Semana de Sensibilización sobre el Consumo de Sal

Hasta hoy se lleva a cabo la Semana de Sensibilización sobre el Consumo de Sal, una iniciativa que busca generar conciencia sobre los efectos negativos del exceso de sodio en la salud y su estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares (ECV). Esta campaña representa una oportunidad para promover estrategias sostenibles que reduzcan el consumo de sal en la población, con foco en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles y en la promoción de entornos alimentarios más saludables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 5 gramos de sal al día (menos de 2 gramos de sodio), lo que equivale aproximadamente a una cucharadita de té. Superar esta cantidad de forma sostenida puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares e incluso enfermedad renal. En Uruguay, el consumo promedio de sal es de 8,3 gramos diarios, superando ampliamente las recomendaciones internacionales. El 37% de la población uruguaya presenta presión arterial elevada. De ellos, alrededor de un tercio no sabe que la padece. En niños y niñas, el 90,2% recibe más sodio del recomendado como ingesta adecuada.

Consultada por EL TELEGRAFO, la directora departamental de Salud, Ángela Almeida, explicó que descender el consumo de sal siempre es beneficioso, “así como que sea desde edades más chicas, acostumbrar a los niños a consumir poca sal y lograr mantenerlo en toda la vida”. “A veces es mucho más difícil en el adulto que ha crecido consumiendo ciertos niveles de sal, cuando llega a rangos de hipertensión, lograr convencerlos del beneficio que tiene disminuir o abandonar su consumo es bastante complicado”, dijo.

En tanto, Almeida comentó que existe un alto porcentaje de personas hipertensas “que muchas tienen una característica hereditaria, donde se puede ver la hipertensión esencial que hay en la familia, pero que obviamente el consumo de sal al que estamos sometidos desde muy chicos favorece el desarrollo de hipertensión a edades tempranas”.

Respecto a las consecuencias y el riesgo de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV), la directora departamental precisó que éste “es como a la cara que uno más le teme al asociarlo con la hipertensión, pero hay muchísimas otras complicaciones como son el engrosamiento de las paredes del corazón, de las arterias, y a nivel renal, entre otras”. Por ello, dijo, desde la Departamental de Salud “siempre tratamos de participar de todos los eventos y en cada actividad destacar esto y tratar de concientizar a las personas”.

REDUCIR EL SODIO

Aunque muchas personas asocian el exceso de sal con el uso del salero, la mayor parte del sodio que consumimos no proviene de la sal añadida en casa. Según la OMS, alrededor del 75% del sodio proviene de alimentos procesados y ultra procesados como fiambres y embutidos, snacks salados, panificados industriales, sopas y caldos envasados y comidas listas para calentar. Este sodio “oculto” muchas veces pasa desapercibido, dificultando que las personas puedan estimar cuánto están consumiendo realmente.
Reducir el consumo de sal es una de las intervenciones más efectivas para prevenir la hipertensión y reducir la carga de enfermedades cardiovasculares. Pequeños cambios sostenidos a nivel individual y poblacional pueden tener un gran impacto en los indicadores de salud pública. En este sentido, la OMS ha desarrollado la guía técnica SHAKE, recomendando la implementación de una serie de intervenciones de reducción de sal/sodio, con el objetivo de una reducción relativa del 30% en la ingesta media de sodio de la población entre 2010 y 2025.

Además, desde un enfoque de políticas públicas, distintas organizaciones han señalado la importancia de establecer metas obligatorias de reducción de sodio para la industria, superando los acuerdos voluntarios, que han demostrado ser insuficientes.

La OMS recomienda un máximo de 5 gramos de sal al día. Para ello, se recomienda mirar las etiquetas y evitar las que tiene sello de “exceso de sodio”; pasar al “modo menos sodio”, lo que puede lograrse reduciendo la ingesta de frankfurters, embutidos, pizzas y snacks ultraprocesados; basar la alimentación en alimentos naturales, frescos o mínimamente procesados y en su lugar usar más hierbas, especias y condimentos para sumar más sabor; disminuir la sal al cocinar, usando en su lugar pequeñas cantidades que son suficientes para realzar el sabor; y en caso de comer fuera de la casa, elegir opciones con menos o sin sal, en su lugar pedir limón, chimichurri, pimienta o perejil como condimentos alternativos.