Mahatma Gandhi

Fue el artífice de la independencia de la India, en 1947, pero raramente es recordado por esa razón, porque en su caso, lo más notable no fue el fin, sino los medios usados. Fue un apóstol de la no violencia, perseveró casi treinta años en un activismo pacífico basado en la no violencia y en la fuerza de sus convicciones.
Sus metas fueron muy amplias, buscaba la abolición de las castas, la justicia social, la transformación de las estructuras económicas y la concordia entre religiones. En suma, su ideal era una profunda transformación ética y espiritual del ser humano.
Su pensamiento y su acción llegaron a alterar el establishment político e ideológico del mundo, en el siglo XX, y fue un referente de todo tipo de movilizaciones contra la injusticia. Es importante destacar que fue un modelo inspirador para Martin Luther King y Nelson Mandela, en su lucha contra la discriminación racial.
Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en la ciudad costera de Porbandar, en el seno de una familia de la apreciada casta Bania. Su padre era el primer ministro de Porbandar y pertenecía a esa casta de mercaderes de proverbial astucia y habilidad en el comercio.
A los 13 años, siguiendo la costumbre hindú, lo casaron con una niña de su edad llamada Kasturbai, con quien estaba prometido desde los 6 años sin saberlo.
Fue un adolescente silencioso, retraído y nada brillante en los estudios.

Cuando tenía 19 años y un hijo, se embarcó en Bombay rumbo a Londres, para estudiar abogacía.
Su madre era profundamente religiosa y austera, y junto a ella aprendió varias culturas y credos amalgamados, el hindú, el musulmán y el jaín. De este último aprendió la no violencia. Durante un tiempo, también se sintió atraído por el cristianismo. Encontró la idea de renunciación, como principio unificador de todas las religiones: budismo, cristianismo, islam.
En Londres tuvo que soportar el racismo imperante en la sociedad británica y entonces se acabó la admiración que profesaba por la cultura europea. Aunque vistiera trajes elegantes, su piel olivácea no pasaba inadvertida en aquella ciudad.
En esos años decisivos en Londres, leyó a León Tolstoi, en quien más tarde encontraría el guía para perfeccionar la teoría y la práctica de la no violencia.
En 1893 embarcó hacia Sudáfrica, donde viviría 21 años. Allí organizó la resistencia de sus compatriotas, que vivían en una colonia hindú. Los sami, así los llamaban, eran despreciados y discriminados racialmente. También él pudo comprobarlo durante un viaje en tren, en que fue expulsado de un compartimento de primera clase por un revisor.

Fundó en Sudáfrica el Partido Indio del Congreso de Natal, en 1894, desde el cual hizo llegar a la prensa y al gobierno las denuncias de violaciones a los derechos civiles de los hindúes por parte de los británicos. Creó colonias agrarias y hospitales, intentó abolir el sistema de castas.
En 1902, cuando el gobierno creó una ley que obligaba a los hindúes a registrarse, Gandhi instó a sus compatriotas a manifestarse de manera pacífica y sin violencia, en una protesta masiva.

A pesar de que la manifestación fue reprimida con violencia, finalmente se llegó a una solución.
Gandhi aplicaba Satyagraha a esta lucha no violenta. Fue a parar a la cárcel varias veces, pero el movimiento de resistencia continuó.
En 1915 regresó a la India, donde al poco tiempo fundó en Ahmedabad una comunidad casi monástica en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Sus miembros se dedicaban a la agricultura, para el sustento, y el tejido, para el abrigo. Allí dio comienzo la lucha en favor de los intocables, a quienes admitió como miembros de la comunidad.
En 1919 pasó a encabezar la oposición contra la ley Rowlatt, que establecía la censura y duras penas para cualquier sospechoso de terrorismo y sedición.
Se realizó una gran huelga, a consecuencia de la cual, el gobierno ordenó disparar sobre una multitud indefensa. Fue una terrible masacre, en Amritsar, pero la ley no entró en vigor.

En los años siguientes, Gandhi se convirtió en el líder nacionalista indiscutido, llegó a presidir el Congreso Nacional Indio, donde los campesinos tuvieron participación.
Se pusieron en marcha grandes campañas de desobediencia civil, desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a las autoridades. Fue encarcelado, y cuando salió de la cárcel, el partido se había dividido entre hindúes y musulmanes. Se retiró entonces a vivir como un anacoreta, en absoluta pobreza y buscando el silencio como fuerza regenerativa. Se convirtió en un dirigente espiritual de fama internacional, cuyos pensamientos permanecen en sus escritos.
Los sucesos que ocurrieron más tarde hicieron que saliera de su retiro para continuar la resistencia contra el gobierno. En 1930 organizó la marcha de la sal, donde miles y miles de personas exigían el ejercicio del derecho natural de los hindúes a la producción de sal.
La campaña terminó con el compromiso entre Gandhi y el virrey británico, por el cual se legalizaba la producción de sal y se liberaban los cerca de 100 mil presos detenidos durante las movilizaciones.
Después de haber pasado por varios períodos de encarcelamiento y de ayunos, y terminada la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico accedió a declarar la independencia de la India, en 1947.

Como dijo Einstein “quizás las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad de carne y hueso en este mundo”.
Pero el país estaba dividido: India y Pakistán. Gandhi buscaba la unidad, pero no pudo cumplir su sueño. Hubo violentos disturbios, y Gandhi recorrió kilómetros a pie, buscando conciliar las partes. El “faquir semidesnudo”, como lo definía Churchill, estaba cada vez más debilitado, pero continuaba ayunando y caminando descalzo de pueblo en pueblo.
El 30 de enero de 1948, cuando se dirigía a la plegaria comunitaria, fue alcanzado por las balas de un joven hindú. Murió como un verdadero Mahatma (Alma grande) con la palabra Dios en sus labios. Mahatma, alma grande, fue el apelativo que el poeta Rabindranath Tagore le había dado por su lucha no violenta, y por el cual todos lo conocerían desde ese momento.
La tía Nilda