
Que las series y películas coreanas coparon el mercado audiovisual no es una novedad para nadie y hasta los que no veían ni por casualidad una producción oriental también se fanatizaron con, por ejemplo, El juego del calamar.
Lo cierto es que el cine y la televisión surcoreana sufrieron un cambio enorme hace más o menos treinta años cuando el gobierno decretó una ley que apoyaba al cine –de la tele no había que ocuparse porque eso siempre se ve– con un decreto que marcaba que cada familia del país debía ir al cine al menos una vez a la semana.
Boom comercial, el cine revivió, la industria se puso en marcha y… coparon el mundo. Claro, no nos imaginamos haciendo algo así a ningún país occidental, pero allá, como se sabe, funcionan de otra manera.
Y de otra manera también son sus películas. Un ejemplo bien reciente es Revelación que, sin vamos al caso, es otra más de asesinos en serie, un tema que les fascina a los cineastas coreanos. Una policía con un pasado traumático en el que no pudo salvar a otra mujer de las manos de un asesino, ve con terror que ese mismo hombre, luego de cumplir una condena, queda libre. Ella no tiene dudas de que va a volver a las andadas y lo persigue, al menos en sus ratos libres.
Hasta aquí todo parece conocido y hasta demasiado conocido. Después del suceso de El silencio de los inocentes, ese tipo de historias aparecieron en las filmografías de todos los países que hacían cine, e incluso siguen apareciendo hoy.
Pero despacito por las piedras, porque si estamos hablando específicamente de esta Revelación de origen coreano, por algo es. La diferencia que la hace recomendable es la manera en que su trama se complica. Porque el asesino ahora libre, por supuesto que vuelve a las andadas, o al menos lo intenta, al seguir a su futura víctima hasta una iglesia.
Entonces, en esa iglesia entra en juego otro personaje, el pastor, que será decisivo en el desarrollo de la trama. Todo esto, por supuesto, con el estilo sin concesiones que tanto rédito les ha dado a los coreanos en el cine. No hay un romance que suavice la historia, la heroína es una mujer arrasada por la vida que es lo más andrógino que se pueda imaginar, el villano podrá ser muy perverso, pero eso no deja atrás a los demás personajes y varios elementos más que hacen de la película un muestrario de las virtudes del cine coreano actual.
El director Yeon Sang-ho había comenzado su carrera con filmes y series directamente terroríficas como Estación zombie o Psychokinesis, hasta que se le ocurrió comenzar a cruzar el horror con el policial. Ese aviso va para los que puedan creer que en Revelación solo hay un policial puro. No es así por algunos detalles que saltan de la mente de algunos personajes a la realidad.
Todo eso, por supuesto, sin restarle ninguna efectividad a lo que la película cuenta, o quizás reforzando todo lo que vemos. Tal vez a los puristas del policial algunas apariciones fantasmales no les caigan bien, pero les aseguro que no son lo central aquí. Además a estas alturas en que todo se ha mezclado y remezclado lo poco de sobrenatural que se ve aquí es un juego de niños si lo comparamos con decenas de ejemplos parecidos.
Y como ya es habitual en el cine coreano, las actuaciones son de un nivel muy superior a la media con un trío protagónico que se las trae con Ryu Jun-yeol como el pastor, Shin Hyun-bin como la policía y Shin Min-jae como el asesino. Sí, nombres difíciles de recordar, pero ya van a ver lo excelentes intérpretes que son.
Fabio Penas Díaz
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