Por qué no vienen

“Ausentismo en educación secundaria básica” es el título de un informe elaborado por Santiago Cardozo para Unicef Uruguay y la Asociación Profundización para las Ciencias Sociales (Apfcs), que opera en el ámbito de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar).

El informe, extenso y rico en datos estadísticos, lo que refleja la minuciosidad del trabajo realizado, comienza con un análisis detallado sobre la dimensión de este problema en nuestro país. La investigación reveló que, en promedio, los estudiantes de educación media básica de los liceos públicos faltaron casi 38 días en 2023. Además, uno de cada cuatro estudiantes perdió 47 clases o más durante el año. En el caso específico de Paysandú, el promedio fue de 34 clases perdidas. En esa región, el 67% de los estudiantes faltó a un 10% de las clases, y el 33% a un 20%, cifras que están ligeramente por debajo del promedio nacional.

“El ausentismo escolar en la enseñanza secundaria básica es elevado”, afirma el autor, respaldado por los datos presentados. Aunque reconoce que no se trata de un problema nuevo, sí observa un agravamiento: “se percibe una tendencia al aumento de las inasistencias en los años pospandemia”, es decir, durante el gobierno anterior. Sin embargo, añade que en los años prepandemia el ausentismo ya era alto. Además, señala que la comparación internacional coloca a Uruguay en una posición desventajosa en este indicador, tanto en el contexto internacional como regional. Según el autorreporte de los estudiantes de 15 años evaluados por el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) en 2022, Uruguay se encuentra entre los tres países latinoamericanos con mayor nivel de ausentismo —de los 14 participantes en el estudio— y entre los 20 primeros a nivel mundial, de 80 países evaluados. Un 32% de los estudiantes uruguayos declaró haber faltado a clases en las dos semanas previas a la evaluación, un porcentaje dos veces superior al reportado por Chile (15%).

El estudio aborda diversas dimensiones del problema, buscando respuestas sobre su origen. Examina factores asociados y la desigualdad de oportunidades. Explica que no existe un consenso sobre las causas del ausentismo problemático ni sobre los factores que se vinculan a una asistencia insuficiente o irregular. “Como en otros campos vinculados a la educación, se acepta generalmente que el ausentismo es un fenómeno complejo y multicausal”, señala el informe. Sin embargo, se establece una estructura “ecológica” o en niveles, que permite identificar distintos tipos de factores causales. Entre ellos, se mencionan: características individuales como el sexo y la edad, diversos aspectos motivacionales, causas vinculadas a la salud y el bienestar del niño o adolescente; percepciones de inseguridad ante situaciones de violencia en los centros educativos o de acoso entre pares; características familiares relacionadas con la composición y el nivel socioeconómico y cultural del hogar, los vínculos laborales de los adultos en la familia, la asunción de responsabilidades familiares y la inestabilidad familiar, entre otros factores. También se consideran aspectos de la comunidad, las creencias relacionadas con la relevancia de la educación y ciertos mitos sobre el ausentismo, como la idea de que faltar dos o tres veces por semana no es un problema sustancial, o que solo las faltas no justificadas son relevantes, o que la inasistencia en los primeros grados no tiene consecuencias. Además, se mencionan características de los centros educativos, el sistema educativo en su conjunto y las normativas asociadas, tales como la calidad de la enseñanza y los docentes, el tamaño de las instituciones y los grupos, la convivencia y seguridad dentro y fuera de los centros, las reglamentaciones sobre asistencia y promoción de grado, y las políticas nacionales sobre el tema.

El autor concluye que el ausentismo afecta “desproporcionadamente a los estudiantes de educación media básica de origen más humilde y a aquellos que han experimentado trayectorias de rezago escolar”. Además, determinó que es mayor en los liceos ubicados en entornos socialmente más vulnerables y en el sector público, en comparación con el sector privado. Sin embargo, resalta que, más allá de estas diferencias, el ausentismo es un fenómeno relativamente generalizado, con cifras significativas incluso entre los estudiantes que no son vulnerables ni social ni académicamente.
Aunque el ausentismo es mucho mayor en el sector público (el doble que en el privado), también es elevado en la enseñanza privada. Otras observaciones indican que los estudiantes de los turnos vespertinos faltan más: 39 días frente a los 32 días de los estudiantes del turno matutino. Además, no se encuentran diferencias significativas en el ausentismo entre hombres y mujeres.

“La asistencia insuficiente o irregular a clases implica, ante todo, una menor exposición a los centros educativos, con impactos directos sobre las oportunidades para aprovechar al máximo los beneficios que se esperan de la escolarización”. En este sentido, los resultados preliminares del informe sugieren una estrecha relación entre el ausentismo y los resultados escolares. Sin embargo, la cuestión es más compleja: es difícil determinar si los estudiantes tienen bajo rendimiento porque no asisten a clases, o si la falta de asistencia se debe a una “desmotivación” causada por sus malos resultados académicos. De todos modos, los incrementos que muestran las estadísticas de los años pospandemia sugieren que la Transformación Educativa no ha sido, al menos, una solución inmediata para este problema. Este no es el único desafío que pretendía abordar la reforma, pero sí uno de los más urgentes. Es evidente que no bastará con simplemente definir un número mínimo de días obligatorios de clases, ya que esta medida por sí sola no resuelve el fondo del problema, que es mucho más complejo, como lo demuestra el informe. Para afrontarlo, se requerirán esfuerzos sostenidos a largo plazo, y es fundamental asegurarse de que las políticas implementadas estén avanzando en la dirección correcta, algo que no parece ser el caso por el momento.