Las cosas de la Junta, aprobó temas fundamentales, pero la sesión terminó entre gritos y empujones

En la sesión ordinaria de anoche, la Junta Departamental –presidida por Gastón Berreta– aceptó la solicitud del intendente Nicolás Olivera de ser recibido en régimen de comisión general, ocasión en la que propuso la creación de otros dos municipios, los de Cerro Chato y de El Eucalipto (las denominaciones pueden ser modificadas) y la intención fue apoyada por todos los ediles.

La preinvestigadora sobre los hechos que denotan el mal relacionamiento entre el alcalde Ramiro Ayende y el Concejo Municipal de Porvenir, ante pedido presentado por el edil Javier Pizzorno, acordó habilitar una investigadora, decisión que fue aprobada en el pleno.
El pedido de anuencia para el Memorial de los 50 años de la Huelga General de 1973, presentado por el intendente Nicolás Olivera, fue aprobado de manera unánime y sobre tablas.
El apoyo a quienes trabajaban en Pili cuando la empresa cerró, incluso fomentando la posibilidad de una jubilación anticipada cuando correspondiera, se aprobó por unanimidad.

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¡Vaya! Podría pensarse que la de anoche fue una sesión plena en puntos en común, actuando mancomunadamente las bancadas, aprobando todos los principales puntos puestos a consideración, algunos incuso fuera de hora.

Pues no. Juntos al levantar las manos para aprobar, pero para nada en la misma sintonía. Bien revueltos, eso sí. En las alrededor de cuatro horas dominaron los rostros crispados, los gritos de aquí para allá y viceversa, el descrédito a quien no compartía el mismo sector del plenario. Como tantas otras veces, la mayoría del Partido Nacional hizo valer su situación de poder. “Pasan la aplanadora”, dijo gráficamente Emerson Arbelo, del Frente Amplio. Del otro lado, sin amilanarse por ser minoría, el Frente Amplio pegaba allá adonde podía, sin importar incluso que Hermes Pastorini es de ese partido y fue quien aceleró la decisión para el Memorial. David Helguera, también sin importarle ser la minoría menor, salió al cruce en varios temas y además hizo una fuerte denuncia que involucra un aparente peligro que vive una niña de cinco años a quien la Justicia retiró de su madre.

En la sesión se aprobaron los temas fundamentales, pero las razones por las que cada partido las votó no fueron las mismas. Probablemente los asuntos considerados eran –son– de tal impacto que ningún partido podía no aprobarlos. Eso sí, juntos en el voto, igual de enfrentados que siempre en las ideas, y en las formas.

Al final, la sesión terminó de una manera impensable, un enfrentamiento con empujones en la propia sala entre las edilas Natalia Martínez y Raquel Medina, ambas del Frente Amplio. Los empujones y los improperios siguieron frente al Palacio Municipal. Lástima y dolor, aun sin conocer la génesis del conflicto. Porque se trata de dos edilas que en el legislativo departamental comparten ideología. Una noche que quedará en el recuerdo por ser la que se dio el primer y decidido paso para municipalizar todo el departamento con excepción de las áreas urbanas cercanas a la ciudad de Paysandú y en la que quedó aprobado levantar un memorial a la lucha desigual pero plena en convicciones de los obreros sanduceros en 1973. Pero que, también, reflejará que la pelea no paga. Mucho menos cuando es entre correligionarios.