Solicitada: Día de la Madre Indígena

La diputada por Paysandú (PN) Nancy Núñez ha presentado un Proyecto de Ley a los efectos de designar el día 28 de setiembre como “Día de la Madre Indígena”.
Según ella misma aclara, la iniciativa partió del Grupo Cultural Charrúa para resaltar en nuestro calendario Nacional el día del nacimiento de Guyunusa.
Dice la diputada que “está probado documentalmente que esta mujer indígena nació el día 28 de setiembre de 1806, y que fue bautizada en la Parroquia de Paysandú con el nombre cristiano de María Micaela, casi diez meses después de nacer”, esto es totalmente cierto, Guyunusa nació el 28 de setiembre de 1806 y fue bautizada el 26 de julio de 1807, siendo sus padrinos Manuel Medina y Victoria Cambaigue, mientras que su madre fue la india charrúa María Rosa, todo esto de acuerdo con el Acta de Bautismo que aún permanece en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Paysandú en el Tomo l, pág. 18 de asientos bautismales. Guyunusa era hija natural,de padre desconocido, siendo imposible, por tanto, identificarla como una representante genéticamente homogénea de la etnia charrúa. Nótese incluso que su padrino era de apellido español y su madrina guaraní.

Señala la diputada que “nació en un momento en que las canciones de cuna se acompañaban con el tronar constante del cañón. Eran tiempos de invasiones inglesas”.
Realmente no puede saberse en qué fuente histórica puede haber abrevado la Sra. diputada para señalar el absurdo de que los cañones ingleses tronaban en Paysandú en 1806, cuestión que por supuesto no ocurrió jamás, a menos que refiriera a otros territorios y no donde nació y fue bautizada Guyunusa.

La exposición de Núñez continúa con un “Por ese entonces (1806) José Artigas era un soldado del Ejército Español (Blandengues), y como tal participó en la defensa. Muchos charrúas se aliaron con los criollos y hasta bautizaron a sus hijos, levantando sus ranchos en los pueblos bajo la protección de Artigas. Así hizo por entonces la india charrúa María Rosa con su hijita María Micaela Guyunusa”.

Aquí advertimos cuatro errores en solo cinco líneas. Primero, los charrúas no se aliaron con los criollos para combatir a los ingleses, segundo, no bautizaban a sus hijos, se les llamaba de “infieles” precisamente por no aceptar la fe cristiana, tercero, los charrúas como buenos nómadas que eran, no “levantaban ranchos”, sino tolderías como todo pueblo errante, y cuarto, en 1806 no existían los pueblos bajo la protección de Artigas, todo esto es históricamente inobjetable, no existiendo documento que lo contradiga. Resulta curioso –o por lo menos llamativo– que en el mismo año (1806) en que según la diputada los charrúas hacen alianza con los criollos para combatir a las tropas inglesas invasoras, Artigas , el 22 de Mayo, reclama los 500 pesos que la Comisión de Hacendados le prometiera por combatir a los indios infieles (charrúas y minuanes). Ver Archivo Artigas Tomo ll, págs. 422-424.

Afirmar además, que Guyunusa con su madre acompañó a Artigas en el Éxodo, no pasa más allá de una presunción peregrina que no puede demostrarse, y que solo se entiende como manera de tratar de asociar la figura del prócer con ambas indígenas.

Agrega Núñez: “Ella vivió entonces en los montes, en la resistencia cimarrona contra los portugueses, y ya jovencita, con 19 años apoyó como muchos otros charrúas, la gesta de los Treinta y Tres”.
Volvemos a la indocumentación como elemento meramente narrativo, desde su bautismo hasta 1832 cuando fuera apresada en la Revolución de Bella Unión junto a Vaimaca, Senaqué y Tacuabé, nada se sabe de la vida de Guyunusa, sí es conocido por las notas de Dumoutier en la obra de Paul Rivet “Les Derniers Charrúas”, que no fue en Salsipuedes donde se les apresó, sino un año después. “Estos indios hacían parte de un grupo de quince prisioneros tomados en Bella Unión y enviados a Montevideo tras la revuelta que pretendía desconocer la autoridad del Gral. Rivera”. Son los mismos indios quienes confirman a Dumoutier desde dónde proceden. Vaimaca incluso, agrega que él, al mando de 200 guerreros se encontraba “inofensivo” desde 1829 hasta 1932 cuando participa –y resulta hecho prisionero– en la antes citada revolución. Recuérdese que Salsipuedes ocurrió en 1831, resulta entonces de Perogrullo aclarar que no estuvo allí.

En cuanto a la “resistencia cimarrona contra los portugueses”, el Archivo Artigas documenta en varias oportunidades la alianza entre charrúas y portugueses, a quienes vendían como esclavos a pueblos como minuanes y chanás, a cambio de yerba, tabaco, aguardiente y cuchillos. Para mayor abundancia, también el Archivo Artigas contiene documentación de cómo los charrúas se negaron a pelear contra “el viejo Lecor” –así llamaban ellos al jefe portugués– y de que se negaron a acompañar a Artigas cuando éste abandona la Banda Oriental en 1820.
Abandonando la parte histórica, este Proyecto de Ley que será puesto a consideración del Plenario de la Cámara de Diputados, no parece justo con las miles de madres indígenas que dieron su legado existencial a esta tierra. Se está charruizando el indigenismo oriental, y lo que es peor, se está charruizando la maternidad, cuando esta en realidad, parió a quienes fueron la inmensa mayoría de quienes nutrieron nuestros ejércitos patrios, los de Artigas, Rivera y Lavalleja, y estos no fueron otros que los guaraníes o guaraní –misioneros.

Prefiero creer que la diputada ha sido traicionada en su buena fe, tomando en cuenta lo que un colectivo denominado Grupo Cultural Charrúa ha dado por cierto, y espero que el Parlamento tome los recaudos necesarios para profundizar en el tema. Raúl Hernández