El tren: fuerte y al medio
Hace tan poco tiempo como del 23 de enero a esta parte, en esta misma página editorial afirmábamos algo así como que el ferrocarril era más nostalgia que realidad, pese a que en ese momento se encontraba en pleno desarrollo el proyecto del Ferrocarril Central, una iniciativa ligada estrechamente a los compromisos que el país asumió para facilitar la llegada de la inversión que se concretó en la segunda planta de celulosa de UPM, sobre el río Negro.
Hablaba aquel artículo del deterioro que ese medio de transporte sufrió durante la segunda mitad del siglo pasado, hasta entrar al siglo XXI con algunos unos pocos servicios de pasajeros en el área metropolitana y con algunos de carga desde y hacia el interior del país, con la estatal Ancap como principal cliente, pero sobre todo con un deterioro crónico en su infraestructura por décadas de deficitario o nulo mantenimiento. De ahí a esta parte AFE no hizo más que desangrarse y sus funciones pasaron a ser competencia de una empresa de la que es propietaria y del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, directamente, y tuvo además un hito adverso muy importante, como la reconstrucción de las vías que se habían proyectado entre Salto Grande y Piedra Sola, para permitir restablecer el corredor internacional, pero que quedaron inconclusas por un error de cálculo del que no terminó de esclarecerse plenamente la responsabilidad.
Hoy el viento parece haber cambiado, a impulso de la activación del Ferrocarril Central y las posibilidades de negocios que actores privados empiezan a encontrar en el transporte de cargas y la logística. Recientemente publicábamos del interés que había recibido el Ministerio de Transporte de parte de actores privados, así como el proyecto que daba a conocer una empresa de distribución, que opera desde el Puerto de Montevideo, que tiene encaminada una inversión por varios millones de dólares en material rodante e infraestructura. Claro, ello depende de que el Estado concrete la inversión necesaria para completar esa obra inconclusa, ya que la intención es operar desde Rivera hasta Salto Grande, desde una planta de la empresa sobre la ruta 5, en el departamento de Durazno, tres puntos hoy inconexos por vía férrea. Pero el interés es real y no solamente lo reconoció el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero, sino también el director Corporativo del Grupo RAS, Fabrizio Díaz, en una entrevista con el portal especializado Infonegocios.
Falero indicó que la cartera trabaja “en una herramienta financiera” con la que se puedan construir los tramos faltantes en el tendido: Chamberlain-Tres Árboles y Queguay-Salto, y que las opciones pasan por “estudiar si es conveniente ampliar licitaciones ya efectuadas o convocar a una nueva” y que la próxima administración podrá “darle continuidad al proceso constructivo de obra civil en otras redes ferroviarias, más allá del Ferrocarril Central”. Porque claro, este período de gobierno ya está en la recta final.
Se abre de esta forma un nuevo panorama, auspicioso, sí, pero también cargado de desafíos, con un buen potencial, con interés del sector privado, pero a la vez con el estigma que corre detrás de los trenes uruguayos desde que a mediados del siglo XX pasaron a manos estatales –en una operación que motivó en sus años muchísimas críticas–.
Días pasados desde el Ministerio de Transporte se volvió a hacer referencia a los proyectos ferroviarios, en oportunidad de la visita de una delegación de expertos internacionales de la Unión Internacional de Ferrocarriles de Francia (UIC), al Centro de Control de Tráfico Ferroviario. El ingeniero Luis Ceiter, asesor del ministro Falero, indicó que con ellos se habló de los procesos de capacitación y los aprendizajes obtenidos tras grandes accidentes ocurridos en Argentina y España en las últimas décadas. Porque ese es otro tema, el de la seguridad, y en ese sentido, comentó que “se viene trabajando intensamente con las comunidades para promover buenas prácticas y cuidados ante este nuevo modo de transporte, buscando soluciones a largo plazo para reducir la presencia de personas y animales en las vías y minimizar los riesgos”, y también se están mejorando los pasos a desnivel y realizando obras complementarias.
Pero, más allá de ello, Ceiter comentó que se evalúa con Ancap y otras empresas, la posibilidad de explorar nuevas alternativas de carga y que “se espera avanzar en los próximos meses con estudios y acuerdos que permitan el uso del sistema ferroviario para el transporte de contenedores”. También comentó que “luego de terminada la obra ferroviaria se pretende asegurar la conectividad a través de la represa de Salto Grande para acceder a la red de Argentina, y por tanto a las cargas Paraguayas. Además, se espera realizar las adecuaciones necesarias para que el futuro puerto seco de Rivera sea viable y operativo, proporcionando así una conexión con el sur de Brasil”.
También se conversó sobre las posibilidades en el transporte de pasajeros, y en concreto sobre los estudios de viabilidad que se llevan adelante con apoyo francés, para implementar el uso de trenes a hidrógeno en los primeros 60 kilómetros desde Montevideo, un estudio que tendrá sus primeros resultados en la segunda mitad de este año.
En sí, lo que tenemos hoy respecto al ferrocarril, a diferencia de lo que había a comienzos de este año, son declaraciones de interés, buenas intenciones y algunos proyectos innovadores, pero también es cierto que seguimos teniendo los mismos problemas, con la salvedad de que ahora hay trenes corriendo y eso nos hace ver a todos con otro optimismo el panorama. → Leer más