Santiago de Chile (Por Horacio R. Brum).- Carta de un lector del diario El Mercurio, el principal de Chile: “En relación con la supuesta embarrada de Milei con su ‘Criptogate’, me recuerda al ‘Chavo del 8’ cuando decía ‘Fue sin querer queriendo’. Allá debería haber un ‘Don Ramón’ con su recordado coscacho: ¡Toma!”
En esta época de mirar series por celulares, conviene aclarar que “El Chavo del 8” fue un programa humorístico de la TV mexicana que llegó a ser popular en toda Latinoamérica, en la década de 1970. Un grupo de actores adultos representaba a varios niños habitantes de una vecindad –un conventillo–, y el personaje principal era el Chavo, quien supuestamente vivía en la pieza número 8. Muy ingenuo y travieso, el Chavo del 8 era también bastante torpe y cada vez que rompía algo se disculpaba con la frase citada por el lector del periódico chileno. Don Ramón era uno de los adultos que convivían con él y siempre trataba de corregirlo por el hoy rechazado medio de educación infantil de darle un coscorrón.
Entre el humor y el asombro, el involucramiento del presidente argentino con lo que, hasta ahora, parece ser una estafa con unas divisas que sólo existen en el mundo virtual fue cubierto en Chile con grandes titulares y dio lugar a numerosos comentarios. Durante dos días El Mercurio puso la noticia en el espacio central de su primera plana y también en la sección Nacionales, porque existen algunos vínculos entre los representantes de la extrema derecha de este país y el entorno de Javier Milei. Axel Kaiser, un abogado que escribe libros contra todos los valores e ideas progresistas, integró el directorio de la Fundación Faro argentina, que intenta recaudar fondos para la consolidación del “mileísmo” como partido político; su hermano Johannes se propone competir por la Presidencia de la República en noviembre, y José Antonio Kast, quien perdió las elecciones de 2021 frente al actual presidente Gabriel Boric, tuvo como asesor de campaña al chileno-argentino José Luis Daza, hoy viceministro de Economía de Milei. Este último hizo en enero una insólita intervención en los asuntos chilenos, al descalificar por las redes sociales y con el estilo verbal del presidente argentino, a los principales economistas del país trasandino.
Aunque Axel Kaiser intentó defender a Milei, pronto aclaró que ya no era directivo de la Fundación Faro, en tanto que su hermano manifestó que el caso debe ser investigado y que no tiene vínculos directos con el jefe del Ejecutivo de Argentina. En la derecha más centrista hubo críticas categóricas. “Un presidente tiene el deber, la responsabilidad de generar confianza y no especulaciones”, dijo Iván Moreira, uno de los senadores más veteranos de la Unión Demócrata Independiente, en tanto que la diputada Ximena Osandón, jefa de la bancada de Renovación Nacional (el partido del fallecido expresidente Sebastián Piñera), afirmó que “no es prudente ni corresponde que un presidente recomiende este tipo de transacciones”.
Desde incauto hasta inepto en su manejo del tema de las monedas virtuales fueron los conceptos aplicados al inquilino de la Casa Rosada por las personalidades y especialistas de Chile. El exministro de Relaciones Exteriores Heraldo Muñoz sostuvo que el tropiezo se debió probablemente a la “falsa presunción de infalibilidad” del mandatario. Para José De Gregorio, quien fue presidente del Banco Central y ocupó varios ministerios durante el gobierno de Ricardo Lagos, el involucramiento en la presunta estafa se debe a no entender que las monedas virtuales no son instrumentos de crédito o financiamiento en el mundo real; “Cuando las altas autoridades de un gobierno cometen errores, se afecta la credibilidad, principalmente sobre la capacidad técnica del gobierno”, concluyó De Gregorio. El propio Banco Central de Chile consideró necesario advertir oficialmente que quienes pretendan realizar operaciones con las divisas virtuales deben “estar conscientes de su alta volatilidad y opacidad”.
En un país donde las formas y la dignidad de los cargos de gobierno son muy importantes, esta no es la primera ocasión en que las acciones de Javier Milei son vistas con desagrado, si bien desde la derecha económica se reconocen algunos de sus logros, como el combate a la inflación. Por otra parte, se ha criticado la renuencia del presidente a asumir su responsabilidad en el escándalo. Después de la difusión no editada de una entrevista con el canal argentino TN, donde se notaba cierta connivencia entre el mandatario y el periodista para evitar las preguntas incómodas, los titulares chilenos fueron otra vez implacables. “Milei evade su culpa por el escándalo de la criptomoneda, pero un polémico video filtrado lo complica más”, publicó el diario electrónico La Tercera; “Milei no quiso hacerse responsable de las pérdidas…” expresó Emol, el portal de noticias perteneciente al grupo de El Mercurio. Hasta la prensa del interior del país no perdió la oportunidad de burlarse de Milei: el diario El Sur de Concepción publicó una caricatura que lo muestra crucificado sobre el símbolo del bitcoin, una de las monedas virtuales. En cuanto a los lectores, durante varios días siguieron saliendo cartas burlonas, como esta que llegó a El Mercurio: “Más que un juicio político… lo que más debe lamentar el ego de Milei sea que su sueño de recibir el Nobel de Economía, en Estocolmo, vestido de etiqueta, al menos por este año, deba dejar guardado el frac”.
El ambiente de hostigamiento a los opositores, la frialdad de la relación entre Milei y su vicepresidenta, así como las desviaciones del protocolo y la solemnidad que debían corresponder a la apertura del nuevo período de sesiones, el sábado 1º de marzo, también atrajeron la atención del periodismo chileno. En contraste, la asunción del mando de Yamandú Orsi fue descrita como una transición sin sobresaltos, en uno de los países “más estables y prósperos de la región pero no exento de problemas”.

