Agua, sal y polémicas, machacando

Hace un tiempo, alguien, no se sabe quién, lanzó una noticia-aviso sobre el agua, la sal y el calefón. Aconsejaba desenchufar el calefón en el momento de ducharse, porque el agua contenía exceso de sal y podía producirse un accidente debido a que el agua salada conduce la electricidad.

Creo que quien da semejante advertencia es bastante ignorante con respecto al agua y la sal. El agua siempre es conductora de la electricidad, aunque no contenga sal, pero en el calefón sólo sucedería si hubiera algún desperfecto, algún “cable pelado”. Es para evitar ese problema que los cables están recubiertos por materiales no conductores. Además, fuera del caso puntual del área Metropolitana durante la crisis hídrica –que ya finalizó– el agua de río, que consumimos cientos de personas, no contiene sal, sí el agua del Río de la Plata, que así mismo, no contiene tanta como el océano; por algo Solís lo llamó “Mar Dulce”. Pero sucede que durante la crisis se mezcló con el agua del río, porque bajó mucho el nivel de la represa de donde se tomaba para potabilizar por la falta de lluvias.

El agua de pozo sí contiene sales, pero sin embargo es un agua muy saludable para tomar, lo pueden confirmar quienes viven en el campo y usan sus pozos, algunos todavía con roldanas, otros usan bombas para extraer el agua. Es un agua dura, que corta el jabón, tiene ese inconveniente. Pero quienes viven en el campo se las ingenian. Cuando era niña, veía cómo en mi casa se almacenaba el agua de lluvia en piletas y tanques, se lavaba con agua dulce y se enjuagaba con agua de pozo.

En todo el país existen surgentes de agua mineral. A propósito, nunca entendí por qué esta agua se llama así, las demás aguas, ¿no pertenecen a los minerales?

La gente del sur del país consume agua del Santa Lucía, un río que, desde hace más de tres décadas, se dice que está contaminado. Se hablaba y se habla aún, de los efluentes de las fábricas y casas de familia, de los agrotóxicos, y hasta de la bosta de vaca. Durante muchos años existieron millones de vacas y nunca se habló de contaminación, ni siquiera existía la palabra.

Se habla ahora también acerca del acuífero guaraní, pero nosotros estamos casi en el borde, quienes lo utilizan más son brasileños, y además usamos sólo las aguas superficiales, no las profundas. Y las raíces de los eucaliptos no son muy profundas. No olvidemos que al pie de los eucaliptos crecen hongos, que dan lugar al trabajo de muchas mujeres, y los hongos necesitan humedad para crecer. Es algo paradójico que en este país donde siempre abundó el agua, haya gente que se está quedando sin agua para tomar, se estaban secando las reservas, a causa de la sequía. Y ahora sí, llegó el momento de “tomar el toro por los cuernos” y buscar una solución.

Pienso que deberíamos imitar a los judíos, que son pioneros en ese asunto de la utilización del agua, que transportan en acueductos desde el océano, que desalinizan y reciclan las aguas servidas, (que usan para regar), de manera que pueden plantar árboles y cultivar la tierra desértica.

Alguien me ha dicho que soy repetitiva, que estos temas son siempre tratados en los medios de comunicación. Es verdad, sí, pero no se habían visto acciones para solucionar esos problemas, del dicho al hecho, hay gran trecho, dice el refrán. No hay conciencia ni compromiso con el medio ambiente. Hay que reconocer que ahora algo se ha hecho, últimamente. Sucede que escribí en tiempo de sequía.

Igualmente, creo que es necesario machacar siempre.

La tía Nilda