El mágico mundo de los duendes

La historia como artesana de Ana Sieghart, que vive en Colón comenzó hace 39 años cuando comenzó a realizar moldes para souvenirs o adornos de torta. Hace muchos años (17 para ser más exactos) la invitaron a Córdoba (Argentina) para participar de un seminario sobre “duendes”, y a partir de ahí comenzó a hacer muchos cursos presenciales y virtuales sobre el tema. Estos personajes la atraparon y con el tiempo dice, “salieron mis duendes”, que la gente reconoce e identifica; ya es la cuarta vez que estoy presente en la Semana de la Cerveza”.

Se diferencia del resto porque comienza haciendo la masa ella misma, muchos le preguntan si es goma, pero responde que no, aunque parezca, pero al ser preparada por ella, es diferente a la masa comercial, “tiene otra textura”, asegura. Luego hace las estructuras de alambre para los que son articulados (aunque hace fijos también), “pero los fijos no los traigo porque son como pequeñas esculturas y como la situación económica no está bien ni en Argentina ni acá, prefiero traer los más económicos que son igual de lindos”.

Consultada sobre cuál es el misterio que rodea el mundo de los duendes, respondió que “esencialmente son protectores del hogar y de la familia; luego, la persona que lo lleva puede pedirle lo que quiera, con fe. Yo siempre les digo que lo que los duendes les conceden es debido a la fe que le ponen, esa fe y esa energía los humaniza (aunque está claro que son muñecos), los deseos se cumplen por la fuerza que las personas depositan en ellos. A mí me traen suerte porque vivo gracias a ellos y la gente que viene a comprarme se reitera, viene todos los años, la gente los ama porque según me cuentan, los ayuda”.

¿Es el cliente que elige o es el duende quien elige a la persona?, “los que vienen creen estar eligiendo, pero en realidad es al revés, miran todos, y creo que existe alguna extraña atracción mutua que los lleva a decidirse por uno u otro. Yo les agrego algunos adornos, a veces la gente me dice, ‘ay pero no hay ninguna con una moneda’ (por ejemplo) y yo les digo que no importa, porque cualquier duende puede ayudar para lo que cada uno precise, porque es la fe la que va a hacer el gran milagro; y también les digo que estos duendes están bien educados, no van a esconder nada, no van a hacer ninguna travesura. Ana tiene previsto que “el día que mis manos no puedan modelar más, con una recopilación de las historias de las que me cuenta la gente, sus vivencias, hago un best seller”.