Desde hace días están apareciendo tortugas, pingüinos y albatros –entre otras especies marinas–, muertos en las costas de Canelones, Maldonado y Rocha. Las imágenes que circulan muestran fundamentalmente tortugas y pingüinos enredados en redes de pesca industrial, por lo que se presume que sean de barcos pesqueros de distintas procedencias que están haciendo estragos en la fauna marina de varios países de Sudamérica, incluido el nuestro.
Aunque diversas explicaciones públicas sobre el tema vincularon estas mortandades con el estado de desnutrición de los pingüinos -que anidan en la Patagonia y luego realizan un largo viaje hasta aguas más cálidas- o incluso, con tormentas marinas para la que no están preparados para enfrentar debido a su estado nutricional, esto también puede ser tomado como un indicador del estado de nuestras costas y océanos afectados por notorios cambios de la diversidad marina debido a problemas como el calentamiento global pero también la contaminación y la pesca indiscriminada.
El tema no es menor ya que implica la afectación de numerosas especies y una pérdida de biodiversidad, además de existir desde hace tiempo una serie de denuncias públicas sobre pesca ilegal en la región.
Diversos artículos periodísticos publicados en Uruguay y Argentina alertan sobre la pesca ilegal china que depreda el mar en nuestra zona y la ausencia de controles efectivos en varios puertos, entre ellos el de Montevideo.
“La flota pesquera china depreda los océanos que rodean a Sudamérica. Cada año, alrededor de 400 barcos recorren más de 10.000 millas náuticas (16.000 kilómetros) desde China hasta llegar a las aguas del Pacífico y del Atlántico Sur, para situarse en los límites de las zonas económicas exclusivas de países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil. Allí, en alta mar, los pesqueros comienzan sus faenas. Buscan pota o calamar gigante, pero se llevan todo, incluso especies en peligro de extinción como los tiburones. Las preocupaciones alrededor de la flota china, considerada la más grande del mundo porque está compuesta por 17.000 embarcaciones, son distintas y, aunque principalmente se los relaciona con la pesca ilegal, hay registros de que en esos barcos suceden otros crímenes como esclavitud, trabajo forzado, tráfico ilegal y trata de personas”, señalaba en 2022 un artículo del argentino Infobae.
En relación al puerto de Montevideo, el referido artículo señala que “varios estudios académicos y otras investigaciones independientes de organizaciones ambientalistas señalan a este puerto como uno de los preferidos de las flotas pesqueras extranjeras, compuestas principalmente por embarcaciones chinas, que incurren en actividades de pesca ilegal, no reglamentada y no declarada (….) Este tipo de ilícito es considerado como una de las amenazas más importantes de los mares, incluso desplazando a la piratería”.
A su vez, un informe del 2018 de la organización Océanos Sanos aseguró que “el Puerto de Montevideo está catalogado como el segundo a nivel mundial en recibir pesca de transbordo sospechada de ser pesca ilegal, declarada y no reglamentada (pesca INDNR)”.
Desde la vereda de enfrente, una presentación sobre la situación de la pesca en Uruguay, realizada en 2021 por el entonces senador uruguayo Gustavo Penadés aseguró que es falso que “Montevideo es el segundo puerto del mundo en descarga de pesca ilegal”. Sin embargo, allí confirma que en el 2015, el puerto de Montevideo fue el segundo puerto más visitado en el mundo por buques reefer (embarcaciones que funcionan como grandes congeladores donde se almacena la pesca de otros barcos) y que en 2019 ingresaron al puerto de Montevideo 284 barcos pesqueros extranjeros y 21 reefers.
En este sentido, algunos artículos periodísticos entienden que el hecho que ese puerto haya sido el segundo del mundo en recibir reefers levanta sospechas acordes a las críticas de las organizaciones medioambientales dado que los reefers acogen la pesca de otras embarcaciones y algunas voces han advertido que muchas veces los transbordos se realizan en alta mar.
Según Insight Crime, “el transbordo fomenta la pesca INDNR” a través del uso de estos reefers, pues no solo reciben el pescado capturado sino que surten de suministros a las flotas pesqueras. La plataforma especializada en seguridad indica que “las flotas pesqueras de aguas distantes emplean el sistema de transbordo para pescar durante meses enteros por fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de 200 millas náuticas de los países”.
Cabe recordar que a través de la Ley N° 19.017 de fecha 30/11/2012 Uruguay ratificó el acuerdo sobre medidas del estado rector del puerto destinadas a prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
Aunque últimamente no se han informado cifras, el problema de la pesca ilegal existe desde hace años y revisando las noticias publicadas por el propio gobierno uruguayo hace una década, se expresaba públicamente por parte de las autoridades sobre el problema que representan estas prácticas y la necesidad de operaciones de carácter permanente que generan, tanto por vía aérea como marina, para la vigilancia y el control en aguas jurisdiccionales. A modo de ejemplo cabe señalar que solo en el mes de febrero de 2012 la Armada Nacional informaba haber impedido a más de trece buques pesqueros extranjeros en infracción, ingresar a aguas jurisdiccionales uruguayas, habiéndose detectado la presencia de estos buques pescando sin las autorizaciones correspondientes.
Recientemente, el gobierno nacional adquirió dos embarcaciones OPV (sigla en inglés de offshore patrol vessels) para la Armada Nacional. Según informó Presidencia, las naves son cero millas y serán destinadas a la custodia de los recursos naturales de la plataforma marítima uruguaya. Su velocidad supera los 20 nudos y disponen de capacidad para unos 80 tripulantes.
“Estos buques tendrán la misión de recuperar el control del espacio marítimo”, dijo el ministro de Defensa, Javier García, quien sostuvo que ambos buques permitirán que el referido servicio cumpla con la misión de custodia de la soberanía en el mar y el cuidado de los recursos naturales, además de evitar y reprimir actividades ilegales, como la pesca y el crimen organizado.
“El control del espacio marítimo estaba limitado por el deterioro y la antigüedad de los buques existentes en el país”, reconoció.
Además de los eventuales ilícitos e infracciones de pesca está en juego un espacio de soberanía nacional y también la necesidad de protección de las aguas marinas y su biodiversidad, que actualmente está siendo afectada por la sobreexplotación de algunas especies que rompe el equilibrio del ecosistema y perjudica la pesca artesanal local, que es fuente de trabajo para numerosas familias de la zona costera. Evidentemente, nos queda mucho por avanzar todavía. → Leer más