El calorcito se fue y nos refugiamos en el gimnasio para entrenar. Algo lógico que nos protege del resfrío o la gripe. Sin embargo, siempre nos olvidamos de los muchos beneficios que tiene el ejercitar al aire libre. Más allá del impulso anímico hay otras ventajas que deben recordarse y aprovecharse, así haga calor o frío.
Más inteligencia
¿Cómo? ¿Qué tiene que ver? Pues tiene. Sumergirte en el verdor puede tener un efecto rápido en tu agudeza mental. Varios estudios han demostrado mejoras en la concentración, la claridad e incluso la creatividad después de menos de una hora al aire libre. De hecho, cuando los investigadores de la Universidad de Chicago pidieron a un grupo de personas que respondieran una serie de preguntas antes y después de un paseo de 50 minutos al aire libre, obtuvieron un 20% más de puntuación en promedio después.
Sistema inmunológico
Hay más que solo la vitamina D (aunque también está eso). Los científicos han descubierto que absorber los rayos del sol puede energizar las células T, que juegan un papel central en el sistema inmunológico. La exposición de la piel a los bajos niveles de luz azul que se encuentran en la luz solar hace que las células T se muevan más rápido, ayudándolas a proteger el cuerpo de infecciones, según investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
Presión arterial
Unos minutos admirando el paisaje fuera de tu puerta, desde una vuelta por el parque con tu perro hasta estirarte en tu jardín trasero, pueden ayudar a estabilizar o incluso reducir la presión arterial. Muchos estudios han demostrado que solo mirar la naturaleza puede activar nuestro sistema nervioso parasimpático, reduciendo los niveles de estrés y la frecuencia cardíaca. Agregar un entrenamiento a la mezcla podría ayudar a potenciar los beneficios.
Diálogo interno
Hay evidencia que sugiere que las personas que pasan más tiempo al aire libre tienen una mejor imagen corporal que aquellas que prefieren pasatiempos en interiores. Un estudio de 400 personas, dirigido por investigadores de la Universidad Anglia Ruskin, encontró que cuanto más tiempo pasaban las personas en áreas rurales o en la playa, más probable era que tuvieran una percepción positiva de su apariencia. Claro, uno no va a preocuparse mucho por su abdomen cuando está bajando o subiendo una cuesta corriendo o en bicicleta.
La ansiedad
Hay muchas pruebas de que los espacios verdes pueden ser beneficiosos para tu bienestar emocional. Pero la investigación sugiere que aprovechar los ‘espacios azules’ locales, como correr junto a un río, lago o a lo largo del paseo marítimo, es igual de bueno, si no mejor, para tu salud mental. Los estudios muestran que pasar tiempo regularmente junto al agua puede contrarrestar los síntomas de estrés, ansiedad y depresión. Y ni siquiera necesitas meterte al agua…
Entrenar más duro
Entrenar al aire libre puede hacer que los mismos entrenamientos se sientan menos extenuantes y más agradables, según un estudio en el Journal of Sport and Exercise Psychology. Al comparar a los que corren en cinta con aquellos que corren al aire libre, los investigadores encontraron que el segundo grupo consideraba el entrenamiento más fácil (a pesar de alcanzar la misma distancia) y se sentían mucho más propensos a continuar ejercitándose en el futuro.