto se suman los factores de riesgo cardiovascular tradicionales como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado, la obesidad, el sedentarismo, y los antecedentes familiares de enfermedad cardíaca temprana.

Importa tener en cuenta también la presencia de los factores de riesgo no tradicionales, más frecuentes en mujeres, tales como enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoidea, el lupus, esclerodermias.

Tanto hombres como mujeres se beneficiarían de poner en práctica estilos de vida saludables, que incluyan una alimentación basada en la dieta mediterránea, en la que se limite el consumo del azúcar y la sal, ejercicio de intensidad moderada y dejar de fumar.
La prevención es la principal estrategia y consiste en concientizar al colectivo femenino sobre la importancia del autocuidado desde la niñez como forma de prevenir la principal causa de muerte, vigilando los factores de riesgo tradicionales.
Dr. José Techera, consejero Regional Norte Colegio Médico del Uruguay