La razón y la emoción, en el taller de Filosofía e Historia

“Adiós a la razón, ¿bienvenida la emoción?”, el taller de Filosofía e Historia a cargo de los profesores Eduardo Flores y Diego Bracco en el Espacio Gobbi durante la 37ª Fiesta de la Prensa, fue tomado de una serie de litografías del pintor español Francisco de Goya y Lucientes denominada “El sueño de la razón produce monstruos”. La obra fue el disparador para discurrir, desde los orígenes del pensamiento y sus principales exponentes hasta nuestros días, el abandono de la razón y el manejo de las emociones.
La elección de Goya “tiene mucho que ver con determinadas corrientes epistemológicas y de la ciencia política que hoy toman fuerza y que tiene que ver con la limitación de la razón, adjudicándole la responsabilidad de todos los males”.

Los docentes analizaron los hechos en las distintas edades históricas –Media, Renacimiento y un destaque a la Revolución Francesa– desde los inicios con la trilogía de filósofos más conocida.
Durante la Ilustración, “nos autodefinimos como seres racionales. En ese momento histórico la definición de razón cobra importancia”. El centro del énfasis de la racionalidad se expresa en el Renacimiento y, tal como lo dice la palabra, renace el espíritu griego. “Lo interesante es que hay que considerar al conocimiento –el producto de la razón– como poder. Viéndolo en perspectiva, Sócrates utilizaba términos como la mayéutica que obligaban a sus interlocutores a razonar. Pero es recién Aristóteles a quien se escucha que si la razón es fuente de conocimiento, debe haber una forma concreta de utilizar la razón”, señaló Flores.
“Escribió un libro cuyo título puede traducirse como ‘Método’ en el cual analiza la razón y el razonamiento. Hay dos tipos de razonamientos, el inductivo y el deductivo”. Este último, “tiene en su estructura garantías de verdad y el inductivo, no. O sea, la conclusión de una deducción, es que si las premisas son verdaderas, la conclusión también lo será. El inductivo puede tener premisas verdaderas, razonar correctamente y concluir de manera falsa”.
Expuso que, “por eso los griegos a la inducción no le dan bolilla. No se dedican a la ciencia, sino a la matemática y la teología que son sistemas que usan como método a la deducción”.
En ese contexto, Heráclito y Parménides colocan a la razón como la única herramienta para llegar a la verdad. “Son los primeros antifantasía, que finaliza con la trilogía de filósofos del siglo III, Sócrates, Platón y Aristóteles”.

En busca de la verdad

“La filosofía se define como la búsqueda de la verdad. Y, como primera respuesta tonta, nadie se pone a buscar algo si no cree primero que existe. Por lo tanto, la filosofía parte de la verdad. Los sofistas dicen que no. O no lo dicen directamente, sino que aclaman que el hombre es la medida de todas las cosas. Por lo tanto, existen tantas verdades como personas”.
En el contexto histórico, los docentes exponen que “el relativismo produce una decadencia y los tres filósofos pretender dar un nuevo signo a la sociedad. Excluir los mitos y refundar el espíritu griego de la razón. Por eso es fundamental analizar el relativismo. Porque nuestra forma de ser es muy volátil”.
En el Renacimiento, con la crisis de la fe, la humanidad atravesó una etapa que no resultó pacífica. “Son años complejos y la lucha es por quién tiene la llave del conocimiento”, con períodos clave como la Revolución Francesa.
La complejidad permea hasta nuestros días con factores que hacen responsables a la ciencia “porque prometió mucho más de lo que consiguió. Segundo, porque la tecnología prometió librarnos del trabajo y ahora el que tiene trabajo, trabaja el doble que hace 50 años”.
Como la litografía de Goya, “hay una razón para el sufrimiento de parte nuestra. Nos domina la emoción de manera tal que se proponen soluciones simples y fáciles para un problema social. O cuando no pensamos, para medir las consecuencias de nuestros actos”.