Mientras los expertos reconocen que comenzó el enfriamiento en el Oceáno Pacífico y todo apunta a que el fenómeno de La Niña se instale en la próxima primavera, lo que preocupa al sector agropecuario en general teniendo en cuenta lo que puede suceder en la segunda mitad del año, resta definir la magnitud del evento.
Desde hace varios meses, los expertos advierten sobre la posibilidad de que La Niña regrese en la segunda mitad del año, lo que ha generado preocupación en el sector agropecuario que sigue tratando de recuperarse del desastre causado por este fenómeno en los últimos tres años, con récords de pérdidas productivas en gran parte de Sudamérica.
Algunos expertos sugerían esperar hasta este momento de 2024 para verificar si se produciría o no un enfriamiento en el Pacífico, un indicador clave para esa tendencia. Si bien ahora esta confirmación es casi segura, el pronóstico para la cosecha gruesa aún está en estado “reservado”, ya que no se puede determinar la magnitud del evento.
El agroclimatólogo argentino Eduardo Sierra, dijo a La Nación que “los indicadores señalan un evento frío debajo del promedio normal de temperatura del Pacífico ecuatorial. Pero aún hay incertidumbre y un amplio rango de pronósticos. Desde lo que va de un neutral frío, que sería un episodio muy suave, hasta los que van a Niña. De todas maneras, por ahora no parece probable que se trate de un episodio fuerte, sino más bien moderado, que no tendría tantas consecuencias como en 2022-23”, dijo.
Vale recordar que El Niño y La Niña son términos utilizados en meteorología para describir fenómenos climáticos relacionados con cambios en las temperaturas del océano Pacífico y sus efectos en el clima global. El Niño en esta región provoca lluvias por encima de lo normal y La Niña por debajo de ellas.
El fenómeno conocido como El Niño se manifiesta mediante un calentamiento inusual de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, generando alteraciones significativas en los patrones climáticos a nivel mundial. Estas variaciones pueden desencadenar lluvias intensas en otras, así como la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos como tormentas y huracanes.
Por otro lado, La Niña representa la fase opuesta, caracterizada por un enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial. Puede conllevar importantes consecuencias productivas por los efecto negativos que lleva la baja de precipitaciones.
“Cuando se agita el fantasma de La Niña, uno recuerda esas campañas con una sequía importante y caídas de producción significativas. Por ahora, no daría la impresión de que sea eso, pero el enfriamiento avanza”, dijo Sierra.
Actualmente, el Pacífico ecuatorial todavía está relativamente cálido, con vientos alisios débiles, pero se está observando la aparición de una mancha fría.
En la actualidad, las condiciones para sembrar cultivos de invierno son favorables. “Sin embargo, lo que realmente genera incertidumbre es lo que pueda suceder con la siembra de cultivos de verano para la temporada 2024-2025. Esto dependerá en gran medida de cómo evolucione el fenómeno de La Niña: si se mantiene en un estado neutral o frío moderado, o si se intensifica hasta convertirse en una Niña fuerte. En este momento, no hay un consenso claro ni una tendencia definida al respecto. Todavía falta por definirse”, afirmó.