Extraño fenómeno de nubes rojas en la zona; alerta meteorológica continuaría hasta el sábado

Inumet actualizó la alerta naranja y amarilla por tormentas fuertes y lluvias intensas al menos hasta el sábado en toda la zona del Litoral. Pero el amanecer de este miércoles aportó un suceso atmosférico que puso mucho color a la actual situación climática.

La usual y particular belleza de nuestros atardeceres y amaneceres se vio completada el día de ayer por un fenómeno particular: las nubes “rojas” que cubrían el cielo previo a la tormenta que se desató. Y si bien el juego de colores no es ajeno al cielo sanducero, este caso se pudo ver en prácticamente todo el país.

Es un caso explicado por la llamada dispersión Rayleigh. La luz está compuesta de todos los colores del espectro visible: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. Y, cuando la luz solar se dispersa, no lo hace de manera uniforme. Cada color tiene una longitud de onda diferente y a eso se deben las diferentes tonalidades. Por ejemplo, el violeta tiene la longitud de onda más corta, mientras que el rojo tiene la más larga.

Cuando la luz solar atraviesa esas capas de gases de la atmósfera –cada una con gases de diferentes densidades– se dobla y se descompone como si estuviera pasando por un prisma. Además, hay partículas suspendidas en la atmósfera que hacen que esa luz descompuesta rebote y se refleje.

Cuando el Sol se pone o sale, sus rayos chocan con las capas superiores de la atmósfera en ángulos específicos… y ahí es cuando surge la “magia”. A medida que los rayos atraviesan esas capas superiores de la atmósfera, las longitudes de onda azules se dividen y se reflejan en lugar de ser absorbidas.

Cuando el Sol se acerca al horizonte, los azules y los verdes se dispersan y queda ese resplandor naranja y rojo. Eso sucede porque la luz de ondas más cortas (violeta y azul) se dispersa más que la luz de ondas más largas (naranja y rojo)… y el resultado es un despliegue de colores fascinantes en el cielo.

En el amanecer de ayer, con el sol bajo en el horizonte, los rayos iluminaron las bases de las nubes, reflejando las tonalidades más cálidas del espectro de luz, o sea, naranja y rojo.