Las TIC y nosotros

Las últimas mediciones sobre incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la vida cotidiana de la población de Uruguay muestra un crecimiento sostenido de la incorporación de herramientas digitales en las actividades laborales, de información, comunicación y entretenimiento.
Esto ha sido posible por una serie de factores que tienen que ver principalmente con el desarrollo de políticas de Estado que apuntan a la digitalización y la incorporación de la infraestructura que lo permita, tales como Internet con muy buena conectividad inalámbrica y con suficiente velocidad para la transferencia multimedia cubriendo prácticamente todo el país, algo a lo que los uruguayos nos hemos acostumbrado pero no es tan común en otros países latinoamericanos. En segundo lugar, incide también la posibilidad de acceso a dispositivos que, por una parte han ido reduciendo sensiblemente su precio y por otra, han llegado a los ciudadanos más pobres a través de programas específicos impulsados desde el Estado, como fue el Plan Ceibal y el Plan Ibirapitá, que distribuyeron laptops y tablets a todos los escolares de la educación pública uno y a todos los jubilados de menores franjas de ingreso el otro, permitiendo abatir la brecha digital.
Es algo que solo un país con poca población como el nuestro puede universalizar, pero hacen falta también decisiones políticas que fueron oportunamente tomadas y que, facilitaron procesos originalmente impensados como la reconversión de todo el sistema educativo a la virtualidad durante los peores momentos de la pandemia cuando las clases presenciales estuvieron suspendidas desde la Educación Inicial a la universitaria.

Precisamente, la pandemia por COVID-19 trajo una aceleración de los procesos de digitalización y virtualidad en ese y otros sectores de la actividad nacional, como el comercio, las empresas y los trámites del Estado. Sin embargo, es justo reconocer que también la digitalización de trámites del Estado estaba avanzada cuando comenzó la pandemia y que el gobierno electrónico y la interoperabilidad entre organismos públicos venían trabajándose con anterioridad y formaban parte de las agendas digitales del Estado.
En estas cuestiones es que se asientan los resultados que actualmente está dando a conocer la quinta edición de la Encuesta sobre el Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Eutic) en Uruguay, que muestra que en el período pospandemia aumentó en la frecuencia de uso de Internet para actividades relacionadas a la salud, servicios de banca, compras, estudios y acceso a servicios del Estado.

Le encuesta es un trabajo conjunto entre el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Agencia de Gobierno Electrónico y la Sociedad de la Información y la Comunicación (Agesic) y se realiza cada tres años desde 2010 y es representativa de los hogares y la población de 14 años y más que reside en el país.
Las encuestas de 2019 y 2022 son singularmente significativas dado que se realizaron en momentos clave del Uruguay. “La Eutic 2019 fue realizada justo antes de que se declarara la emergencia
sanitaria en Uruguay debido a la pandemia del COVID-19, por lo que sus resultados son un reflejo de la situación del país previo a la pandemia. La presente edición, realizada en 2022, se implementó luego de que la pandemia tuviera su impacto en nuestras vidas, por lo que brinda insumos para comprender cómo el acceso y uso de las TIC cambió después de la pandemia”, explicaron los responsables de su instrumentación y análisis de resultados.

El dato más relevante es que continúa creciendo el acceso a Internet y 9 de cada 10 uruguayos lo utilizan. Entre los menores de 50 años, el acceso diario se universalizó, no obstante, el mayor crecimiento se registró entre los mayores de 65 años, ya que el 45% se conecta todos los días, cuando tres años atrás solo lo hacía el 36%, según el informe.
En este sentido, el uso de Internet aumentó significativamente entre las personas mayores y personas de nivel educativo bajo. No obstante, a pesar del aumento en el uso de Internet, aún persisten diferencias en el nivel de habilidades digitales de los y las internautas. Estas diferencias se evidencian principalmente entre las personas más jóvenes y de mayor edad (a favor de las más jóvenes) y entre las personas de menor nivel educativo y de mayor nivel educativo (a favor de estas últimas).

Internet se utiliza fundamentalmente con fines de comunicación, a través de redes sociales aunque también creció el porcentaje de usuarios que hicieron transacciones bancarias en línea o compras, las personas que teletrabajaron, coordinaron turnos para consultas o exámenes médicos y se conectaron con sus centros educativos. La encuesta evidencia también que los uruguayos nos estamos acostumbrando paulatinamente a utilizar medios digitales en nuestras interacciones con el Estado. En este sentido, la proporción de personas que realizaron pagos de servicios públicos en línea se incrementó 10 puntos porcentuales, de 17% en 2019 a 27% en 2022.

El uso de Internet para el entretenimiento aumentó respecto a 2019 y actualmente el 81% de los y las internautas uruguayos utiliza Internet para escuchar música, ver series o películas. De hecho, la encuesta señala que casi un tercio de estas personas se conecta a Internet diariamente a través de un televisor.
Con respecto al teletrabajo, los resultados muestran que aumentó considerablemente en 2022 en relación a 2019. Actualmente, 1 de cada 5 internautas que trabaja realizó teletrabajo en los últimos tres meses, cifra que se duplica entre quienes tienen nivel educativo alto.

Otro dato importante es que se redujo la brecha de conexión entre Montevideo y el Interior del país y actualmente mientras que en la capital, el 95% de los hogares dispone de conexión, esta cifra alcanza al 88% en el Interior.
En definitiva, esta fotografía que de alguna manera es la Encuesta sobre el Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación, nos muestra a los uruguayos cada vez más avanzados en el aprovechamiento de las herramientas tecnológicas digitales presentes en nuestra vida cotidiana, si bien continúan ciertas disparidades en cuanto a las habilidades para su uso.

Sería importante en ese sentido reforzar algunos lugares que pueden resultar claves para la formación de las personas en un mejor aprovechamiento de las mismas, como pueden ser las bibliotecas, centros culturales y espacios barriales públicos que, al menos en Paysandú, demostraron ser sumamente útiles en los cursos de profundización en el uso de tablets que oportunamente fueron entregadas a jubilados. Hay allí una experiencia y una logística que no debería desaprovecharse en beneficio de una mayor apropiación y uso con sentido de las herramientas tecnológicas a las cuales accedemos para la información y comunicación en nuestra vida cotidiana.